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"Please, don't see"

Jungkook nunca se había sentido incómodo consigo y el tipo de lobo que era. Aunque constantemente escuchaba a los omegas de su alrededor quejarse de serlo, él jamás había compartido la idea.

Pero, lo que sí no toleraba eran los cánones a los que se suponía se tenía que cernir para no ser mal visto, porque un omega tenía que ser delicado, delgado, suave, pequeño; todo lo que Jungkook no detestaba, pero no se sentía identificado. Había crecido rodeado de comentarios despectivos hacia la manera en la que se ejercitaba, las palabras que usaba, como se comportaba, acusándolo de ser el falso reflejo de un alfa.

Sin embargo, Jungkook en ningún momento pretendió serlo. Solamente le gustaba imponerse y, sobre todo, que dejaran de verlo como algo frágil que en cualquier momento se estrellaría y que un alfa debía de cuidarlo para que eso no sucediera.

Jungkook no necesitaba que nadie lo cuidara, él podía hacerlo perfectamente.

Ni tampoco que lo poseyera, Jesús, solo pensar en la palabra le daba náuseas. No se veía en un futuro con una terrible marca en el cuello que gritara a los cuatro vientos que su cuerpo, ya no era suyo, si no de alguien más.

Y aquello le aterraba: Dejar de ser de su propiedad.

Porque Jungkook era un espíritu libre, un sueño que se desvanecía al despertar, el atisbo de un recuerdo de una noche borrosa y pasional. Jungkook era imposible de atrapar.

Había trabajado duramente para ello, ejercitándose diariamente para mantener el cuerpo firme y marcado del que estaba sumamente orgulloso. Era brusco e impulsivo, nunca obedecía las reglas y adoraba llevar la contraria, defendiendo fuertemente sus ideales.

Y eso era increíblemente atractivo para las personas que lo rodeaban, porque él sabía expresarse tan bien, con bonitas palabras y actitud carismática, además de que su idea de libertad de los prejuicios y estereotipos entre las clases se sentía bien compartirla. Las y los omegas que lo escuchaban se veían con los ojos brillantes al verlo disfrutar de lo que era, pero no afectando las desventajas.

Sin embargo, mientras cerraba fuertemente la puerta de su habitación con un portazo que hizo las paredes de la vacía casa temblar, pensó que no estaría tan mal si se dejaba hacer y deshacer por un alfa por unos momentos.

Taehyung lo aprisionaba contra la pared, respirando fuertemente sobre él y usando la ventaja de altura para imponerse sobre el cuerpo el omega, pero Jungkook estaba encantado. Le había sorprendido–y excitado–la dualidad que el mayor manejaba, ya que en la cena de la noche anterior se había mostrado tan pasivo e inofensivo, ocultando su alfa con una inútil apariencia de beta. Inútil porque su presencia era vibrante y sofocadora, se podía sentir que era un alfa dominante entre otros pero en ese momento, las venas de sus brazos se marcaban mientras sujetaba al menor, impidiéndole moverse mientras su respiración caliente se deslizaba por su cuello. Ahora sí que todo él gritaba que era un alfa, y la imagen del chico relajado e inofensivo había sido remplazada por la de un alfa dominante, cuyo control era completamente dejado a su instinto, porque toda su mirada dorada lo decía: El lado animal se había apoderado de él, las pupilas dilatadas apenas dejaban entrever pequeños aros dorados fogosos que por primera vez, se dejaban sucumbir al deseo y alborozo que hacían a su latir con regocijo.

Jungkook casi se deshizo cuando la nariz del alfa recorrió lentamente su cuello, olfateando ahí donde el olor a lavanda que desprendía el menor era mas intenso.

Definitivamente después de todo aquello, Taehyung compraría un aromatizante de lavanda para comprobar si aquel olor podía regresarle la sensación de lo vivo que se sentía en ese momento.

EUPHORIA |KTH & JJK|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora