10. Llévame.

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- Entonces eres cantante... - Murmura Silvia. - Fuiste finalista en Operación Triunfo, has sacado un disco y estás de gira.

- Eso es.

Afirmo con la cabeza mientras ella resume a grandes rasgos toda la historia que le acabo de contar. Le he dejado mi móvil con el Instagram abierto porque considero que es una manera rápida y visual de que compruebe quién soy. Puede ver fotografías de conciertos, de la academia, de mi día a día e incluso pequeños fragmentos de canciones. De hecho, eso es lo que lleva haciendo desde hace un buen rato mientras me escucha hablar a mí.

Ella se ha sentado en la camilla en la que hoy no me va a dar ningún masaje debido a todo el tiempo que hemos perdido, y yo sigo de pie apoyada en la mesa, como unos minutos atrás antes de que nos interrumpieran, pero menos acalorada.

- ¿Y cómo es que yo no sabía nada? ­– Pregunta, dejando el teléfono en la camilla y mirándome atónita.

- ¿Cómo ibas a saberlo si no ves la televisión y no entras en las redes sociales? – Permanece pensativa y acto seguido me da la razón con la cabeza. – Además, tampoco es que sea famosísima. Apenas estoy empezando.

- Hombre, la gente te pide fotos y he visto los seguidores de tu Instagram. Anónima no eres. – Aparecer en un programa de televisión como Operación Triunfo había servido para hacerme visible a mucha gente, eso es cierto, pero para mí son solo mis primeros pasos. Aún me recuerdo perfectamente tocando en el Metro para ganar unas cuantas monedas, y no es tan lejano. - ¿Y por qué no me lo dijiste?

- Me parecía gracioso que no lo supieras. Además, en principio pensé que sería interesante hablar sin ese condicionante. Por ejemplo, cuando el otro día comentábamos lo de los influencers y las redes sociales. - Reconozco, con una pequeña sonrisa. – Pero sinceramente ahora que te conozco un poco creo que hubieras sido igual de sincera en tus opiniones si lo hubieras sabido.

- Un poco sí que me has podido conocer...

Si algo he podido comprobar en las veces que nos hemos encontrado es que la chica no se corta y no tiene filtro. Estoy segura de que, si escuchase una canción mía y no le gusta, me lo diría. Es la típica persona de ideas fijas que no se avergüenza de su opinión. Es de armas tomar y me lo ha demostrado con cada uno de sus actos, por ejemplo, lanzándose a besarme el otro día e intentándolo hoy de nuevo.

- Igualmente, disculpa. – Pronuncio con sinceridad. – Me lo preguntaste varias veces y yo me escabullí de contártelo.

Por fin, desaparece el matiz pensativo que acaparaba su rostro desde que la pelirroja me había pedido una foto. Se muestra tranquila y eso provoca en mí el mismo efecto. Tampoco es que tuviera motivos para enfadarse por aquello. Al fin y al cabo, tan solo nos conocemos hace unas semanas y no tengo obligación de contar nada, pero que sonría de nuevo me proporciona una inesperada paz.

Se baja de la camilla de un brinco y me devuelve mi móvil. Después, ante mi mirada curiosa, se desplaza hasta la mesa y coge el suyo. Unos segundos más tarde me muestra la pantalla con mi perfil de Instagram abierto y comienza a seguirme. Automáticamente, desbloqueo mi teléfono e imito la jugada de la castaña. Abro la red social, me dirijo a su cuenta y le muestro como la sigo de vuelta.

- Ya me sigue una famosa. – Comenta orgullosa como una niña, haciendo que me ría. – Hay una cosa que me va a costar más perdonar.

- ¿El qué? – Por cómo lo dice, estoy plenamente segura de que no será malo.

- Que el primer concierto al que me hayas llevado sea de tu amiga y no tuyo. – Responde abriendo los brazos en señal de obviedad. - ¿Cuándo tocas en Madrid? - Bufo como respuesta. Aún estamos a mitad de gira y el concierto de Madrid está planeado para ser el último. Será un fin de gira a lo grande, con varios invitados y sorpresas, pero aún quedan unos cuantos meses para eso. – Bueno, pues llévame a otro. – Propone con descaro. – Uno cerquita. ¿Dónde tocas este finde?

Dos versos enredados. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora