Lo que Destino Decida

1.7K 204 8
                                    


—¡Nix!

Era media noche, y Haim gritaba por la ayuda de su hermano. Moviéndose torpemente por la habitación, sin poder ver nada,choqueaba y golpeaba todo, sus ojos brillaban, pero todo era oscuridad y miles de imágenes pasaban por su cabeza.

Su hermano entró en la habitación asustado, viendo a su mellizo tirado en el piso tapándose los oídos, con los ojos brillando aún más fuerte que nunca. Y gritando por el dolor que le causaba.

—¡Haim!. —el más alto le agarro en sus brazos, y lo acurrucó, mientras que el menor murmiraba múltiples cosas que él no entendía. —Aguanta, ya pasará, ya pasara.

Últimamente, las premoniciones de Haim eran cada vez más seguidas y el chico parecía volverse loco cuando las recibía, perdía la visión por horas, el dolor de cabeza y en su cuerpo le dejaban completamente agotado.

Dos meses era el tiempo que llevaban en la capital, y las cosas se habían vuelto complicadas, sobretodo para el menor de los Lux. Quien había llamado la atención del emperador.

Claude parecía tener algo con el menor de los hermanos, y lo llamaba múltiples veces al día. Era bueno que estuvieran cerca uno del otro, hacia que las cosas he información fuera mucho más fácil de fluir para su rebelión. Pero a cambio de ello Haim se había vuelto un filtro de magia, y estaba absorbiendo toda la magia negra que Claude tenía en su interior, y que el castillo igual tenía,cosa que estaba afectando su vida cotidiana y no pasaba por alto por el emperador, quien empezaba a volver a sus sentidos.

Esa noche era un ejemplo de cómo la oscuridad pegada a su cuerpo hacían efecto, y le dejaban inválido por horas y días, lo suficiente hasta que pudiera limpiarse un poco.

Por otra parte Nix y Lucas habían estado moviéndose desde afuera, reuniendo gente y convenciendo a a los magos de ayudarles. Incluyendo entre sus aliados a Elise, la única persona además de ellos que había pasado las pruebas, quien había dado el apoyo militar y mágico de Belgoat para una revolución a gran escala si era nesesario.

Tenían todo bajo control, a excepción de la magia que se estaba consumiendo al menor de los mellizos.

—¡Eli, trae a Félix!. —dijo el pelo blanco, cuando la muchacha entró corriendo. —¡Esta ardiendo en fiebre!

—Ya vuelvo. —la chica, fue consumida por las sombras, desapareciendo del lugar con rapidez, si de algo estaba seguro Nix, es que la princesa era increíble y podían confiar en ella. —

Luego de un error, la chica se había dado cuenta de quienes eran, todo debido a que no cerraron la puerta de su habitación mientras hablaban, y ella les había dado completamente su apoyo, como era el momento.

El pelo negro respiraba agitado, y había empezado a a toser sangre. Por lo que Phoenix tuvo que tomarlo en brazos para poder ayudarlo a botar todo y respirar.

Sería nuevamente una larga noche...


---




Claude entró en el Amatista, con furia. Esa mañana Félix le había informado que el adolescente de ojos azules nuevamente estaba indispuesto, y ya le estaba sonando que era una. Pero apenas dio con el cuarto de aquel muchacho, la escena le dejó paralizado.
La habitación estaba hecha un caos y el chico, con su forma más grande y ojos ocultas, se encontraba durmiendo en su cama. Había restos de sangre y tenía un paño húmedo en su rostro, debido a su fiebre. Además de unas feas marcas negras que habían aparecido en el costado de su rostro, cuello y hombro.

Algo raro le pasaba al chico, eso sólo lo había visto una vez en el pasado, y había sido de una sacerdotisa, quien podía purificar el ambiente. Obviamente el chico tbien lo hacía, había notado que su magia no era de tipo ofensiva, pero ¿Cuán podrido estaba el ambiente como para el chico estuviera así constantemente?

En el olvido (Princesa Encantadora) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora