A las afueras de Obelia, justo en el límite entre las tierras del imperio y el avanzado reino de Atlanta, existía un pueblo, que unía ambos reinos como un territorio compartido,aun cuando la mayoría del lugar le pertenecía al ducado Ernst de Atlanta,siendo el espacio restando del Ducado Alfierce de Obelia.
Era un lugar no muy grande, pero realmente en buen estado, con colores adornando las calles y melodías desde la plaza, la gente parecía convivir bien y sin problema.
Cerca del bosque hacia la hizquierda, había una mansión, si es que se podía llamar así, era una casa bastante grande, de dos pisos y grandes jardines, que posiblemente era la finca vacacional del ducado,despues de todo aquel peublito era excelente si querías desaparecer del mapa, pues ningún reino, se hacía cargo de él.
Athanasia miraba los puestos, que ofrecían comidas y objetos que nunca había visto, como aquel telescopio con diferentes tipos de lentes.
Su fascinación parecía encantar a los dos muchachos, quienes no escondían su apariencia, sólo las gemas en los ojos de la muchacha,era divertido ver a la joven princesa mirar todo como si hubiera estado viviendo en una cueva
--"Tampoco es muy diferente a ese lugar". - pensaron ambos muchachos, Kiel sabía de la situación en la que vivía su amada debido a su prima, que había dicho varias veces la pena que le causaba ver a su hermana vivir así, pero nunca a había hecho nada, y Lucas, quien había estado incluso en ese lugar, sólo de recordarlo quería matar al emperador.-
---¡Lucas, Kiel miren!. - dijo la chica, quien iba más adelante, corriendo para poder ir a ver una tienda de artículos mágicos, pero antes de llegar, chocó con una muchacha, vestida con finas ropas y que era más alta que ella, bueno muchos eran más altos que ella, su metro cincuenta no ayudaba mucho. -
--¡Lo siento mucho!. - dijo la mujer noble, quien se agacha para ayudar a la rubia, enseñando unos dulces ojos morados. -
Debían tener una edad parecida, pues su rostro mostraba su aún juventud, sus cabellos grises, bailaban con el tiempo, cubiertos por un sombrero celeste, igual que su vestido
--¡Hari, ven acá!. - la grave voz de un chico se oyó cerca y levantó el rostro, un chico de iguales cabellos grises y ojos azules, se acercaba a ambas chicas, seguido de un castaño con ojos del mismo color. - Kiel debe estar esperando...
El joven miró a la muchacha de cabellos rubios, quien en ese momento además de ser auxiliada por su hermana, era ayudada por dos jóvenes más, uno que parecía querer regañar la y otro que le dedicaba una sonrisa dulce a la noble, y luego a él
--Un gusto verlos, Hari, Erich. - comentó el peli blanco, quien Soltó una risita cuando el ojiazul de cabellos plateados, dejó caer el helado en su mano. - a ti también Kabel... ¿O ahora Sir Kabel?
Tanto Lucas como Athanasia estaban confundidos al ver como aquellos tres desconocidos saludaban y hablaban con tanta cercanía a su amigo ojidorado, quien sólo reía, ante los reclamos.
Sin que se dieran cuenta el abismo de los celos se vio en la vista de ambos portadores de magia, siendo solamente percibida por la otra chica, quien tapó su boca al notar su descortesía y solo se les acercó.
--¡Lamento mucho eso! Soy Hari Ernst, ellos son mis hermanos mayores, Erich y Kabel. - dijo la ojivioleta, mirando a ambos, y haciendo una reverencia. - ustedes debes ser Lucas y Athanasia, el hermano Kiel siempre los nombraba.
Aquella última frase encendió las mejillas del dulce oji dorado, quien intentó excusarse, frente a sus nuevos compañeros de vida, sin notar como la expresión de molestia estos mismos, se volvía más alegre.
--Un gusto conocerlos, Soy Kaleb, asistía a la academia junto a Kiel. - dijo sonriendo, acercando a ambos desconocidos y haciendo una reverencia. - le debemos mucho, así que les ayudaremos a que tengan una vida cómoda aqui.
--Y por otro lado me encargaré del papeleo para que sean habitantes de Atlanta. - comentó por último el más joven de los Ernst, ante la atenta mirada de los "magos". -
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En el Camino a finca Ernst, fueron en silencio, no se decía nada, y tampoco se preguntaba nada, el trío de hermanos parecía entender la situación, y Athanasia tampoco tenía demasiadas ganas de hablar con ellos.
Al llegar, se pudo notar varias cosas, como primero, que si bien el lugar estaba en buen estado, no había sirvientes, y, además de que tampoco tenía lujos, parecía una casa normal, de una familia de economía media.
--Este lugar fue abandonado hacia unas décadas, mandamos a refraccionarla para que pudieran quedarse aquí. - dijo el chico de cabello plateado, mientras recorrían el lugar, con tranquilidad. - cómo le dije a Kiel pueden pagar el lugar con mano de obra o en pequeña cuotas, no hay apuro
Llegaron al salón principal, donde una bella sala de estar hacia presencia, Athanasia no lo dudo, y solo se fue a sentar, recostandose un poco, por fin un sofá.
El resto la miró y solo rio, siendo Hari quien se sentó a su lado.
--No nos quedaremos, princesa. - dijo la muchacho, sorprendiendo a la rubia. - así que quédense cómodos en este lugar, es lo menos que podemos hacer por ustedes, mientras se mantengan en contacto
-- ¿Qué...?. - la muchacha solo le guiño un ojo y callo, mirando al peliblanco, quien Asintió, como dándole a entender que estaba bien confiar en ellos. - Esta bien... Pero no me digas princesa, no lo soy
Una sonrisa se formó en la cara de la Ernst, quien sólo se levantó y fue con sus hermanos, una visita rápida y corta, no se nesecitaba más, debían seguir con sus obligaciones en la capital
--estaremos en contacto. - dijeron el mago y el ex-noble hacia los hermanos, quienes sólo se despidieron con la mano y salieron del lugar, donde su carruaje los esperaba. -
--bienvenidos a nuestro nuevo hogar. - dijo el Alfierce, abrazando al pelinegro por los hombros y extendiendo su mano hacia la rubia quien sólo sonrio. -
Sin duda alguna, ese lugar pronto se volvió en su pequeño y cálido hogar.
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En el olvido (Princesa Encantadora)
FanfictionAthanasia sabía que su momento había llegado. Lucas sabía cómo salvarla, Kiel sabía cómo ayudarla. Solo bastó 15 años para que Obelia quedara de cabeza ante la muerte de la inocente princesa. Por supuesto esto no fue solo así.... La llegada de do...