열 넷

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"And God"

Jungkook y los bebés no se llevaban, para nada. Apenas tenía uno en brazos y lloraba a gritos, poniendo nervioso al chico ante los lloriqueos sin saber que hacer ante la situación, por lo que siempre evitaba el más mínimo contacto con bebés o niños.

Pero Minhee era otra cosa para sus ojos.

Ella no lloró cuando la alzó en brazos ni se asustó con las muecas de Jungkook; al contrario, la pequeña soltó en carcajadas al ver las expresiones del omega, divertida. Y Jungkook quería tenerla en sus brazos durante un buen tiempo, tal vez que su celo hubiera sido hacía una semana afectaba un poquito...sólo un poquito en su actitud negativa hacia los niños, porque no quería apartarse de aquella pequeña niña de grandes ojos avellanas.

Era preciosa y aunque sus facciones aún estaban regordetas y sin formarse bien, se notaban los rasgos de la familia Jung en todo de ella, por lo que Jungkook agradeció en silencio al ver que solo los ojos claros eran del alfa que alguna vez fue novio de la hermana de Hoseok, porque lo demás era todo de la familia que el adoraba: La misma nariz respingada y perfil delicado e increíblemente, era obvio que era toda una Jung porque reía a carcajadas por cualquier cosa.

Era aún muy pequeña para comprender lo que sucedía a su alrededor y miraba todo lo que le parecía llamativo con grandes ojos destellantes, curiosa de todo, pero peculiarmente interesada en los pendientes de Jungkook que en un descuido, tiró de ellos con una fuerza que le pareció sobrehumana al omega.

—Mimi—La reprendió suavemente con su apodo Hoseok, intentando en vano que dejara de tomar entre sus manos esponjosas el pendiente plateado de su amigo, pero él inclinó la cabeza para que no doliera que tirara de él.

Jungkook hizo un mohín con los labios y Hoseok sonrió, alegre de ver tan buen recibimiento con su amigo.

Era la primera vez que la conocía después de nueve meses transcurridos de su nacimiento y sabía la actitud de Jungkook frente a los infantes, pero sabía que su sobrina podía encantar a cualquiera. Era tan tranquila y risueña que todos querían cargarla y sostenerla, pero Hoseok se negaba la mayoría de las veces ya que su alfa había creado un vínculo con la bebé, después de casi adoptar el papel de padre.

Aún era muy joven para ser padre, lo sabía. Y su hermana hacía todo lo posible para seguir adelante a pesar de que el lazo roto la hacía desfallecer en la cama, con altas dosis de fiebre a causa de su bajo sistema de defensa que se debilitó junto con cada parte de su cuerpo después de que aquel desgraciado alfa la abandonara sin decir nada. Así que el tomó el papel de ayudar a criar a su hija y lo hizo gustoso, tal vez no con el rol de padre en sí, pero si con una figura masculina presente en su vida. Era difícil, sí, y Hoseok no se imaginaba lo que era si fuera su hija, porque era su hermana la que trabajaba hasta altas horas de la noche aún con una mordida sin sanar en su cuello, soportando las miradas críticas y comentarios feroces y aún así, siempre buscaba lo mejor para su hija.

Lo mejor que podía hacer él, era apoyándola en lo que pudiera.

Como ese fin de semana en el que ella tuvo que salir un fin de semana completo debido a su trabajo y su hermana no le había pedido nada, pero ya estaba alistando las cosas de su sobrina para llevarla consigo.

No entendía porque no quería vivir con él, pero respetaba su pensamiento de no querer darle tanta carga a Hoseok, porque conociendo el buen corazón de su hermano, daría todo para ayudarla e incluso conseguir un trabajo, y lo que menos quería era que desperdiciara su juventud en algo que no le correspondía.

Por todo lo ocurrido, Hoseok era bastante receloso con quien tocaba a Minhee por lo que no dejaba que la tocaran, su alfa no lo permitía.

Pero Jungkook...Ah, el alfa de Hoseok reconocía al omega en todo sentido y verlo sostener a su casi hija, alborotaba su corazón.

EUPHORIA |KTH & JJK|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora