서른 다섯

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(⚠️, no es mucho, pero por si acaso a alguien le incomoda)

"¿Por qué no dejas de decirme y mejor me enfrentas?", envió sin dudar.

Jungkook no era idiota ni ciego, y la presencia del auto conocido y la figura singular del alfa no pasaron desapercibida desde la primera vez que salió del bar y aunque había dudado un poco debido al estado de ebriedad en el que iba, era imposible no reconocer el auto estacionado a la distancia, casi escondiéndose entre la oscuridad de la madrugada y los cientos de autos caros estacionados.

Pero a Jungkook ni un detalle se le escapaba, porque las placas del auto eran imposibles de olvidar, sobre todo cuando llevaba las iniciales de su nombre: JJK.

Había sido una coincidencia de la que bromeaba cada vez que tenía la oportunidad, pero esas placas jamás saldrían de su cabeza.

Y lo confirmo al verlas cada vez que salía de la universidad, iba a su apartamento o se escudriñaba a sus salidas nocturnas.

Joder, ¿Por quién lo tomaba?

Fue por esa razón que lo esperó con los brazos cruzados y los pies bien plantados en el pavimiento, viendo con desdén la anatomía deslizarse de su auto y hasta a metros de distancia, Jungkook podía ver su sonrisa socarrona.

—Esperaba un momento adecuado en el que pudiéramos hablar—Minhoo sonrió de lado—Parece que te haz ocultado de mí las últimas semanas.

No era mentira, pero la diferencia es que Jungkook no se ocultaba, sino que lo ignoraba descaradamente.

—Simplemente no me gusta rodearme de personas hipócritas que piden exclusividad y terminan acostándose con la primer omega en celo que se le cruza.

Esa sí fue una mentira cínica, pero los músculos de su mandíbula se crisparon antes de intentar componer una sonrisa.

—No es lo que piensas , Jungkookie. ¿Por qué no hablamos en un lugar más privado?

No quería, en realidad no quería saber nada más que estuviera involucrado con aquel alfa que le inspiraba incomodidad en cada uno de sus encuentros, porque Jungkook había dejado de cegarse por los regalos finos, las cenas costosas y las habitaciones de lujo.

No lo valían, no cuando tenía que estar junto a Minhoo.

—No tenemos nada que hablar, Minhoo. Te he dicho que lo nuestro acabó, aunque no tendría que terminar algo que jamás comenzamos.

Lo conocía, y justo por eso se reusaba a estar en el auto a solas con él, pero...

¿Lo conocía suficiente para pasar desapercibido el destello oscuro que cruzó por su mirada?

Creía que sí, así que no fue difícil girar el rostro en negación cuando el alfa intentó tomarle la mejilla.

Sin embargo, no imaginó que sus dedos se incrustaran en la suave piel de su mandíbula para obligarle a mirarlo, casi saliéndole los ojos de sus órbitas por la fuerza con la que lo obligó a prestarle un gramo de atención.

—Sube al puto auto.

Se sintió vomitar de frustración cuando ladeó la cabeza como sumisión antes de subir tembloroso al auto sin meditar palabra.

Quería gritar y maldecir, quería tomar al alfa y darle un golpe en la yugular que acabara con esa fachada bonita y jocosa que se cargaba.

 Quería tanto y lo único que pudo hacer fue mirar las manos temblorosas de su regazo con la bilis subiéndole por el esófago, quemando junto con la ira y miedo que le invadieron apenas el tono de mando se deslizó por los labios del alfa.

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⏰ Última actualización: Feb 20, 2022 ⏰

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