26.

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Canadá despertaba muy temprano, era del tipo madrugador, así también se quedaba dormido temprano casi siempre. Y era bueno. Estaba lleno de energía desde la mañana, incluso cortaba leña y corría cinco kilómetros antes de hacer el desayuno...

Pero a veces era malo.

Porque despertaba antes que México.

Y tenía esos problemas.

Su rostro avergonzado estaba muy rojo, sentía la respiración de su taquito en su espalda, su cintura era abrazada con ligereza, y sentía la presión de cierta parte ajena contra su trasero.

—Oh, god.

Murmuró suavecito mientras cerraba sus ojos e intentaba decidir qué hacer. Porque no quería despertar a México... Pero cierta parte de su novio ya estaba despierta.

—Mexique —susurró intentando soltarse, pero solo logró un roce más marcado—. Despierta... Por favor.

Pero solo sintió un agarre más fuerte y el jadeo suave que le hizo cosquillas en la espalda.

—Mexique... ¿estás despierto?

—No.

—Mexique!

—Ey, Ey —rio entre dientes sin soltar esa cintura—. Si te mueves así... Me vas a alterar.

—Estabas teniendo un sueño sucio —acusó, avergonzándose más aún.

—Uno contigo, mi vida —empezó a dar besitos en esa espalda—. Ay... No sabes cómo me encanta que duermas sin polera.

—Mexique... ¿Me sueltas?

—No —sonrió entre caricias—. ¿Qué te parece un rapidito en esta hermosa mañana?

—Mexique, basta... No quiero.

—¿Seguro?

Canadá se sonrojó aún más antes de responder.

—Mexique, estoy muy avergonzado para eso.

—Está bien —México sólo se reía antes de soltarlo—. Me voy a desahogar en el baño... Solito... solín. ... Pero si quieres ayudarme, no me quejo.

—¡Taquito!

Nubes [México x Canadá]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora