El viaje fue más duradero de lo que pensaba y se me hizo cuesta arriba volver a estar en esa situación. Esta vez era distinto, yo misma había decidido embarcarme en esta aventura, y no estaba sola, esta vez Amy estaba conmigo, cosa que me tranquilizaba bastante. Amy estaba bastante cansada por lo que William la acompañó a una alcoba improvisada dentro del camarote. Íbamos a dormir juntas dentro, mientras que ellos iban a dormir fuera.
-Preciosa noche. –comentó Andrew que se dirigía a mi posición. Estaba en el timón, se me daba extrañamente bien dirigir el rumbo. Ignoré sus palabras, pero a él no pareció importarle.
-Se te da bien, por lo que veo. –añadió. Alcé la vista y aparté mis manos del timón.
-¿Nadie con quien hablar, eh? –dije cruzándome de brazos. En ese instante Andrew depositó sus manos en mi cintura y me atrajo hacia él. Mis brazos estaban inmovilizados contra su pecho. Me quedé mirándole fijamente en silencio, sin entender por qué estaba actuando de aquella manera.
-No sabes las ganas que tengo de besarte. –confesó. Mi corazón latía mucho más rápido que de costumbre. Le odiaba, por lo que me hizo, pero algo dentro de mí me impedía querer zafarme de sus brazos.
-No serías capaz. –dije plantándole cara. Él sonrió, le pareció divertido.
-Sólo si tú quieres que lo haga. –comentó. En ese instante el barco se giró bruscamente haciendo que Andrew me agarrara más fuerte y que nuestros cuerpos se juntaran más, al punto de fundirnos en uno solo.
-La magia del mar. –dijo justo antes de besarme. Ese beso fue como los primeros rayos de sol de la mañana, cálido, incomparable a cualquier cosa que haya sentido jamás. Nuestros labios se movían al son de una música lenta y delicada que revivía en mi mente. Sus manos se deslizaron a mi trasero y lo apretaba con cierta delicadeza, gesto que me hizo suspirar. Eso me hizo sentir viva, deseosa de algo más. Entonces el simplemente paró y se apartó y fue entonces cuando la normalidad volvió de golpe, ante mis ojos.
-Buenas noches Aurora. –dijo justo antes de dejarme allí, parada. Desconcertada. Mientras se iba me seguía con la mirada, era lujuriosa, como evitando por todos los medios no hacerme suya en ese mismo instante, en aquel lugar. No paraba de pensar en aquel beso, no pegué ojo aquella noche y cada vez que lo recordaba mi piel se erizaba, se me ponía la piel de gallina con solo pensar en ello.
Cuando amaneció fui la primera en estar en pie. Divisé que estábamos prácticamente al lado de una isla, y me preguntaba si era la correcta.
-Aurora, ¿puedes comprobar si estamos ante la isla? –preguntó William mientras se adecentaba un poco la camisa.
-Claro. –afirmé. Cogí el diario y pude ver la forma de aquella isla, era igual a la plasmada en uno de los dibujos.
-Sí, definitivamente es esa. –afirmé orgullosa.
-Bien hecho Aurora. –dijo Andrew que subía por las escaleras que daban a donde estábamos William y yo. Le miré algo nerviosa, y aprovechando de que William bajó a ver si Amy estaba bien, inicié una conversación con Andrew.
-Mira, lo de anoche, no se podrá repetir. –dije mientras tragaba saliva.
-¿Por qué no? No te veía incómoda, al contrario. –dijo antes de interrumpirse a sí mismo.
-Oh, ya entiendo, estás resentida porque te dejé con ganas de algo más, ¿no es cierto? –dijo con cierta prepotencia.
-Pero, ¿qué dices? –respondí. Tenía razón, ¿en serio sería demasiado orgullosa como para admitir lo que fue capaz de hacerme sentir?
-Lo sabes demás. Podemos repetirlo. –respondió mientras se acercaba a mí de nuevo, como lo hizo anteriormente.
-Ni hablar. –dije orgullosa. Me largué antes de que volviera a hacer que me sintiera vulnerable. No iba a darle el gusto de tenerme a su merced. No iba a permitirlo.
-¡Ya veremos! –pude escucharle mientras le daba la espalda dejándolo atrás.
Me reuní con William y con Amy que parecían estar conversando de algo interesante.
-Me encantaría conocer todas las constelaciones del firmamento, ¿cuándo podrías enseñármelas? –preguntó Amy justo antes de yo aparecer.
-Cuando quieras. –contestó William que al verme aparecer cambió su rostro a uno más cohibido. Como si yo hubiera causado en él, de alguna forma, un sentimiento paralizador.
-Preparaos, en breve estaremos en tierra. –acabé por decir. Me quedé perpleja antes mis propias palabras. No había sentido tanta responsabilidad ni grandeza antes. Me sentía libre y con cierto don de mando. No podía negar que me gustaba.
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AMOR INGLÉS [PUBLICADO EN PAPEL]
Teen FictionAurora es una chica perteneciente a la clase alta de Inglaterra, carismática, decidida y bondadosa con aquellos de buen corazón.. Sus padres siempre han esperado mucho de ella, pero ella no quiere seguir la vida que se le ha encomendado. Por caprich...