Antagonistas

12 6 0
                                    

¿Qué hace a un antagonista, un buen antagonista? Responderé mi propia pregunta así: que sea un buen personaje. Lo que significa dedicarle tiempo y esfuerzo.

Primero que todo, demos una definición para el villano, o como prefiero llamar a estos personajes: antagonista. Definición sacada textualmente del diccionario de google: "adjetivo · nombre común. [Persona] Que actúa de manera contraria y opuesta a otra; especialmente, personaje que *se opone al héroe o protagonista* en el asunto principal de una obra literaria, una película u otra creación artística". Ahora sí.

En aquella fría noche de septiembre, a las dos de la madrugada, en el seno de una fina familia, nació: malo malísimo; el anticristo, el mayor villano de toda la historia, un ser que muerde el helado, duerme con la puerta del armario abierta, patea cachorritos en sus tiempos libres y odia con todas sus fuerzas al protagonista genérico de turno que, todavía, ni ha nacido.

Nadie nace siendo malvado, de pronto nace con problemas mentales, pero eso lo discutiremos más adelante. Las personas se hacen malvadas, toman decisiones equivocadas, confían y siguen a las personas incorrectas, luchan por su causa y sus valores. De cierta forma, la moral es muy subjetiva. Es por esto que, a tu antagonista, debes hacerlo malvado, romperlo y hacer que ese tierno bebé, que nació una fría mañana de septiembre, se convierta en el anticristo por las experiencias que vivió, no porque nació así. Estas experiencias las llamaremos: momentos de ruptura, por comodidad académica.

¿Qué es un momento de ruptura?: es una situación que ayuda en la evolución del personaje. En el caso de los antagonistas, son todas las situaciones que, porque debemos recordar que las personas no cambian con una sola mala experiencia, conllevaran a que tu personaje se convierta en malvado. Para esto, debes sumar la psicología de tu personaje, debes de conocerla muy bien y tenerla bien definida para saber cómo evolucionara tu personaje, o mejor dicho cómo fue su evolución. El momento de ruptura dependerá de la psicología de tu personaje, no todos reaccionan igual a los estímulos del exterior, así, un mismo evento puede repercutir de diferentes formas en dos personajes dándoles caminos opuestos. Por ejemplo: dos hermanos pierden a su madre en un accidente de tránsito por culpa de un borracho, un hermano se vuelve un asesino serial de alcohólicos y tortura sus familias, el otro, un policía de tránsito incorruptible.

Muchos suelen explicar la maldad con una infancia dura y trágica, pero intenta esparcir los momentos de ruptura, en la adultez, hace unos meses al comienzo de la historia, o dar una vuelta a la tuerca: pudo tener una infancia y adolescencia feliz donde era popular y sus padres le daban todo, y justo al salir de ese cuento de fantasía y enfrentar el mundo adulto, se convirtió en un tremendo hijo de pv*...

Es bueno mostrar estos momentos de ruptura al lector, para que pueda simpatizar con nuestro antagonista, para que pueda entender el porqué de sus acciones, para mostrar que no es un malo malísimo, sino, un buen personaje, pongo de ejemplo la escena en Toy Story 3 de Lotzo al ver que fue remplazado por Molly o las tres primeras películas de Star Wars, que nos muestran la evolución que tuvo Darth Vader.

Ahora, por otro lado, existen los psicópatas, en mi humilde opinión la salida fácil de escritores mediocres, el Joker no cuenta, él es una genialidad muy bien desarrollada. La principal razón de los psicópatas para ser malos malísimos, es su falta de empatía hacia otro ser, son personas que en el fondo y sin necesidad de mostrarlo, son egoístas. Sin embargo, este recurso bien manejado puedo ser increíble; explicar el porqué de su locura, el cual recurre a lo ya mencionado: los momentos de ruptura. Ejemplos cutres: enloqueció y se volvió un agente del caos porque vivió un incendio donde lo perdió todo, agarró un odio irrazonable al protagonista porque sus padres mataron a los suyos, está obsesionado con la hermosa novia porque todos le hacían bullying en la escuela y ella lo defendía, x. Trastornos mentales bien manejados y, sobre todo, explicados y con trasfondo, pueden hacer de los psicópatas buenos villanos.

Algo muy importante, al momento de definir qué es el antagonista, es entender que es quien detona el conflicto de la historia, son sus objetivos los que obstaculizan los del protagonista y esto lo debemos tener muy claro; no se preocupa por destruir al protagonista hasta que este se interpone en sus objetivos, porque debemos recordar: el antagonista también debe tener objetivos, y estos los debemos tener muy claros como escritores; son estos los que van a mover al antagonista, son estos objetivos los que, tarde o temprano, entrarán en conflicto con los demás personajes y en especial con el protagonista: quemará toda la villa natal del héroe con sus aldeanos encerrados, aaaah, pero lo hace porque la villa está construida sobre la tumba que quiere saquear; mató al ser querido del protagonista, aaaah, pero lo hace porque él tenía información que necesitaba. Mi punto es, nadie hace algo porque sí, hasta la toma de rehenes es con un fin: tener una protección contra el otro bando.

Ya si sus acciones son por gustos, no sé, decapita conejitos porque le divierte, pues iría al apartado de psicópatas y ya dije que me parecen villanos mediocres; es un intento del escritor por mostrar morbo y causarle algún temor al lector, pero en mi humilde opinión: son muestras de inexperiencia con la creación de historias. Una forma en la que podría rescatar este tipo de acciones morbosas para crear odio en el villano, es en situaciones de mucho estrés, donde los instintos más primitivos sean los que manejen el cerebro: el hambre, el miedo, el instinto de supervivencia, el instinto de reproducción, las hormonas alborotadas, x.

Lo de matar conejitos me lleva a: trazar los límites del antagonista. Es una persona y aunque mate, torture y viole porque sus objetivos o psicología se lo dictan, existirá algo que sería incapaz de hacer y como escritores debemos conocer los límites de nuestro antagonista, y si se explican, mejor. Por ejemplo: en la saga de El Padrino, asesinan y extorsionan, pero son incapaces de vender drogas, porque los valores familiares de Don Vito, que le fueron inculcados, no se lo permiten. Humanizar al antagonista puede ayudar a que el lector simpatice con él y crear un personaje memorable, que sostenga una buena historia.

Algo que debemos tener en cuenta, al momento de crear nuestro antagonista, es que debe estar, como mínimo, al nivel del protagonista; debe representar un desafío, si no, ¿cuál es el chiste del conflicto?

El antagonista no tiene porqué ser una persona. Has del villano, del obstáculo de tu protagonista, como alegorías, un traficante de armas que representa la guerra, un abogado que representa el interés económico y corporativo del arte, un personaje que representa tu mayor miedo o el de tu protagonista.

Tampoco tiene que ser un malo malísimo, recordemos que el objetivo del antagonista es ser el obstáculo del protagonista; puede ser un rival amoroso, un fanático moral que impide los sueños indecentes del protagonista, una mala compañía que descarrila al protagonista, la naturaleza en su muestra de poder, alguien con inseguridades que tiene envidia del protagonista, la corporación/gobierno malvado, un ser no humano, x.

En conclusión: llena toda la ficha técnica con los antagonistas, eso incluye miedos, sueños, esperanzas, todo, y agrega un apartado para los momentos de ruptura. Los buenos villanos son recordados y para esto deben ser buenos personajes. Dale matices grises, no tiene que ser siempre blanco y negro. De nada sirve humanizarlo, darle toques únicos como personaje (muletillas, diseño, x) si no explicas y le das trasfondo a lo importante del antagonista: su maldad. El antagonista no necesita ser malo, basta con que sus objetivos estén en contra con los del protagonista. Recuerden: el villano es el protagonista de su propia historia y es nuestro héroe, su antagonista.

—B.

TeoríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora