Capítulo 1 - Reencuentro

142 6 0
                                    

-El tiempo apremia Amy. –dije acelerada, aunque orgullosa de que mi hermana pequeña se uniera a mí en la labor de cuidar de los más desfavorecidos del pueblo.

-Espero que no tengamos mucha faena hoy, hay llegar a tiempo para la cena, de lo contrario padre se decepcionará si llegamos tarde al encuentro con nuestro querido hermano. –Amy se veía realmente emocionada, a pesar de la dura y angustiosa espera que tuvimos que soportar estos dos años para volver a reencontrarnos con nuestro hermano, por fin íbamos a estar con él de nuevo.

Mi hermana Amy es igual a mí con lo que respecta a la responsabilidad y los quehaceres de la casa. Mi hermana y yo nos llevábamos tan solo dos años, por lo que yo al tener dieciséis años, ella rondaba los catorce. Compartíamos una afición común no muy bien vista por mi madre, la cual era buscar aventuras.

Mi hermana luce y ha lucido siempre vestidos no muy holgados pegados a la cintura, que le hacían resaltar su juvenil y alocada figura. Yo, por el contrario, me gusta lucir vestidos entallados, pero a la vez un poco holgados. Realmente hay pocas diferencias entre nosotras, aunque podría resaltar su pelo pelirrojo largo que siempre decora con florecillas que se encuentra por el jardín, en contraposición con mi pelo negro color azabache que tanto me define.

Hoy nos dirigíamos a ayudar al señor Gideon, como ya va siendo tradición, ya que íbamos prácticamente todos los días, a su pequeña taberna localizada en el extremo norte de la plaza del pueblo, donde ningún noble se acercaría ni en un millón de años, pues ese lugar era conocido como el peor lugar donde estar. Nuestro pueblo prácticamente se dedicaba a la pesca y a la comercialización de los mejores ejemplares que un hombre podía sacar de las desconocidas y feroces aguas de Wodville. Malas lenguas decían que también podías comercializar y sacar tajada del tráfico de esclavos que se producía allí, en el mismo puerto. No me agradaba esa práctica inhumana, pero sabía que no podía hacer nada para pararlo, aunque si de mí dependiese, lo erradicaría.

-Buenos días, señor Gideon. –dije con mis mejores palabras, dirigiéndome a él con la mayor de mis sonrisas.

-Buenos días señorita Aurora. –Mi hermana se limitó a sonreírle de vuelta, y a mirar incesantemente a todos lados en busca de alguna persona.

- ¿Busca a alguien señorita Amy? –Las palabras del señor Gideon hizo que mi hermana se pusiera un tanto nerviosa.

-No, solo quería ver si habría mucha gente hoy. –Respondió, aunque he de decir que no me quedé satisfecha ante esa respuesta. De todas formas, decidí ignorar ese hecho.

La tarde transcurrió tranquila, sin incidentes, sin ningún altercado y pudimos volver a tiempo al encuentro con nuestra querida familia.

-¡Cómo te hemos echado de menos querido! –dijo mi madre al ver a mi hermano aparecer por el comedor. Mi madre lucía su mejor gala para la ocasión, mi hermana le seguía en intención, pero yo, como siempre, lucía como un día cualquiera, cosa que me costó un regaño de mi madre. La cena fue esplendida y mi padre solo sabía preguntar acerca de la guerra, del prestigio que eso le daría en el pueblo y, por supuesto, el buen nombre que le daría a nuestra familia, que a pesar de no ser una muy adinerada, sí que nos permitíamos lujos, todo esto era posible gracias a que nuestro padre era el gobernador de Wodville, una ciudad pequeña pero muy rica en tierras, muy poblada y muy agradecida con la materia prima que surgía de ella para el comercio.

Una vez terminada la velada, con motivo de mi cumpleaños, mis padres me comentaron que, mañana por la noche iba a celebrarse en nuestra casa la mayor fiesta que jamás habría existido, de la que, por supuesto, los nobles de tierras cercanas iban a asistir, y eso en realidad, me ponía nerviosa. Mi padre y mi madre parecían tener secretos acerca de lo de la fiesta y no entendía por qué tanto secretismo. Tampoco entendía por qué prácticamente toda la nobleza cercana asistiría a lo que yo pensaba que era una fiesta privada.

-Aurora, ¿estás bien? –dijo mi hermana al verme pensativa.

-Sí, es solo que no sé qué traman nuestros padres. Quiero un cumpleaños normal sin tanto preparativo ni elegancia.

-No le des más vueltas Aurora. –dijo mi hermana poniéndome una mano en el hombro. Yo le sonreí inquieta, pero me agradó que me intentara distraer con sus palabras.

Al día siguiente me levanté temprano para poder salir y dar una vuelta por el pueblo, pero antes de que pudiera siquiera levantarme de la cama, mi madre entró sin avisar a mi alcoba junto a Dorothy y le ordenó que me preparase un baño caliente y que se asegurara de que probara varios vestidos.

-Señorita Aurora, aquí tiene sus vestidos. –dijo Dorothy con una gran sonrisa. Los depositó con sumo cuidado sobre la cama y se dispuso a mirarme impaciente.

-Muchas gracias Dorothy. –la abracé. Realmente no le había pedido nada de ello, pero por complacer a mi madre me dispuse a probármelos.

-Con permiso. –dijo Dorothy. Se retiró rápidamente junto con mi madre y me dejaron sola con todos aquellos vestidos.

Me probé todos los vestidos y tan solo uno me quedó como anillo al dedo. Corrí a la alcoba de mi madre para decirle lo maravillosos que eran todos y cada uno de ellos yaq que, extrañamente, iban con mi estilo, pero pude observar que no estaba. Mi hermana Amy me comentó que habían salido mi padre y ella tan solo unos minutos antes de que yo fuera a buscarla, por lo que tenía entonces que esperar a que regresaran de no sé dónde.

Ya a la noche, como seguían sin regresar, Dorothy nos preparó la comidapara que cenáramos y como estaba tan cansada, decidí irme a dormir.

AMOR INGLÉS [PUBLICADO EN PAPEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora