Refugio || Hyoga x Shun

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Sinopsis: (Omegaverse) Shun y Hyoga buscan un lugar donde puedan mostrarse como son.

N/A: Si alguien no conoce el universo de omegaverse, encontrarán una pequeña explicación aquí. Créditos a quien corresponda.

 Créditos a quien corresponda

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—Buenas tardes para todos nuestros televidentes. Bienvenidos al programa de noticias número uno en la región.

Nadie escucha al televisor. Los dedos de la mano izquierda se enredan en el largo cabello verde. La mano derecha, en su lento recorrido, vaga por distintas áreas: primero es el toque ligero del cuello, luego, las caricias confiadas en el comienzo de la espalda. En medio del beso, Hyoga nota la fisonomía de Shun. Ha cambiado. Sus hombros son anchos y fuertes. Perfectos para apoyarse. Su voz es más grave y aterciopelada, cuando conversan no puede evitar perderse en esa extraña sensación que le recorre. Es una constante caricia a la que desea continuar recostándose. Su olor es adictivo. Jamás pensó que el sándalo podría dejarlo sin aliento.

Le gusta. Tal vez demasiado. Tienen mucha química; son peligrosos juntos. Intenta recordar cómo es que terminó en el sillón con Shun a horcajadas. Un minuto tenían la televisión prendida y al otro, se buscaban con insistencia. Como si se necesitaran. Malditas feromonas. Volvían a los más racionales en instintivas bestias. Desde el momento que Shun le abrió la puerta, supo que sería una velada difícil: la fragancia almendrada del sándalo le dio de lleno cual ventarrón. Debió haberse ido en ese instante. Se supone que el celo del japonés había sido hace una semana. Aún así, creyó que no había que temer. Él sabía cómo mantener la compostura. Sin embargo, hubo detalles que no pudo ignorar: sus pasos sonaban demasiado pesados, saltaba ante los sonidos fuertes y casi se cae el vaso con agua varias veces. Además, cuando hablaba, los caninos se mostraron más prominentes. Vio los supresores XPremium sobre la mesa. Se preguntó si habían surtido algún efecto.

Suspira en el beso. Aunque le gustan los cambios físicos de Shun, también le fascina su apariencia andrógina. Fue una de las características que capturó su ojo al conocerlo: tenía un aura pacífica imposible de imitar y esa fragancia de sándalo atraía tanto a descuidados como a perdidos. Al inicio, pensó que era un beta. Poseía todas las características. Pacífico y conciliador. Amable y solidario. Nada en él era amenazante. Sabía cómo mantener las cosas bajo control: nunca recorrió a su voz para obligar a algún omega. Asimismo, siempre abogó por el trabajo en equipo y equitativo. Al contrario que otros alfas, no desprendía un olor fuerte ni desagradable.

Si lo piensa por un segundo, es sorprendente el resultado de esa tarde. Al principio se ignoraron: se sentaron en diferentes sillones, zafaron las manos cuando estaban por tocarse y evitaban a toda costa el contacto visual, aunque dejaron de resistirse cuando Hyoga tropezó con la mesa. Shun lo atrapó en sus brazos y ante un torpe movimiento, culminaron recostados en el largo sillón. Los rostros estaban tan cerca que el aire que exhalaban causaba cosquillas al otro. Para añadir al infortunio, la nariz de Shun quedó en el cuello de Hyoga, justo donde el aroma suave y cálido de la canela era más intenso.

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