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"Sometimes are just a one night stand"

Decir que estaba emocionado, era poco comparado con el sentimiento que sentía Jungkook en esos momentos, le faltaba nada para que brincara de regocijo.

Era viernes finalmente, lo que significaba que tomaría su guitarra con la que había estado ensayando toda la semana después de ver a Yoongi y podría finalmente, rehacer aquello que había extrañado tanto en su estadía en Japón.

No era que quisiera ser cantante profesional ni nada parecido, pero adoraba la adrenalina que corría por sus venas cuando se paraba delante de un pequeño público, el cual en ocasiones ni siquiera se percataba que el chico estaba ahí, pues el propósito de todo aquello no era ofrecer una especie de concierto, sino ambientar el lugar con música en vivo y volver el ambiente más ameno.

Y funcionaba, porque dos años atrás, los viernes por la noche en aquel café especial, la cantidad de clientes subía e incluso, se volvía constante. Había personas que apreciaban la voz de Jungkook e iban todos los inicios de fin de semana para escucharlo, y Yoongi no los cuestionaba, la voz del omega iba más allá de lo impresionante. Incluso tenía un pequeño séquito de chicas que lo miraban con los ojos liberando corazones cuando se presentaba.

Guapo y talentoso.

¿Qué más podía pedir Jungkook?

La días había transcurrido con tranquilidad a comparación del fin de semana anterior que había vivido y lo atribuía a la poca presencia del alfa.

Había descubierto que no era tanto el martirio que había creído, ya que no tenía que irse con el prometido de su hermana todos los días, ya que el horario de entrada de los hermanos era distinto y el de Sunhee bastante inestable, por lo que no vió a Taehyung el resto de la semana más que en su clase, que tampoco había sido un horror porque cumplió su promesa al pie de la letra, tan bien que ni siquiera dirigió una mirada al omega.

Aunque Jungkook no sabía como tomar aquello, lo dejó pasar.

Era perfecto, porque la conversación que había tenido le había dejado descompensado y aturdido. Y no le gustaba para nada como se había sentido al salir del auto, con su lobo casi rogando por querer consolar al alfa.

Pero no había sucumbido, por lo que estaba orgulloso.

No alfas molestos rondando por su alrededor, sólo él y su practica de canto y guitarra para el viernes por la tarde.

—Dios, deja de moverte que me vas a marear—Gimió Jimin, intentando en vano mantener a Jungkook quieto, quien se encontraba rondando por la habitación en su búsqueda de un atuendo decente para la presentación.

—Quiero que hoy me maquilles.

El rubio se giró sobre la cama del otro omega para mirarlo, y Jimin casi ronroneo al sentir su cuerpo envuelto en cobijas brindándole una tibieza hogareña.

Uno de los primeros fríos comenzaba a llegar, convirtiéndose en una tormenta que amenazaba con caer en cualquier momento del día, con los pesados nubarrones en el cielo, oscureciendo todo y con la temperatura baja, Jimin ya esperaba contento el invierno aunque faltaran unos meses para que arribara.

—Está bien—Suspiró, casi adormilado—Yo no necesito irme bien vestido, ¿Verdad?

—Sólo es música en vivo, Jimin. No vamos a ir a un bar.

—Una lástima, no hemos salido desde que llegaste—Bostezó el omega rubio, estirando sus brazos al techo.

—Pero haremos algo en tu cumpleaños, ¿No?—Cuestionó Jungkook, paseando la mirada entre dos camisas, intentando averiguar cuál se vería mejor en él.

EUPHORIA |KTH & JJK|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora