Descripciones indirectas

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Cuando trabajamos las descripciones indirectas, es necesario tener un dominio aceptable de las descripciones para hacer que el mismo lector pueda deducir sobre lo que estamos hablando sin mencionarlo. Estas descripciones funcionan para el desarrollo de tramas que contengan un poco de suspenso, donde sea necesario el misterio y que el mismo lector crea que puede tener el dominio de lo que se está narrando, pero nosotros como escritores podamos cambiar todo.

Las descripciones indirectas ayudan a que el lector se sienta fascinado por los sucesos que están pasando ya que se obliga a él mismo a pensar y en imaginar todo, ya que muchas veces se falla al escribir con las menciones excesivas sin dejar que el mismo lector pueda hacer sus propias descripciones.

Estas mismas podemos usarlas en las conversaciones de los personajes para inducir al lector a creer que hay sucesos específicos reales y que se crea que es una percepción del narrador sin ser real del narrador, sino que sea del mismo personaje, limitando la percepción y la descripción al personaje y manejando las situaciones que se crean a favor de la trama. Por ejemplo:

Hacer que el personaje, en una conversación con otro, describa algo específico desde su perspectiva, que no sea mencionado a ciencia cierta, pero que se haga una construcción de este escenario, y hacer que el lector crea que esto mismo sea importante, relevante, o que la trama va por esos caminos, pero cuando la narrativa avanza, y el escritor desarrolla los sucesos, puede manejar esta predisposición para generar una sorpresa en los sucesos, dando un mayor impacto.

También se usa para las historias de terror o de suspenso, donde es necesario mantener al lector constantemente con una tensión sin decirle que hay detrás de todo. El éxito de este tipo de relatos no es decir que hay, no es matar a los protagonistas de la manera más sangrienta, no es crear un monstruo demasiado terrible, es mantener los sucesos a un punto donde quiero decir todo, pero no digo nada, esto genera una tensión en su mente donde quiera saber todo de mano del narrador, pero que nunca lo tendrá, o al menos no hasta un tiempo después.

Esto no solo es importante para esto, sino que ayuda a la habilidad del escritor a manejar situaciones importantes y de mucho impacto de una manera más sutil sin tener que abordarlo con una descripción o narrativa directa, que, como ya había dicho, esto hace que el lector o la historia pierda impacto narrativo y emocional.

Las técnicas para esto pueden variar mucho dependiendo del escritor y del estilo que maneje, pero algunas pautas que uno puede tener en cuenta son:

1) No describir siempre con las mismas palabras, es bueno buscar siempre sinónimos diferentes.

2) Los adjetivos y adverbios deben no pueden sobrepasar más de dos por cada oración descriptiva, ya que del mismo modo debe ser sutil, no puede ser saturada.

3) Las oraciones deben ser no exactas, pero que todas tengan una idea central de la cual deban narrar algo sin decir realmente lo que es.

4) Manejar ambigüedad en los sucesos, ya que, si queremos que sea una manipulación al lector, debemos darle una descripción que parezca exacta, pero que, con el tiempo, pueda empezar a tener dos o tres significados diferentes, y que dependiendo de la línea que estemos trabajando, se crea que se está rectificando un suceso no dicho.

5) No abusar de estas descripciones cunado son varias en un libro, ya que en un relato corto es bueno que todo sea narrado de este modo, pero no siempre es bueno si no se sabe dar exactitud a un suceso o descripción en la que circundar.

6) No limitarnos a las descripciones siempre básicas, sino buscar maneras distintas de narrar un mismo suceso.

—Balthäzar.

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