Tak || Shun x Seiya

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Sinopsis: Sobre cómo un restaurante extraño y varias circunstancias logran juntar a dos indecisos muchachos. 


Shiryu y Seiya se sentaron en la mesa más cerca a la ventana. El sol de Grecia era abrazador y quemaba incluso al estar resguardado en la sombra. Afuera, la calle era vibrante. Gente iba y venía por doquier. Muchos con gorros veraniegos, lentes negros, a veces más blancos en ciertas partes del cuerpo por el bloqueador. Las ropas holgadas y claras abundaban.

El restaurante no decepcionaba. Paredes blancas y marcos de ventanas azules. Luces de navidad de esquina a esquina. Un mantel cuadriculado, también azul y blanco. Las macetas colgando del techo. Shiryu agudizó la mirada. No sabía qué flores eran, pero estaban hechas de plástico.

Seiya se encontraba en la silla frente a él. Lucía cansado.

—Quería comer hamburguesas.

Shiryu abrió el menú.

—No son buenas para tu salud, especialmente por tu problema de retención de líquidos. Además, he tenido que ahorrar por dos meses para poder pagar los platillos, hasta Dohko tuvo que ayudarme. Vamos, colabora.

El castaño arrugó la nariz y miró con desconfianza el establecimiento. La abundancia de uvas le perturbaba. Estaban desde los cuadros hasta en el frutero al medio de la mesa. De toda la fruta que odiaba, aquella era por excelencia la más detestada. Shiryu por supuesto lo sabía. Aún así lo trajo.

Al ver a un mozo traer un plato rebosante en lechuga, trozos de manzana, uvas partidas en dos, cebolla cortada en tiras finas y una extraña salsa encima, apareció otra mueca de desagrado.

—Acá hacen cosas muy raras. No me gusta.

—No puedes vivir de McDonalds para siempre.

—También pido KFC.

Shiryu suspiró mientras Seiya apoyaba los brazos cruzados sobre la mesa. En el pequeño hueco que quedaba, escondió la cabeza. Con una voz lamentable y buscando irritar a su acompañante, dijo:

—Odio aquí.

Y sí que estaba funcionando. Shiryu se arrepentía de no haber traído a Shunrei.

—Idiota. —Empujó el menú hacia adelante. Un guiso de conejo con uvas no sonaba nada mal—. Toma.

—No quiero leer.

—¿Por qué?

—Me da flojera. Léelo por mí.

Shiryu suspiró por enésima vez. Sólo salía con Seiya pues era el único que accedía a comer a restaurantes extraños. Aunque sí que había cruzado la línea con la elección de ese día.

—Ok. Hay crema de queso y uvas.

—No me gusta la uva licuada.

—Luego están los nachos con uvas.

—Cometo malas decisiones, pero pedir ese plato no es una de ellas. Siguiente.

—También está el especial de hoy. Es una receta original del chef. Una ensalada con hongos, pimiento, zanahoria, espinaca, tocino y aceite de uva.

One shots de Saint SeiyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora