Aquellos dos días pasaron sin ningún problema, ningún incidente hasta que, de buenas a primeras, Daniel, el prometido de mi hermana Amy, irrumpió en la cena para según él, dar una buena noticia.
-¡Los negocios con Francia van viento en popa! –dijo orgulloso alzando su copa. De todos los allí presentes, solamente madre se alegró por él. Según ella, él era el único que podía devolvernos el honor casándose con Amy.
-Felicidades querido. –dijo Amy que para nada portaba una sonrisa sincera. La miré, pero pareció ignorarme. Daniel bebió demasiado y para la hora de abandonar el salón parecía estar bastante perjudicado.
-¡Amy! –gritó desesperado. Mi alcoba era contigua a la suya y sus gritos no me dejaban pensar en cómo escaparía de mi casa. No entendía aun por qué había accedido después de todo, pero sentía que debía de hacerlo. En un momento pude oír gritos y no dudé en ir al lugar de procedencia.
-¡Maldita escoria! –dijo Daniel refiriéndose a Amy. Amy estaba en el suelo, había sido golpeada y parecía que nadie se atrevía a socorrerla. Era casi medianoche y no debía demorarme demasiado si quería llegar a tiempo a mi encuentro con William y Andrew.
-¿Qué está pasando aquí? –vi a Daniel a punto de darle una bofetada a Amy. Le empujé haciendo que se cayera al suelo. Rápidamente cogí a Amy de la mano y le dije que corriera hacia mi alcoba, se encerrara allí y que pasase lo que pasase me esperara.
-¡No te metas! –gritó Daniel que se levantaba. Me quedé paralizada por unos segundos, pero al ver que Daniel iba contra mí, eché a correr hacia el despacho de padre. Pude ver que no estaba, y que su espada estaba allí.
-¿Te crees muy lista eh? –dijo mientras se acercaba a mí. No tuve mucho tiempo para pensar, por lo que rápidamente me armé de valor y le amenacé apuntándole con la espada.
-¡Suelta eso, o te harás daño! –rio.
-No me obligues a hacerte daño. –le amenacé.
-Sacó un pequeño cuchillo del interior de su traje y se puso en modo de combate. Había practicado sola aquella vez con Andrew y a pesar de estar lista, mis piernas me fallaban.
-Tu hermana es una insolente, no me respeta. –dijo con desprecio. Aquellas palabras me hicieran enfadar.
-¡No tiene por qué obedecerte, ni respetarte! –respondí.
-Voy a ser su marido Aurora, y si alguna vez me alza la voz, me aseguraré de que me respete. –dijo mientras se reía. Me armé de valor para ir contra él con la espada en alto. Nuestras armas se chocaron. Me atacaba sin descanso, y solo podía evitar que me dañara.
-¡Date por muerta! –En ese momento se dirigió hacia mí tan rápido que sabía que por más que quisiera, no evitaría que me clavara el puñal. De repente algo salió disparado hacia su cabeza, golpeándolo y dejándolo inconsciente en el suelo. Suspiré aliviada. Mi respiración estaba tan agitada que pensaba que el corazón se me saldría del pecho.
-¡Aurora! –dijo Amy que apareció de repente. Me fui hacia ella para abrazarla y sacarla lo antes posible de allí. Le dije que se quedara en mi alcoba, pero sabía que de lo contrario no podría haberme salvado en esa situación.
-¡Vamos! –le dije mientras corríamos.
-¿Dónde vamos Aurora? –preguntó extrañada.
-Te pondré a salvo. –contesté. Debía llevarme a Amy conmigo. No iba a dejarla allí por más tiempo, debía protegerla. Pensé que lo mejor opción en ese momento era que viniera con nosotros. De esa manera, Daniel no podría hacerle daño.
Antes de irnos, le comenté lo sucedido a Dorothy y le encargué que avisara a padre de lo que pretendía hacer. Sin muchos detalles le dije que teníamos que salir de allí, que sacara de la casa a Daniel y que interrumpiera la boda cuanto antes. Sabía que mi padre lo entendería y que, por el bien de sus dos hijas, debía hacer todo aquello.
Una vez en el sitio acordado, Amy insistió en saber dónde íbamos. No pude ocultárselo y tuve que contarte realmente quien fue quien me secuestró, su objetivo, cómo fueron aquellos dos meses para mí y el plan que teníamos conjuntamente aquel hombre y el mismísimo William.
-En el fondo, entiendo por qué lo haces. –dijo Amy que parecía estar ahora más calmada.
-¿Hacer el qué? –pregunté extrañada.
-Ayudar al hombre que te secuestró. –contestó. Me quedé mirándola por varios segundos.
-No te hizo daño, le preocupabas en cierta manera, creo que se sentía culpable por utilizarte. –Amy era muy comprensiva con las personas. Quizás demasiado.
-Puede ser. –respondí. En ese momento divisamos a William y Andrew.
-¿Pero qué? –dijo Andrew al ver a Amy. William también me miró extrañado, pero se limitó a permanecer callado.
-Tengo una explicación. –contesté para calmar el ambiente.
-Ni hablar Aurora, no quiero involucrar a más personas. –contestó Andrew que parecía realmente desconcertado.
-Mi prometido me ha golpeado, en varias ocasiones, y Aurora me ha defendido, me ha salvado de sus garras. –confesó Amy con valor. Pude observar su determinación al contar aquello. Andrew cambió de expresión y dejó salir un leve suspiro.
-De acuerdo. ¡Pongámonos en marcha! –acabó por decir.

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AMOR INGLÉS [PUBLICADO EN PAPEL]
Ficção AdolescenteAurora es una chica perteneciente a la clase alta de Inglaterra, carismática, decidida y bondadosa con aquellos de buen corazón.. Sus padres siempre han esperado mucho de ella, pero ella no quiere seguir la vida que se le ha encomendado. Por caprich...