서른 둘

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Imaginó cientos de escenarios al pensar regresar a Seúl: Bastante carne les haría comprar a sus amigos e incluso durante el avión, estuvo saboreando el sabor inexistente de la pequeña fiesta de bienvenida que seguro le harían, como cada vez que se ausentaba varias semanas por su trabajo; pero era normal entre ellos, no necesitaban estar juntos todos los días del año ni hablar entre ellos las veinticuatro horas del día.

En ocasiones, podían estar distanciados durante más de medio año, pero en sus reencuentros todo era como volver a la etapa del instituto con sus chistes malos, beber alcohol como si sus anatomías estuvieran hechas para ello y sentirse en casa. Después serían normales, pero las fiestas de reencuentro eran divertidas y por supuesto que estaba acostumbrado a ellas.

Así que regresar y terminar el día en una comisaría intentando usar sus contactos para rastrear a alguien a quien no conocía, era sin duda, el escenario más impensable y aleatorio que pudo haberse jamás imaginado.

Aunque debió suponer que no tendría su fiesta de bienvenida al ver la expresión confundida de Taehyung tras abrir la puerta de su apartamento.

—¿Seokjin?

Le lastimó un poco la expresión de desconcierto, pero le confundió más el hecho de que Taehyung ya estuviera haciéndose de lado para dejarlo entrar al apartamento mientras él se perdía de nuevo.

Sí, tal vez un abrazo hubiera estado bien, pero era esperar mucho de Taehyung.

—¿Por qué no dijiste que vendrías?

—Lo dije hace dos semanas-Sonrió un poco torcido el alfa mayor, intentando que no le lastimara el hecho de que ninguno de sus amigos le había contestado los mensajes ni cogido las llamadas y sí,  haría un berrinche monumental por ello, pero las palabras quedaron atascadas en su garganta tan pronto como vio el rostro grisáceo de Taehyung y los ojos hinchados por claramente, falta de sueño.

—Te ves como la mierda—Confesó, dejando caer su maleta en el recibidor y pisándole los talones a Taehyung para escudriñar que era aquello que le estaba molestando.

—Yo también me alegro de verte después de más de un mes.

—No seas dramático, nos hemos visto durante menos tiempo.

Hábito de siempre cuando se trataba del alfa menor de su pequeño grupo, revisó con una mirada rápida el apartamento.

Era inevitable: Aunque era de sus mejores amigos, no podía evitar que un pequeño lado de instinto protector lo envolviera, como si su alfa hubiera decidido ser el líder de sus amigos, aunque Namjoon se comportara más como ello.

De cualquier manera, estaba inquieto en su inconsciencia buscando rastros de lo que fuera que hubiera perturbado la paz del castaño, pero el apartamento estaba limpio, arreglado y... ¿Cuadros de pintura secándose a lado de un ventanal?

—¿Desde cuándo pintas?

—Son de Jungkook, los deja ahí porque dice que da buen aire—Respondió distraído.

¿Quién mierda era Jungkook?

De inmediato y sin controlarlo, su pecho se infló de orgullo herido.

¿Lo habían reemplazado por su partida de unas semanas?

Eso tenía que ser nuevo, y más para que Taehyung tomara confianza tan rápido con alguien y dejar tener sus cosas en su hogar.

Quiso explicaciones, pero Taehyung ya estaba pasando como bala a su lado, andando por el pasillo y murmurando algo que Seokjin no terminaba de comprender.

EUPHORIA |KTH & JJK|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora