A la Tía le Faltan los Colmillos

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Zenith, miraba a ambos adolescentes frente a ella, con cierto desprecio. ¿Por qué su padre los había invitado a cenar con ellos?. Entendía qué fueran magos, y debían tener algo especial si el emperador los había citado, pero ante sus ojos, eran simples plebeyos mugrientos.

—Entonces... ¿Cuáles son sus nombres?. —preguntó, moviendo su tenedor de manera inquieta. —

—Phoenix Lux, su alteza.

—Y el mio Haim Lux, alteza.

Zenith, asintió con lentitud, esos niños contestaban lo justo y nesesario.

—¿De dónde vienen? ¿Que hacen sus padres?. —corto un trazo de carne y se lo llevó a la boca. — porque deben tener un buen profesor de magia si lograron pasar la primera prueba.

Ambos hermanos se miraron, unos segundos, como si estuvieran discutiendo algo, antes de que fuera el menor quien s e limpiará la boca y empezará a hablar.

—Venimos de Ambrosine, a las afueras del imperio. —dijo con suavidad, dejando su tenedor a un lado. — Uno de nuestros padres es un mago retirado, el nos enseñó a controlar nuestro mana, el otro es inversionista de varios comercios en Obelia, Atlanta, e incluso Shiodona, y nuestra madre se hace cargo de la escuela local.

—¿Son tres?. —por primera vez hablo el emperador, dejando sus cubiertos para mirar a ambos hermanos. —

El recuerdo de sus sueños, donde siempre veía a una familia unida, con tres padres, se le vino a la cabeza.

—Si, majestad, tenemos dos padres y una madre, son un matrimonio poligamico. —dijo esta vez Nix, quien miró extrañado al emperador. —

—Ah. —Asintió varias veces y volvió a comer. —

—No sabía que un matrimonio múltiple era posible en Obelia. —por primera vez, habló el príncipe consorte, casi sin ser audible, y reciben una sería mirada de su esposa. —

—Bueno... Aunque nuestros padres son de Obelia, tienen una protección de resguardo y también nacionalidad en Atlanta, y están casados bajo las leyes de ese país. —volvió a contestar el pelinegro. —Nadie dijo nada así que supongo que están permitidos.

La familia real quedó en silencio, mirando a ambos chicos, que comían con elegancia y tranquilidad, como si hicieran eso todos los días.

—¿Quién les enseñó modales?. —volvió a preguntar Claude. —

—Nuestro padre, era un noble, o eso creo. —dijo despacio el menor, haciendo una expresión como si no supiera de que hablaba. —

—Me gustaría saber quienes son los que criaron a estos niños ¿Como dicen que se llaman sus padres?. —preguntó Zenith, todo se estaba volviendo bastante extraño en aquella conversación. —

A esa pregunta ninguno de los hermanos contestó de manera coherente, pregunta trampa, la conocian muy bien. Al mismo tiempo, que eso pasaba, Félix entró al salón, mirando a los presentes y haciendo una reverencia. Phoenix, tuvo que tomar el brazo de su hermano para que esté no siguiera sus instintos de ir con su abuelo.

—Majestad, el mago Lucas desea verlo. —dijo con su característica seriedad, ambos hermanos se tensaron, cosa que no pasó desapercibida por el emperador ni por la princesa. —

—Dile que venga y se nos una. —dijo, tomando de su copa. —

Dejbajod e la mesa, Haim, apretaba sus puños, ese momento no tendría un buen final, lo tenía asegurado, había dos posibilidades, y ninguna de esas le agradaba.

— Dos opciones, decir que nuestro padre es Lucas, o luchar contra el y ser sacados del palacio al perder. —La voz de Haim se hizo presente en la cabeza de Nix, quien se giro a verle

¿Por qué debemos perder a propósito?

—Porque papá Lucas es el mago ancestral.

Phoenix hizo un pucherito al recordar que era verdad y solo selavnto un dedos, para decir que le gustaba la primera opción.

Zenith miró lo que hacían aquellos hermanos, con sospecha. Actuaban demasiado extraño y ellos tenían algo, no sabía que, pero sabía que era peligroso, aun más para los planes que Sir Keiran tenía pensados.
Debía deshacerse de ellos lo más pronto posible, fuera como fuera.

Haim, sonrió, als aber lo que quería aquella mujer, y simplemente, se limpio la boca, viendo la puerta por donde entraba su padre de mayor edad, frunciendo el ceño al verlos sentados allí.

—Glorias y bendiciones para el sol naciente de Obelia y para los próximos soles. —dijo el mago, haciendo una reverencia,  sentándose frente a ambos hermanos. —

—¿Piensan quedarse en la capital?. —preguntó nuevamente Zenith, ignorando la llegada de Lucas. —Si es así, podría ser su tutora. Creo que podría ser mejor madre que una maestra de un pueblo pequeño

Ambos hermanos fruncieron el celo, cualquier otro aceptaría si no fuera porque ellos sabían.

—Lo siento su alteza, pero debemos negar su favor, lo considero descortés decirlo frente a uno de nuestros padres. —comentó Phoenix, con tranquilidad, mirando luego a Lucas, quien simplemente abrió los ojos. —

—Además.... Creo que es bastante indecoroso el que nos ofrezca algo así como una adopción cuando dentro suyo planea matarnos. —dijo Haim, mirando su plato, con tranquilidad. —

Lucas, asomo una pequeña sonrisa, si bien nunca sabía el que planeaban sus hijos, en momentos como ese, se sentía bastante orgulloso de enseñarles como atacar de forma piadosa, a la gente.

—Haim, Phoenix, deberían guardarse tales pensamientos, su madre les enseñó otras cosas. —les llamó, a lo que ambos chicos miraron al pelinegro, con una sonrisa inocente. — Lamento majestad que mis hijos sean irrespetuosos, algunas veces olvidan con quienes tratan.

—Jim tiene curiosidad por sus hijos, mago. ¿Que edad tienen?. —pregunto, mirando a ambos muchachos. —

—Quince, majestad, tenemos quince. —Contestó el mayor de ambos, mirando a todos los presentes, donde los dos adultos más jóvenes, parecían querer reír. —

—Entonces si mi hija quiere matarlos.... No veo porque no debería...—contestó Claude, acomodándose en su asiento, a lo Haim cerró los ojos, y habló. —

—Por qué quizás somos los únicos que puedan curar la magia negra, de ambos. —dijo, tapando sus ojos, al abrirlos, para ocultarlos. — ¿no tiene curiosidad por los hijos del mago Lucas?

Todo guardo silencio, y una sonrisa abismo la cara del emperador, mientras la magia oscura de la princesa se hacía más fuerte.

—Debe haber sido difícil cuidarlos hasta ahora, mago. Ahora Jim estará al pendiente de estos niñatos.

La cara de la princesa se hizo un poema, y Nix pudo jurar que aquello era bastante divertido. Si bien tenía aquel hechizo de encanto, podía ver que esa no era su buena forma. Haim, podía ver la figura casi amorfa de la muchacha, pero no dijo nada, más bien, le recordaba aún más a los mounstros de los cuentos que leia de pequeño.

Tenía su aura oscura y sus ojos parecían mostrar odio puro. Elen incluso tembló debido a que notaba la furia de su mujer, sabía que esa noche sería complicada

—Entonces espero verlos más seguido, Phoenix, Haim. —la falsa sonrisa que Zenith les regalo, hizo que los mellizos comprobará que la mujer no era para nada encantadora. —

Le faltaban los colmillo para ser la más horripilante bestia...

En el olvido (Princesa Encantadora) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora