Cap. 85

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/Narradora/

-¿así que prodigio en pociones no Potter? - pregunto divertido Dimitrius mirando el libro que había agarrado de él estante del profesor Horace- yo conozco ese libro, es de mi padre- pensó el chico.
-solo fue suerte- dijo algo colorado el chico de lentes.
-como la que necesitará Ron para entrar en el equipo de Gryffindor- se mofo el pelinegro.
-tu ganaste tu puesto en el equipo de Slytherin por ser hijo de Snape y ahijado del padre de Malfoy- se defendió el pelirrojo, Hermione se puso entre ellos.
-ya basta los dos- dijo la chica algo cansada- Dimitrius es buen cazador y tu eres bueno en el deporte.
-soy el mejor cazador, cuidado cuando entres en el equipo de tu casa Weasley, estaré encantado de patear tu trasero con cada quaffle que meta en los aros- dijo para molestar el primogénito de los Snape- si me disculpan, tengo algo que atender, Mione, te veo en la noche y en el lugar que ya sabes.

Severus por su lado estaba más que estresado, sabía que ese año no sería nada fácil, y con el pasar de los mese, se dio cuanta que su hipótesis era cierta, Draco fallaba con cada intento de acabar con Dumbledore, su hijo estaba metido en sabrá Merlín que, pues no le contaba nada, Potter y su séquito parecían estar algo quietos, pero eso se fue al carajo el día que encontró a Potter en el baño de hombres con varita en mano y un Draco tirado en un charco de agua y sangre, desde ese día todo se había complicado más.

-tu tienes que hacerlo, el chico aún tiene salvación- decía Dumbledore- no tiene que manchar su alma.
-¿y te has puesto a pensar en la mía? Mi alma ya debe ser de color negro en tu totalidad Albus, entiendelo, tengo una familia y siguiendo tu plan solo terminaras haciendo que maten a mi familia y que yo termine en Azkaban- decía exasperado el pocionista.
-todo es por el bien común Severus- el hombre miró al viejo con asco.
-a veces estoy tentado en pasarme de manera definitiva al bando del señor oscuro- reprocho el hombre.
-y sin embargo no lo harás por que tienes una deuda que saldar.

Esas últimas palabras lo hicieron pensar, él tenía familia y estaba más que satisfecho con ella, su esposa era ni más ni menos que de quien se enamoro desde cuarto año, con quien vivió desde que su madre falleció, quien sabía como sacarlo de sus casillas y como calmarlo, era una mujer por mucho hermosa, pero más allá de su físico, era hermosa en todo, su alma, el amor que profesaba, su primogénito podía llegar a ser un majadero raro, pero era noble, eso lo sabía, y por último, sus dos pequeños, Eileen y Arcturus, ese par eran sus ojos en ese momento ¿por qué sacrificar eso? La respuesta fue fácil, por la amistad que tuvo con Lily Potter, sabía que si el caso hubiera sido al revés, ella también habría protegido a sus hijos y por ello estaba en deuda con ella.

Después todo comenzó a pasar cada vez más rápido hasta que el día llegó, Draco se levantó de su cama y se vistió como en trance, tomó de su mesa de noche su varita y sin hacer ruido salió del cuarto, camino por el colegio, conciente de que aquel día ya nada volvería a ser lo mismo, el mundo que conocía estaba por irse al carajo y él mismo ayudaría a eso, con pasos lentos llego al salón de Menesteres y se poso frente al armario que había reparado. La noche era gris, como si el sitio presintiera que los tiempos de Lord Voldemort habían llegado, el cielo amenazaba con dejar caer agua a cántaros, el aire era gélido con un ápice de maldad.

-harmonia nectere passus- dijo el chico con varita en alto y después de abrir aquel armario, salió del salón, esa noche tendría que matar a Dumbledore, corrió a toda la velocidad que le dieron sus pies, su corazón latía con tal velocidad que parecía un zumbido, con cada paso sentía que iba a desfallecer en cualquier momento, pero entonces llegó a la torre de astronomía, y con pasos sigilosos subió, alcanzó a escuchar un par de voces, después estas se detuvieron y fue cuando el salió, miró al viejo parado cerca de la orilla de la torre- ¿con quien habla?
-no hay nadie más aquí Draco- dijo calmado el hombre.
-escuche voces--sanjo el chico.
-tiendo a hablar solo, es algo que se necesita a veces--Draco alzó la varita.
-¡expelliarmus! - musito y la varita del director calló al piso.
-tu no eres esto- el rubio frunció el ceño.
-usted no sabe quien soy, e hecho cosa terribles- alzó su manga derecha.
-no tienes que hacerlo- volvió a hablar el anciano.
-no lo entiende, si no lo mató- la voz se le iba quebrando- el me matará- entonces se escucharon un par de pasos presurosos y al poco tiempo por las escaleras subió un chico alto, de piel cetrina, pelinegro y de ojos azules, vestido con un traje negro.
-joven Snape- dijo Albus.
-director- respondió el chico.
-¿tu padre sabe que estás aquí? - pregunto.
-mi padre desconoce muchas cosas por su bien y el de mi familia- dijo el chico con un aire aristocrático, que Harry, quien podía ver todo desde donde estaba escondido, nunca lo miró tener.

La Copa De La Vida  [Severus Snape]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora