Nubes [México x Canadá]

109.

—Felicidades.

Era un susurro en medio de un sueño extraño que involucraba tacos, cuerdas, una llanta y un caballo. Al menos tuvo la fuerza para sonreír antes de volver a caer profundamente dormida.

—Sonríe.

Por fin despertó debido al eco de un llamado lejano y se sentó para darse cuenta que estaba solita en esa cama grandota.

—Odio cuando se va antes que intente seducirlo en la mañana.

México refunfuñó mientras al fin abría los ojos en busca de alguna evidencia. Buscaba a su chico maple para que le diera un beso y la llevara en brazos a la cocina, pero solo halló una notita de buenos días y la pista de que su desayuno favorito estaba esperando en el comedor.

"Lamento no estar contigo, pero surgió un asunto importante"

Hizo una mueca mientras bebía la leche y leía el mensaje que acompañaba su desayuno. Pero sonrió al ver una rosa roja junto a una botella de vino.

—Maple, sé que algo tramas.

Pero le siguió el juego, persiguiendo las pistas que la llevaron hasta una tienda de ropa donde la esperaba un hermoso vestido con bordados.

—¿Dónde estás?

—Ten un poco más de paciencia, Mexique.

—No mames —río bajito mientras caminaba por aquel parque—. ¿Por qué tanto misterio? —le hablaba por teléfono.

—Porque es tu cumpleaños y me gusta que sea especial.

—Maple... Pero qué...

Se vio detenida por un pequeño grupo de bien vestidos mariachis, quienes empezaron a tocarle una serenata a pesar de que estaban en medio parque rodeado de desconocidos.

Y le encantó.

Tanto como ver a Chile y a Perú coreando junto a los profesionales en un intento por sorprenderla. O cuando le permitieron cantar junto a todos, mientras bailaba un poco y reía con ganas.

—¿Y dónde está él?

—No sabemos. Solo nos dijo que te entretuviéramos unas horas.

Mucho misterio, muchas risas y atención. México aceptaba que le gustaba la forma en que Canadá le festejaba sus cumpleaños, pero más le gustaba cuando lo tenía a su lado.

—¿Qué es eso?

Empezó a reír por la diversión y la vergüenza cuando un grupo de pendejos usando botargas de dinosaurio la rodearon, tuvo que amenazarlos con partirles la madre si no la dejaban en paz.

Pero se quedó en silencio cuando diferenció la risita de su gran amor.

—¿Maple?

—Me descubriste.

México reía al verlo dentro de ese traje horroroso e incómodo, burlándose de ese caminar corto y las manitas que no podían llegar muy lejos.

Pero se tuvo que callar cuando vio a ese tonto arrodillarse frente a ella.

—Maple.

—Quiero darte un regalo.

—¿Disfrazado de dinosaurio?

—Te gustan los dinosaurios, así que me pareció buena idea.

—Bueno... Sí, pero no.... y...

—Mexique... me dejas decirte algo importante.

—No si todos nos están mirando.

—Por favor.

—Bueno.

Nervios y temblores porque vio a Canadá luchar por quitarse parte del traje. Risitas acompañadas de otras que estaban disfrutando del momento tanto como ella. Y la mirada enamorada que conservaba a pesar de esos largos años juntos.

—Hoy que es tu cumpleaños, quiero darte algo especial.

—Maple...

—No es un anillo de bodas porque sé que no quieres casarte aún.

Se escucharon bufidos y algunos comentarios reprochando la decisión de la mexicana, pero también un "eso mamona" que amenizó el lugar.

—Pero es mi alma la que te quiero entregar.

—¿Qué?

Canadá mostró una pequeña cajita, que abrió estando arrodillado frente a la tricolor.

—Te amo tanto, que por ti daría mi vida, pero por ahora te pido te conformes con esto.

Era un collar con un dije especial, era un pequeño diamante rosado, uno muy raro y valioso, era una de las posesiones que Canadá atesoraba, y se la estaba regalando.

—Maple...

—Es mi regalo —sonrió—. Porque creo que mereces lo mejor.

México se cansó se escuchar tantas cursilerías, solo respiró profundo antes de lanzarse hacia aquellos brazos que le daban seguridad. Tardó un poco en opacar sus risitas nerviosas. Y un poco más en dejar de lagrimear porque era un manojo de emociones lindas.

Pero al final correspondió todos esos detalles con un beso y un te amo.

Era su momento especial, en un festejo especial, y en un lío especialmente extraño.