Roger Alfierce, se movió hasta el cuarto abandonado de su hijo, donde había encontrado, el día de su muerte, el cuerpo del chico colgado y una carta con sus razones y últimas palabras.
Se sentó en la cama, y acarició el muñeco que su hijo solía amar de pequeño. El haber visto a aquellos muchachos, tan educados, y con parecido a su hijo, había sido como dejar caer limon en un corte de papel.
Se quedo un buen rato alli, recordando a su hijo. Cuando era niño y le llamaba con voz dulce, diciéndole "Papi". Cuando iba a buscarlo para jugar y el le ignoraba y mandaba a estudiar, recordó su cara de desilusión cuando le dijo que se casaría con Zenith y que no podía acercarse a la princesa Athanasia. Si Roger hubiera tenido más consideración, y hubiera sido mejor padre, habría notado lo enamorado que estaba su hijo de la famosa princesa del Sol, y que por su culpa había muerto.
Luego de un rato, después de llorar, se levantó del lugar y volvió a cerrar con llave, caminando por los pasillos, para ir a buscar a Lysse.
Dos años después de la muerte de Kiel, se había visto envuelto en la busca de un heredero, o alguien que quisiera hacer un tratado, para cuando el muriera y que las tierras del ducado quedarán a salvo.
De esa forma un día en las calles, Noto a una mujer, de cabellos rubios claros y ojos verdes, que pedía limosna, y no parecía bien de salud, cuidaba de un niño, quien debía tener tres años, de cabellos lisos, azulados y unos bellos ojos del color del mar, bajo y delgado, en malas condiciones.
No fue amor, ni amabilidad hacia esa mujer, el que la llevara a su casa. Fue el hecho de ver a aquel niño, tan indefenso y sin cuidado el que le ablando el corazon. La mujer no vivió más de una semana, y por lo mismo, su sentimiento paternal creció aún más, y adoptó al niño. Lysse Alfierce en aquel entonces tenía tres años, y aún. Cuando habían pasado catorce años desde entonces, seguía sumamente agradecido con él duque, y quería ser su orgullo, aunque sabía que no podría nunca, llenar el vacío que Kiel, había dejado.
Mientras el duque iba a buscar a su hijo, los hermanos intrusos de aquella casa, estaban terminando de ser atendidos, por primera vez en sus vidas.
Las sirvientas que les atendían, y que eran mayoritariamente jovenes, parecían tener pidulle* moviéndose de un lado a otro inquietas, con sus caderas contoneandose a cada lado, para tomar la atención de aquellos dos hermanos. Hacia mucho tiempo que no venían personas tan jóvenes a aquel lugar.
Pero en vez de lo que querían, los hermanos en su mundo, mientras que Nix estaba demasiado pendiente en cómo involucrar menos a su hermano, mientras tomaba un relajante baño, con aromas que nunca antes había sentido. Haim, dejaba que le peinaran - pues las sirvientas parecían adorar el cabello suave y sedosod el chico-, con sus ojos cerrados, y mirando todo lo que estaba pasando en aquella mansión, en su hogar, en Ambrosine, y en la torre negra con su padre. Este último le costaba, pues debido a todos los hechizos del lugar, le dolía la cabeza.
Apenas estuvieron listos, ambos hermanos salieron de las habitaciones asignadas, una al lado de la otra.
Nix llevaba un camisa blanca, y pantalones negros, llevaba un chaleco encima de la camisa de un color azul petróleo, y un pañuelo al cuello del mismo color. Estaba intentando soltarse el cuello, pues este le incomodaba un poco. Pero más allá de eso, su cabello desenredado y algo más peinado que de costumbre y bien arreglado, se veía mucho más guapo de lo normal.
Por otro lado, el mellizo menor había sido parte del juego de las mucamas. Si bien llevaba una camisa gris oscura, un pantalón negro y un chaleco color blanco, que combinaba con la corbata-pañuelo, color crema. Su cabello estaba peinado, con dos trenzas hacia atrás, que se unían en la parte posterior de la cabeza con un broche de seguramente oro.
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En el olvido (Princesa Encantadora)
FanfictionAthanasia sabía que su momento había llegado. Lucas sabía cómo salvarla, Kiel sabía cómo ayudarla. Solo bastó 15 años para que Obelia quedara de cabeza ante la muerte de la inocente princesa. Por supuesto esto no fue solo así.... La llegada de do...