Sinopsis: Fragmento perteneciente del libro Luz. La llegada de Athena cada vez se avecina, los resultados al siguiente sucesor del Patriarca pronto se revelarán, los enemigos esperan la más mínima oportunidad para destruir todo a su paso, pero incluso en medio de la desesperación, existe la calma.
Aclaraciones: Aioros tiene veintidós años y Shura, dieciocho.
Estar con él era lo que más me gustaba. Nunca tuve idea si alguna vez lo supo. Pasar tiempo a su lado, haciendo las cosas más simples y absurdas, nos daba la sencillez de una vida normal que jamás gozaríamos, pero podríamos fingir que sí. Todo se había vuelto un desastre. Aioros había pasado por la prueba de sucesión al puesto del Patriarca y en muy pocos días recibiría los resultados. Cuando eso sucediera, no sólo su destino cambiaría, sino que el mío también. Y estaba listo para enfrentarlo. Cualquier cosa que nos deparara el camino no podría hacerme desistir. No sé cuándo nuestras suertes se entrelazaron de tal forma. Aún recordaba los tiempos en los que era sólo un niño, esperando que él me amara.
Pero no pensaba eso en aquel momento, sino en lo bien que dibujaba.
Como de costumbre, nos quedábamos en su templo. Me gustaba la expresión en su rostro cada vez que se agachaba, acercándose al papel. Esa manera de coger el portaminas tan cerca a la punta, ligeramente curvado. Las cejas caían un poco y la mirada azul se mostraba más tranquila que de costumbre. Era relajante ver la magia que creaban sus manos. Como de la nada podían replicar el mundo real o mostrarlo a través de su perspectiva. Siempre me gustó el arte. Nunca tuve talento para ello, pero las personas que sí, me fascinaban. Aquella capacidad de ver un objeto y sacar de él su forma básica para retratarla. Concentrarse en los detalles y así imitarlos. Conseguir una textura adecuada. Crear un fondo. Hacer que todo se sintiera tan real. Tan vívido. Eso de dibujar desde la imaginación me seguía volando la cabeza. Me agradaba la manera en la que las líneas aparecían en la hoja, la forma en la que su muñeca se movía, tan delicadamente, a pesar de su grosor.
En esos momentos, no éramos dos guerreros al servicio de una diosa. Él no se disputaba el puesto de líder que nos llevaría a la muerte y yo no era aquel chico tonto que abandonó lo que conocía para permanecer a su lado. Nos habíamos vuelto dos personas en armonía y aquello me llenaba de felicidad, porque en los tiempos de violencia uno era muchas cosas, menos eso. Se lucha para traer paz, pero no alegría. Se lucha para que el mundo continúe, pero no para que fuera mejor.
—Me relaja verte dibujar.
Él sonrió, sin apartar la mirada del boceto.
—Debes ser el único. La gente usualmente se emociona y me pide que les dibuje algo. No es que sea malo, aunque nunca avanzo.
—A mí me gusta verte hacer cualquier cosa.
Sus comisuras se elevaron más que antes y continuó dibujando. Me vio desde el rabillo del ojo al responder:
—¿Estás descansando? Te ves más agotado de lo normal.
Tenía la mejilla pegada al escritorio y un rostro de no haber dormido en un buen tiempo, así que entendía su preocupación. Ahora que pasábamos más tiempo juntos, sabía todavía más sobre mi insomnio y lo mucho que afectaba distintos aspectos de mi vida.
—Pues te parece. Me siento perfecto.
—¿Estás preocupado?
—¿Por qué lo estaría?
—Siempre te la pasas pensando mucho las cosas. No hay momento en el que no te preocupes.
—Tienes razón, pero ahora me siento como nuevo al estar aquí.
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One shots de Saint Seiya
Fanfiction❝¿Y si Camus no hubiese muerto en las doce casas? ¿Y si Kanon hubiese detenido a Saga de suicidarse? ¿Y si Dohko hubiese matado a Shion para volverse Patriarca? ¿Y si alguna de nuestras OTP fueran canónicas? Como verán cuando empiecen a leer, nada e...