Lágrimas De Los Recuerdos

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Tao miraba nervioso las puertas ante el. Tenía ganas de salir corriendo y abandonar el palacio de una vez, pero sabía que no podía, se había preparado tanto que era imposible irse en ese momento.

Ya con diecisiete años, Tao estaba a punto de ser coronado emperador de Obelia.

Sus padres, ya con sus cuarenta y cinco, cuarenta y ocho y casi trecientos años cumplidos, habían decidido retirarse del cargo de monarcas. Ninguno de los tres había querido serlo desde el principio, por lo que el que el alcanzará una edad justa era sólo una excusa para poder estar tranquilos.

El plan siempre había sido que uno de los mellizos tomará el trono, pero debido a la "muerte" del mellizo menor, Phoenix había quebrado como heredero al trono.

Luego se vino otro pequeño problema, el peliblanco quería casarse con Elise de Belgoat, la actual emperatriz de Belgoat, por lo que bueno... El chico terminó llendose de Obelia y siendo el sol de un imperio al otro lado del mar.

Luego había sido casi jugar a los descartes.
Vita se convirtió en una cantante y bailarina, con gran demanda, pero había terminado asentado cabeza al casarse con el hermano menor de Ezra, el heredero al ducado Jarvis.
Los gemelos no querían tener que ver con la política, y mientras que Elet se había unido a los caballeros imperiales, Alma se había enamorado de una gitana que venía con un circo a la capital y actualmente ambas tenían una cadena de dulcerias por Obelia y fuera de esta, por último estaba Amaré, quien al igual que los gemelos no mostraba interés y al cumplir los dieciocho había viajado para conocer las comidas de otras naciones.

Al final quedaba él, quien hacía ya varios años, quizás desde que había cumplido siete había estado metido en las oficinas con sus padres, así que había sido a fin y al cabo, la mejor opción para ser emperador, pues luego estaban los más pequeñitos.
Aeneas, Asher y Victorie, apenas tenían doce años, los dos chicos se preparaban para ser caballeros, mientras que la única chica, había sido separada de su familia cuando tenía cuatro años.
Victorie era la primera Santa desde centenares de años. Por lo que había estado siendo entrenada y llevada en diferentes santuarios para lograr controlar todo el poder sagrado en su interior.

Y por último habían dos niños más, Ren y Allen, mientras que el mayor de ambos poseía cabellos negros y ojos dorados, el menos de ambos poseía un cabello blanco y unos ojos ceruleo, realmente claros.

Estos dos últimos, apenas tenían diez años y eran completamente diferentes a sus hermanos, a todos incluso les recordaba al segundo príncipe, quien a esa edad era tan tímido y callado como esos dos.

Tao rio un poco, sin duda, sus padres habían dejado una gran descendencia.

Seco sus manos en su pantalón y volvió a mirar las puertas.

Recordó su vida en Corea, como un simple adolescente con buenas calificaciones, pero con una familia disfuncional.
Recordó a su padre alcoholico, que vendía a su madre para ganar más para seguir viviendo. Recordó a su madre llorando cada vez que un nuevo hombre llegaba y abusaba de ella frente a una cámara.
Recordó como en la escuela se burlaban de él por tener una madre prostituta. Recordó como sus amigos le habían dado la espalda, como abusaron de él en el almacén de su escuela, recordó como se debía aguantar todo para trabajar 6 llevar comida a su casa.

Y por último recordó, su muerte, cuando luego de haber caído inconsciente por una de las tantas violaciones a su pobre cuerpo, faltó al trabajo y al llegar a casa, vio como su madre estaba a puñalada y colgando de una cuerda en el techo, ahogada.
No reaccionó, pues apenas entró, una botella de vidrio le golpeó la cabeza y un cuchillo de cocina le apuñaló el vientre cinco veces. Luego sintió a su padre arrastrarlo y colgarlo, hasta que perdió el aire. Pará por último despertar, en el cuerpo de un pequeño niño de apenas dos semanas de vida.

En el olvido (Princesa Encantadora) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora