Amor verdadero || Shaka x Mu

1.1K 92 63
                                    

Sinopsis: Una conversación entre el reflexivo Mu y el impenetrable Shaka está a punto de cambiarlo todo.

—Te noto pensativo, Mu, ¿en qué dilema filosófico estás hoy metido?

El santo de Aries dio un respingo. Sentado en una de las escaleras de Virgo, miraba el atardecer que moría. El cielo empezaba en un anaranjado intenso pasando a un rosa suave. Se incorporó de inmediato.

—Shaka, mis disculpas por sentarme aquí. Necesitaba donde descansar y las gradas de Virgo son un buen lugar.

—Lo son —contestó y avanzó hacia el visitante—. Voy a acompañarte, espero eso no te moleste.

—Adelante.

Se sentaron. Shaka tomó la posición de flor de loto y Mu apoyó los brazos en sus muslos, aún contemplando el horizonte de montañas escarpadas y templos en silencio. El largo cabello violeta caía como una cortina, cubriendo la mitad del rostro.

—Tu cosmos continúa alterado. Alejas la paz que tanto buscas.

Mu respondió:

—He estado recordando. Es todo.

—Recordar no siempre trae buenas cosas.

—No, no lo hace.

Shaka quiso decir más, pero no supo qué. Los deseos y los miedos ya no poblaban su corazón; no obstante, aún era víctima de otro tipo de sensaciones. El primer santo le causaba una curiosidad difícil de reprimir. Aioria solía reprenderlo por ser tan filosófico. Aunque si le hubieran preguntado a Virgo, habría respondido que era uno de sus aspectos más encantadores.

Sonriendo, le dijo:

—Vamos, cuéntame lo que estás pensando. Tus cavilaciones siempre me dejan intrigado.

Mu se rascó la nuca y tardó en contestar.

—Siendo budistas ambos, me cuestiono si mi función como Santo de Oro atenta contra los dogmas que creo. No debemos ser violentos; sin embargo, derramamos incontables litros de sangre en nombre de la paz.

Shaka enarcó una ceja.

—No me digas que sientes compasión por nuestros enemigos. No son más que alimañas. Pura escoria.

Los ojos de Mu demostraron una expresión distinta: las tikas cayeron suavemente, las comisuras de los labios apuntaron hacia abajo.

—A pesar de que nos enfrentamos contra todo tipo de gente, no puedo mirarlos de la misma forma que tú.

—Esa compasión que sientes es muy grande y puede ser un arma de doble filo. Tu mayor fuerza, pero también tu mayor debilidad.

—Estoy consciente de eso.

Virgo tragó saliva. Aries continuaba siendo descrito como un traidor, un aburrido y un cobarde. Mucho se debía a esa inflexibilidad y piedad que siempre tuvo. Además, su fama de desertor no se borraba. La guerra de las doce casas había sido hace un año y aún sufría tratando de adaptarse. Shaka notaba el esfuerzo que hacía por ser mejor. Recobrar el honor perdido.

—Mu, no debes preocuparte por esa clase de acciones. Buda entiende el rol que hemos sido asignados.

—Pero aún así me pregunto si no querrá que enfrentemos los problemas de otra manera. Siento que debo agotar varios medios antes de golpear a alguien.

—Yo no lo pienso mucho.

—Tú jamás dudas, Shaka.

No supo qué responder. Las frases de Mu sólo incrementaron esa molesta curiosidad. No le gustaba ser perturbado; anhelaba la paz y tranquilidad absoluta. Antes de que él regresara al Santuario, pensó haberla alcanzado. Creía conocer los secretos del universo. Las trampas del destino. Las mentiras de la vida y esperaba la muerte para alcanzar el nirvana.

One shots de Saint SeiyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora