Capítulo 15 -Esperanza

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Aquella noche la pasamos en aquella isla solitaria, siniestra y oscura. Por el día parecía ser un lugar maravilloso donde forjar un hogar, con su ambiente cálido y familiar, pero por las noches parecía convertirse en el mismísimo infierno.

-Esta bruja no sabe darme más respuestas, no sé qué hacer ahora, ¡maldición! –pude escuchar gritar a Andrew que estaba en su camarote, mientras Emmett y yo nos encargábamos de limpiar la cubierta del barco. Una voz grave le intentaba proponer alternativas que con rapidez Andrew rechazaba.

Todos mis pensamientos me originaban una frustración incontrolable. Las palabras de aquella mujer y la inexplicable certeza sobre mi vida, me había planteado serias dudas sobre mi origen. Quizás fuera cierto todo aquello, pero me rehusaba a pensar que mi madre Agnes no fuera mi madre real, y que la que sí era, tuviera relación con algún pirata o que ella misma lo fuese. Desde pequeña había sido instruida y convencida de que los piratas eran sucios hombres sanguinarios, sin honor, y, por ende, todo lo que tuviera relación con ellos era automáticamente rechazado. Si era cierto lo que Andrew decía, sólo podía sentir lástima por él. Podía entender por lo que estaba pasando, pero de ninguna manera podía llegar a comprender cómo fue capaz de privarme de libertad por su propio beneficio.

Después de un rato Andrew salió de su camarote y con sus ojos parecía buscar a una persona. Cuando nuestros ojos se cruzaron, serio, se dirigió hacia mí, con cierta pasividad, no parecía enfadado.

-¿Podemos hablar? Has de saber algo. –dijo convencido. Me levanté y juntos nos dirigimos hacia la orilla. Estuvimos en silencio por minutos. Andrew parecía estar un poco ido, estaba impaciente por saber lo que me tenía que decir, pero decidí esperar a que hablara y no preguntarle directamente.

-Serás libre Aurora, en cuanto partamos y lleguemos a tu hogar no volverás a tener noticias de nosotros. –dijo Andrew mientras caminaba por la arena, pero yo me paré en seco. En ese momento todos mis pensamientos se centraron en una cosa, mi libertad.

-¿Cuál es la trampa? –dije con miedo a su respuesta.

-No la hay. –Andrew se paró en seco y sostuvo mis dos manos.

-Pensaba que podías ayudarme con mi objetivo, lo intenté y fracasé. Siento mucho todo por lo que has tenido que pasar y créeme que te estaré eternamente agradecido. –confesó. No podía creerme todo aquello, parecía un sueño.

-No tiene sentido involucrarte más en una guerra que no va contigo, así que en un par de días, o quizás menos, te dejaremos en el puerto y zarparemos lo antes posible. Podrás delatarnos si quieres y podrás vivir por fin tu vida. –acabó por decir.

-¿De qué sirve delataros si nunca podrán encontraros? –pregunté con inquietud. Andrew me dedicó una sonrisa.

-Me harán preguntas, tendré que contestarlas. –afirmé.

-Haz lo que creas correcto Aurora. –terminó por decir Andrew que sin esperar respuesta me indicó que volviésemos al barco.

Todos los tripulantes de aquel barco estaban preparando todo lo necesario para zarpar en breve y estaba inquieta, nerviosa, podría afirmar que eufórica. Por fin vería a mi familia, a mis seres queridos a los que tanto añoro. Me dirigí al camarote de Andrew para poder hablar con él, quería saber cuál era el plan. Llamé con delicadeza a la puerta y desde dentro oí como me indicaba que pasara.

-Andrew, ¿cuál es exactamente el plan? –pregunté.

-Al anochecer nos acercaremos lo máximo posible a la costa, Emmett te llevará en barca hasta la orilla y te irás corriendo en cuanto pises tierra. –dijo sin ni siquiera mirarme. Sostenía aquel viejo y roto catalejo.

-¿Es lo único que te queda de él? –dije sin pensar. Andrew entonces alzó la mirada.

-Sí. –me dedicó una media sonrisa. Podía notar que estaba triste, algo decepcionado.

-¿Me dejas? –indiqué que me dejara aquel artilugio. Andrew me dejó cogerlo y pude apreciar su forma, su color y lo desgastado que estaba.

-Es precioso. –confesé.

-Es viejo Aurora. –Andrew soltó una leve carcajada. Mis ojos se fundieron en los suyos y por un momento, me puse en su piel. Era un hombre que, a pesar de no elegir bien su camino en la vida, era humano, tenía sentimientos y podía sentir lo que sufría.

-¿Qué harás con tu madre? –preguntó de repente Andrew. Aquella pregunta me desconcertó, he de admitirlo.

-No lo sé, creo que será mejor hablar con mi padre y aclarar mis dudas. –respondí. Andrew asintió y volvió a estar cabizbajo.

-¿Por qué elegiste esta vida? –pregunté intrigada.

-No es cuestión de elegir, es lo que se me inculcó de pequeño. –respondió algo seco.

-Podrías haber sido un buen noble, con tu gran labia. –bromeé.

-Y tu podrías haber sido una gran pirata. –contestó. Por un momento no sentí asco ante tales palabras. No era plato de buen gusto esta vida, pero no puedo negar que lo vivido en estos escasos dos meses, no ha sido ni de lejos lo peor vivido en mi vida. Lo he pasado realmente mal años atrás con la incertidumbre de mi hermano en la guerra, y los altibajos de salud de mi querida hermana Amy, que últimamente parecía estar mejor.

-Es tarde. Será mejor que te vayas a descansar, casi estamos cerca. –dijo Andrew.

-De acuerdo. –contesté.

Intenté descansar en aquel sótano, pero no pude, estaba tan emocionada por ser libre que no paraba quiera, no dejaba de dar vueltas y realmente no sabría cómo iba a ser mi reencuentro con mi familia, qué les diría. En un momento determinado, oí como pasos acelerados que se dirigían al camarote de Andrew y entonces lo escuché alto y claro.

-¡Tierra a la vista! –dijo uno de los hombres de Andrew.

AMOR INGLÉS [PUBLICADO EN PAPEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora