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—Me gusta robarme cosas.

—¿Eh?

—Justo ahora quisiera robarme tu corazón —Canadá sonrió.

—Awww... Maplecito romántico... Te voy a dar unos tacos, aunque sea. Ya vuelvo.

—Yo te espero.

México se fue a la cocina rápidamente y de ahí corrió al segundo piso como si su vida dependiera de ello.

—¡Perú! —le sujetó de los hombros—. Por si las dudas... Guarda todo lo bueno de la casa. No vaya ser que el maplecito heredara las costumbres de la mamá británica.

—No creo.

—Por si acaso, dije.

—¡Voy!

Nubes [México x Canadá]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora