열 셋

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"So let's get drunk on our tears"

—No necesitabas ser tan dramático.

Jungkook miró a su amigo sin expresión alguna, dejando que se imaginara lo indignado que estaba por el comentario, más Jimin solo rió.

—Hablo enserio, Kook. No había necesidad de que tu celular sufriera las consecuencias, solo pudiste cambiar de número.

—Yo soy el que pagará el desastre—Chasqueó la lengua el menor, molesto.

Aunque Jimin estaba tomando en broma lo sucedido para dejar que su actitud fluyera en la del menor y su vibra tensa se relajara, Jungkook no paraba de pensar que en realidad ni él ni Hoseok entendían un poco de lo que en realidad había experimentado el omega, pero tampoco quería contar la verdad. No soportaría la mirada de lástima e ira que desbordaría de sus ojos y lo que menos quería era causar problemas o hacer el incidente mayor.

Jungkook sabía que lo ocurrido no debía pasarse desapercibido, pero lo mejor para él era hacer borrón y cuenta nueva. No se dejaría desplomar nuevamente, no como sucedió en Japón, pero eso no significaba que su corazón se estrujara al ver que él había mandado aquella foto en la madrugada y había perdido el control en medio de la noche.

El celular de Jungkook se estrelló apenas tocó el suelo, partiendo la pantalla en pequeñas fisuras que desprendieron cristales mientras la carcasa se destrozaba por la fuerza que aplicó el omega cuando lo aventó, dejando salir su coraje con el movimiento.

Poco le faltaba para que su boca comenzara a espumear, rabioso. Su anatomía entera temblaba de coraje y su respiración era un lío de jadeos entrecortados.

Vió el aparato hecho trizas contra el mosaico blanco que cubría todo su cuarto, queriendo que la persona que estuvo detrás del mensaje se destrozara de la misma manera en la que lo había hecho su celular y aún sin estar contento, volvió a tomarlo entre sus dedos para lanzarlo nuevamente por los aires, ahora estrellándose contra la pared donde se terminó de romper por completo.

Y con las deshechas piezas, Jungkook siguió tomando una y otra vez el celular y estrellándolo con cualquier superficie, hasta que se encontró sollozando rodeado de partes del aparato ya identificables.

Temblaba de rabia y frustración. Frustración porque no podía hacer nada más que deshacerse de su celular, pues bloquear números ya no era una opción, no cuando una nueva serie de dígitos desconocida aparecían como remitente de sus mensajes.

Lloraba en estremecimientos agitados y sollozos pausados, pero no había ni un solo rastro de tristeza en ellos: Era la ira latente lo que ocasionaba que su cuerpo temblara.

Había hecho lo que fuera para no despertar aquel día y haría todo lo posible para que no ocurriera de nuevo. Lo había dejado pasar una vez y pensó que bloqueándolo se solucionaría.

Pero dios, Jungkook tenía que saber ya que aquel alfa no aceptaba un no como respuesta ni se rendía. Porque no se detuvo cuando el omega tuvo que huir del país y de todo lo que tenía allá transformado en sueño, abandonándolo todo solo por él. Los kilómetros no eran suficientes para que parara y encontraría la forma de seguir torturando a su omega favorito, aquel que sólo él pudo corromper y destrozarlo en miles de pedazos.

No, no dejaría ir su creación favorita tan fácilmente.

Y Jungkook lo había comprobado el sábado en la madrugada, después de sumergirse en sueños profundos acerca de lobos solitarios y grandes cielos azules. Ni siquiera supo porqué despertó a las cuatro de la mañana, pero su cuerpo sintió que algo andaba mal, la inquietud lo hizo abrir los ojos sólo para darse cuenta que se encontraba en su habitación oscura y fría por haber dejado la ventana abierta después de que la lluvia cesó, dejando solo el viento fresco colándose por su habitación y enfriándolo todo.

EUPHORIA |KTH & JJK|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora