Capítulo 18

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-¿Sabes lo raro que es escucharme todo el tiempo?

Sonreí sin mirarlo y volví a mezclar la sopa delante de mi. La cocina estaba inundada con el olor a vegetales y condimentos, y la verdad es que era condenadamente exquisito, no era por alardear.

-No es mi culpa que hagas música tan buena.

Observé de reojo que se sentaba en la isla y chequeaba su teléfono con el ceño repentinamente fruncido, y como buen ser humano curioso que soy, dejé la cuchara de madera a un lado para acercarme a él y ver lo que lo tenía tan serio.

Estaba hablando con Jeffrey sobre un concierto benefico en Nueva York, y Harry le decía que no quería estar lejos de casa por tanto tiempo como lo eran tres días. En realidad no eran demasiados, pero seguramente discutir eso con él era una perdida de tiempo.

-¿Por qué no vas?

-No hablaremos de esto otra vez, ¿no? - bufó.

Con una sonrisa aparte el teléfono de sus manos y pase las mías pos sus hombros. Su camisa de manga corta me dejaba ver sus tatuajes, y leí con lentitud el logo de treat people with kindness en él. La verdad es que era mi camiseta favorita y solía usarla para estar en casa, además, era comodisima.

-Ve.

Negó con la cabeza mientras escondía su nariz en mi cuello. Me reí alejandolo y golpee con suavidad su hombro.

-¿Le falta mucho a esa sopa?, muero de hambre.

Me había costado que me dejara hacer el almuerzo. Harry estaba siendo muy paranoico con respecto a la situación, incluso mas que antes. De cierta manera me parecía un poquito tierno, él parecía un poco mas animado con el tema, pero todavía me faltaba mucho por aprender junto a él.

Mas que nada esa actitud tan complicada que estaba tomando.

-Está casi lista, pero no me cambies el tema.

Rodó los ojos, pasando las manos por mi cintura y pegándome a él. Esa sensación cálida y familiar recorrió mi espalda y le sonreí para después besarlo. Sinceramente no podía expresar con palabras exactas lo que sentía en ese momento.

Bajo ese techo, entre sus brazos, con nuestro hijo dentro de mí y sus labios sobre los míos. Jamas me imaginé algo como esto, no a esta gran magnitud de felicidad, pero estaba sucediendo y no podía estar mas que agradecida.

-Ya sabes que no quiero dejarte.

Sonreí -Y ya yo te dije que no me va a pasar nada, amor. Estuve un mes y medio trabajando sin ti y estoy perfecta, ¿comprendes?, son solo tres días.

-¿Y si vienes conmigo?

Negué con la cabeza -Tengo una pasarela, no puedo.

A Tu Lado | h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora