Cap. 89

831 84 30
                                    

/Narradora/

Dimitrius corrió, por instinto iba a la casa de los gritos, algo no andaba bien y eso lo tenía preocupado, poco a poco fue viendo más cerca la casa de los gritos y sin darse cuenta cómo, ya estaba subiendo sigilosamente las escaleras escuchando atentamente todo.

No había errado, su padre estaba ahí, con Tom.

-ha llevado a cabo magia extraordinaria con esa varita mi señor, tan solo en las últimas horas - escucho decir a su padre mientras él se ponía detrás de una puerta.
-no, yo soy extraordinario, pero la varita no me corresponde - siseo el hombre.
-es la varita más poderosa, el mismo Ollivanders lo dijo- dijo Severus tratando de estar tranquilo.
-la varita no me es leal, eres astuto Severus, creo que sabes a que me refiero- Dimitrius sintió como se le revolvía el estómago al escuchar aquello.
-la varita le pertenece a usted y sólo a usted- Voldemort chaqueo la lengua.
-la varita le pertenece al mago que mata a su dueño anterior- escucho el chico- nagini.
-¡Noooo! - grito Dimitrius saliendo de su escondite y alcanzando a abrazar con su cuerpo a la serpiente antes de que esta llegase a Severus, quien no perdió tiempo y sacó su varita dejándola en alto.
-¡inmobilus! - grito Voldemort a Severus pero este se protegió, pero la tela de la túnica del mago oscuro lo atrapó, presionando su cuello, atando sus manos y sus pies mientras lo elevaba para dejarlo ver a su hijo- ¡Eres un pequeño traidor!- grito colérico el hombre- te enseñe casi todo, protegí a los tuyos, eras de mi propiedad, serias poderoso a mi lado mocoso inútil- Severus miraba estupefacto y luchaba por quererse liberar- no eres más que una rata, como ti asqueroso padre mestizo- el muchacho sonrió cínico y con el poco aire que tenían sus pulmones habló.
-tu también eres un asqueroso mestizo Tom, como mi padre y yo- dijo el muchacho.
-pagaras por lo que has hecho- hablo Voldemort y miro a su serpiente- una muerte lenta y dolorosa Nagini- y la serpiente se alzó un poco para después morder múltiples veces la pierna del chico, quien gritaba del dolor, Severus en ese momento calló al piso, la serpiente dejó de lado al muchacho y sin previo aviso se fue directo al cuello del padre- es lo menos que mereces- dijo el mago y desapareció, Severus se arrastro con lágrimas en los ojos a su hijo y este lo volteo a ver con una sonrisa y lagrimas en los ojos, Severus como pudo abrazo a su hijo.
-soy un héroe papá - Severus miro al chico y comenzó a sollozar- mis hermanos... - trago, la boca comenzaba a ponérsele seca por el veneno que corría por sus venas y quemaba todo su ser por dentro--están con Lucas...
-n-no hables- dijo con pocas fuerzas el hombre mayor- estaremos bien hijo- el muchacho volvió a sonreír
-te amo papá- dijo y volteo a ver el techo sintiendo como el alma poco a poco se le iba, Severus miró como el cuerpo del chico perdió fuerzas y después como cerraba sus ojos con pesadez, se aferro al cuerpo de su hijo y lloro como nunca, era un idiota, su hijo siempre lo había protegido y él se empeñaba en desacreditarlo, le dijo que no era digno de ser su hijo, lo golpeó, lo tiro de loco y el chico, aún en sus últimos segundos le había dicho que lo amaba, él era quien merecía estar en su lugar, pero no tardaría mucho, pues comenzaba a dejar de respirar poco a poco, su propia sangre lo iba ahogando y sus párpados pesaban, se aferro al cuerpo de su hijo y cerró los ojos, todo fue negro y lo último que escucho fue una puerta azotar, después, nada.

Cuando estaba en paz al fin, escucho una pequeña vocecilla chillona, abrió los ojos y estaba él en un prado, el pasto era verde, había un gran árbol donde de donde colgaba una cuerda con una llanta, cerca había un riachuelo, se miró la ropa y no llevaba lo mismo, en su lugar tenía ropa blanca, pantalones de lino blancos, una ligera playera del mismo color y un par de zapatos de tela.

-¡Papá! - escuchó de nuevo y volteo al frente, por el pasto corría un pequeño, quien igual que él iba vestido de blanco, un short, una playera, tirantes, calcetas largas hasta arriba de los tobillos con un borde de encaje y zapatos de charol, una lágrimas corrió por sus mejillas ¿cómo no reconocer a ese pequeño? El niño tenía no más de tres años, su piel era blanca como la de él, su cabello negro y lacio hasta un poco arriba de los hombros, sus enormes ojos azules como los de Kasandra y su pequeña nariz respingada, ese era su pequeño Dimitrius- ¡papi agarrarme! - grito el pequeño mientras corria a su padre con los bracitos abiertos, Severus se agacho y lo cargo en brazos mientras lo estrechan a con fuerza a su cuerpo.
-te amo hijo- dijo el hombre sintiéndose en paz e inmensamente feliz.
-lo se papi, lo dices seguido- decía aquella voz aguda.
-es porque no quiero que lo olvides- dijo tocando la punta de su nariz.
-¿jugamos? - pregunto el niño removiendose en sus brazos para bajar, Severus divertido lo bajo.
-me parece un buen plan- el niño dio briquitos y aplaudió.
-te toque, te toca- dijo a la vez que le picaba con uno de sus dedito la pierna derecha y se lanzaba a correr.

La Copa De La Vida  [Severus Snape]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora