Tick tack, las manecillas del reloj giran sin para. Tick tack, el dolor del pecho aumenta. Tick tack, la duda fue sembrada. Tick tack, el rechazo fue creado.
—¿Horacio? —susurro alguien tras él. Esperaba que fuera aquel ruso que le evitaba desde hacía días, pero no era él...
—Claudio —le saludó sin ganas, en un leve susurro.
No entendía el por que el ruso se había alejado de él...
Antes de que me llaméis exagerado, poneos en mi situación, imaginar que la persona, la cual estás locamente enamorada, te hace ilusiones, te protege, te cuida, te hace creer que todo es correspondido, y de repente cuando más le necesitas, simplemente desaparece, simplemente cuando más le necesitas decide alejarse a pesar de que estuviste siempre para esa persona, ¿Ahora dime, exagero?
¿Se alejó por ser débil? ¿Por qué termino herido a pesar de tener el arma reglamentaria?
Esos pensamientos azotaron su mente durante esos días.
—Gracias por traerme —agradeció abriendo la puerta del copiloto sacando un pie.
El comisario Victor Volkov cuando Horacio despertó dejó de asistir para verle, simplemente desapareció, eso le extraño, ¿Cómo había pasado de dormir sobre su mano cuidándole cual perro guardián a un completo desconocido que le daba absolutamente igual el chico? Ilógico. Cuando volvió al trabajo de manera administrativa, le siguió por los pasillos en busca de respuestas...
—No se a lo que se refiere, sub inspector, mejor dedíquese a trabajar —soltó el agarre que el de la cresta había formado en su muñeca.
Más sus respuestas fueron negativas o hirientes ante lo que creía que le respondería.
Sus ojos se aguaban cada vez que miraba al ruso ¿Qué había hecho mal?
Con pasos lentos subió las escaleras que daban a las grandes puertas acristaladas de la comisaría .
—¡Yo tengo miedo! Espérate aquí Segismundo, no tardamos en poner la denuncia.
—¡Algún día tendré mi chapa!
Con un suspiro empujó la gran puerta acristalaba dejando que las voces comenzaran, habían gritos, risas... demasiado ambiente para ser una comisaría. Todo era un descontrol, y aunque los policías pusieran mano dura era casi imposible callar las voces de Los Santos. Horacio pasó entre la muchedumbre hasta llegar a la puerta del vestuario, miró hacia atrás unos segundos mirando al grupo que reía mientras uno golpeado redactaba la denuncia con un agente.
—¿La fiesta del vicio? —alzó una ceja —. ¿¡Pero que coño me estáis contando capullos!? —gritó sacando las risas de todos.
Sonrió de manera vacía abriendo la puerta y entrando. Desde que había tendió el encontronazo con aquella mujer, no se abría con ganas de nada, ya no solo por lo que llegó a pasar con Volkov, que también pues ese era su mayor dolor, si no por que se sintió inútil. Minutos lentos, largos y lentos cambiándose observando el interior de su taquilla adornada con imágenes, frases en posit's, su horario con millones de colores y pegatinas, donde predominaban las mariposas. Podría jurar que era la única que tenía tanta explosión de color al abrirla.
—Con este uniforme podría conocer a su hija —sonrió inocente observándose en el espejo. La risa ahogada de Gustabo confirmó que la había cagado —. ¡Súper! ¡No se vaya súper! —gritó siguiéndole.
Cerró la taquilla soltando un suspiro, ¿Por qué había vuelto? Sin duda se sentía mal ante suinutilidad. Apoyo su frente en el metal. Su tranquilidad fue derruida al escuchar pasos, este se giró encontrándose con alguno de los alumnos, entre ellos estaba Kylie sonriendo —.¡Sub inspector! —saludó.
Horacio sonrió sin ganas —. Hola Kylie.
—¿Se pondrá para volver a enseñar a un alumno? —inquirió la chica ilusionada.
El de la cresta dudo —. No lo sé, lo dudo.
—¡Hazlo! —exclamó, Horacio apostó su espalda en la taquilla, se cruzó de brazos —. Todos los alumnos esperan que se ponga de voluntario. Ha corrido rápido que usted es el mejor enseñando. Debería de...
—Kylie... tal vez deje el trabajo —volvió a sonreír sacando una mirada preocupada de la chica —. Así que dudo que...
—¿Qué ocurrió? ¿¡Por qué !? —preguntó alarmado, a parte de ser el mejor jefe, puesto que el ruso le gritaba, greco era demasiado duro, no quería que su amigo se marchara.
Antes de que el desanimado chico respondiera la puerta fue abierta dejando ver al ruso —. Venga sub inspector, Conway le espera —Horacio suspiro saliendo junto al ruso.
–¡No te vayas! —gritó cuando ya se había alejado.
—Amelia García, 17 años —lanzó la imagen sobre la mesa de una chica rubia de ojos azules, esta junto Emilio —. Llegó hace unas dos semanas. Le llaman la parca. Algunos civiles que la han visto la catalogan como "loca" "sin sentimientos" "internarla antes de que nos maten". Lo bueno es que tenemos este cuchillo, las huellas ya fueron sustraídas, por ello tiene perpetua casi asegurada —con la mirada cansada alzó el rostro de la imagen —. Horacio tenemos en la mira a esa hija de...
Enmudeció al ver la mirada del crestas, este observaba la imagen con decepción, decepción a sí mismo, mordió su labio agarrando el cuchillo y clavándola sobre la imagen y darse la vuelta pasándose frente al ruso —. Que le jodan —y con ello camino decidido a la puerta.
—¡Horacio! —gritó Conway siguiéndole, más ya era tarde, Horacio tenía algo decidido, demostrar que no es débil, que sigue siendo un héroe...
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Si veis el capítulo más triste es por que mi alma está gritando pero nadie lo estaba escuchando.Bueno espero que os haya gustado el capítulo de hoy. Un beso.
—N.G.A
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Ámame. VOLKACIO.
FanfictionTodo empezó cuando vi por primera vez su sonrisa, era preciosa, pensaba que él ni siquiera sabía que era eso, pero para mi sorpresa me sonrió de manera amable. Ahí empecé a sentir cosas que ni yo podía controlar, ¿Por qué? Por qué cuando un trozo de...