스물 다섯

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"Don't you dare let our best memories..."

No era la primera vez que dormía en la casa de la familia Jeon y aunque debió titubear como un novio normal cada vez que se le ofrecía quedarse a dormir, a él no le importaba en lo más mínimo.

Pero esa noche fue un martirio sentarse a cenar con sus "suegros", con el ambiente ligeramente tenso a causa de los acontecimientos de los últimos días mientras Sunhee no dejaba de parlotear oh sorpresa, cosas de la boda.

La cabeza le dolía mientras revolvía sin apetito unas frías patatas picantes y terminó teniendo náuseas por forzarse a terminar lo que había en su plato.

Y no debería estar pensando en ello, pero no podía sacarse de la cabeza el peor momento de su día: Asomarse por la ventana de la habitación de Sunhee al sentir un cosquilleo dentro de él y vaya sorpresa se llevó al ver a Jungkook siendo sujetado por el alfa que rondaba tras él incluso en la universidad (No quería admitir que lo tenía vigilado, pero a Taehyung no se le pasaba nada por alto) y sintió su sangre hervir a causa de la molestia de su lobo.

Lo único que pudo hacer fue cerrar los ojos con fuerza y apartarse de ahí con el pecho ardiendo.

Así como Jungkook le brindaba sensaciones idílicas, sabía cómo hacerlo sentir como la misma mierda.

Justo por esa razón aceptó quedarse a cenar y dormir con Sunhee. Porque había sentido como una suave voz lo llamaba en susurros, pero apretó sus labios y se mantuvo estático en su lugar, negándose a moverse un centímetro.

Pensó que sería buena idea, pero ahí sumergido en la oscuridad de una habitación ajena con Sunhee acurrucada en él aunque le diera la espalda, supo que se había sumergido en la mismísima boca del lobo.

De un omega específicamente.

Y estaba molesto consigo mismo por tener sentimientos tan impropios, además de sentirse culpable por no responder un llamado que tampoco estaba seguro de que lo fuera.

Pero aún así y con el corazón en las manos, dirigido por el velo de la madrugada que crea pensamientos motivados por emociones a flor de piel, se dirigió en silencio por los pasillos de la casa tan conocida, como jalado por algo cuyo nombre no tenía pero que lo hacía actuar mucho antes de pensar.

Siempre era así cuando se trataba de Jungkook.

El omega era la falta de raciocinio que Taehyung pensó haber perdido, pero que sólo estaba escondido y había regresado con inspiración.

La esencia de lavanda lo golpeó cuando abrió en silencio la puerta de su habitación, así como el nuevo y ligero olor de recuerdos de su familia...¿A eso se refirió Jungkook cuando en sus primero encuentros le dijo que olía a recuerdos tristes?

Tampoco supo porque sus ojos picaron al ver al omega acurrucado en posición fetal entre sus sábanas, siendo iluminado por la suave luz de su computadora que se había quedado encendida en alguna serie que seguía reproduciéndose a pesar de que Jungkook estuviera profundamente dormido.

Taehyung suspiró y cerró la laptop para dejarlo descansar, también quitó los libros amontonados alrededor de su cama y los dejó sobre la mesa de noche que también limpió en silencio, acomodando las pastillas y el vaso de agua que Jungkook había dejado, evidencia de que había seguido el consejo de Namjoon.

Pero resopló, porque tomó dos pastillas, no la mitad de una como se le había dicho.

Volvieron a picarle los ojos en lágrimas, recordando que en algún momento él había hecho lo mismo y aunque había sido un acto inocente, había terminado en el hospital por una sobredosis.

EUPHORIA |KTH & JJK|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora