.Capítulo 13.

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—Wow me encanta como le quedó la casa subinspector —dijo observando cada rincón del pequeño piso de su superior.

—Llamame Horacio —dijo por décima vez ese día, Horacio había invitado a Kylie y Greco para que presenciará su nuevo hogar, estos recibieron el mensaje en pleno patrullaje y no dudaron en ir unos minutos.

—La tiene decorada muy a su estilo, me gusta Horacio, pero ¿Era necesario colocar esa foto? —señalo la imagen que estaba junto el comedor, en esta se veía Greco en el suelo inconsciente y Gustabo y Horacio de cuclillas posando, ponía un pequeño texto arriba del todo en letras cursivas “Otro éxito de Fred y Dan."

—El toque Greco, el toque —dijo con una sonrisa haciendo reír a la alumna.

—¿El toque? La madre que lo parió —sonrio de medio lado sentándose en el sofá color cian. Sin duda Horacio había intentando ponerle el máximo color a cada rincón —. ¿Irá a la fiesta de bienvenida de los alumnos? —interrogo, Kylie miró a Horacio esperando su respuesta. 

—Supongo que iré —dijo pensativo —. Total, es mejor que estar en casa viendo una película romántica con helado replanteandome el por qué estoy tan soltero —hablo con aires deprimidos, el barbudo levantó un poco sus manos mostrando sus palmas en símbolo de paz.

—Está solo por qué quiere.

—Concuerdo, ¿Qué pasó con el doctor de la otra vez? —interrogo Kylie apoyando sus codos en el respaldo del sofá.

El de la cresta enmudeció unos segundos —. ¡Hostia Claudio! —exclamo —. Le arrestaron por mi culpa y no le dije nada —dijo avergonzado buscando el teléfono por el salón. Greco se carcajeaban dando golpes sobre su muslo mientras que Kylie procesaba la información de su superior.

—¿No se supone que debería de darme ejemplo...? —susurro la chica haciéndo que la rosa de Greco aumentará.

—¡Joder que buen chiste Kylie! ¡Como se nota que usted no conoció antes a Horacio!

—¡Greco ya vale de reírte de mí! —exclamo apenado cogiendo el teléfono —. Seguro que me tiene asco. Joder, me la va a liar.

Después de una llamada con un apenado Horacio pidiendo disculpas por todo de manera repetitiva, un Claudio diciéndole que no pasaba nada y Greco riéndose a cada cosa que pasaba o decía el de cresta. Se marcharon los agentes para seguir con su labor e ir a arreglarse para la fiesta de esa noche.

Horacio observaba con malos ojos su colorido armario, replanteandose si ir o no ir. Sinceramente le apetecía, lo que no le apetecía era arreglarse pues no encontraba nada que ponerse, algo irónico viendo su fondo de ropa.

Una vez encontró la ropa que sé pondría se ducho, optó por una camisa de botones rosa palo, unos vaqueros ceñidos negros y unos botines con un poco de tacón del mismo color que el pantalón, después de eso se maquilló la raya del ojo y se puso rimen, peino su cresta, que ahora era rosa cómo la camisa, y se perfumo. Había tardado una hora en arreglarse, pero entre canción y canción se fue animando más. Horacio mientras se arreglaba bebía un baso con ron y Cocacola, según su pensamiento era para calentar motores para aquella fiesta.

Una vez arreglado cogió lo necesario para irse y salió de la casa, Conway le esperaba bajo, pues este se ofreció a llevarle, Horacio aún no estaba listo para coger el Audi, sabía que su poca estabilidad emocional no dudaría si se montaba en aquel vehículo y se negaba a llorar después de haberse maquillado.

—Super nena —saludo el hombre cuando Horacio ya se había montado de copiloto. Iba vestido con un traje negro y corbata, nada raro ni impresionante de nuestro querido súperintendente.

El camino fue ameno, las risas de Horacio al escuchar y ver las quejas de Conway ante las canciones que la radio ponía, sin duda Conway odiaba el reggaeton —. ¿Entonces no te gusta el conejo malo? —sonrio Horacio picando al hombre.

—¿¡Pero como me vas gustar esa mierda!? —grito exaltado señando la radio.

—A mi me gusta —se encogió de hombros.

—Baja de mi coche —dijo sombrío.

—Papu, estamos en marcha —susurro riendo.

—¿Y? Me importa una...

—¡Oh! —grito Horacio al escuchar la canción que la radio había puesto de imprevisto —. ¡Yo le iba a grabar en baja calidad y ella me dijo que n...

—Ay dios mío —susurro sin paciencia.

Ámame. VOLKACIO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora