.Capítulo 5.

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Las semanas fueron pasando, concretamente dos, la comisaría estaba tranquila y bastante pacífica, nuevos agentes llegaban con ilusión y se repartían en grupos para ser supervisado y enseñado por los comisarios e inspectores. Horacio se encontraba mucho mejor y poco a poco el apetito por comerse el mundo volvía, Greco había entablado una gran amistad con Horacio e incluso habían hecho salidas amistosas.

Sinceramente recuerdo esos momentos con una sonrisa y nostalgia, extraño demasiado a Greco.

-No entiendo por qué no me dejan enseñar a ningún alumno -se quejo Horacio cruzándose de brazos y haciendo un puchero.

-Por que es un suicida -hablo Volkov observando la armería con detenimiento buscando algo.

-Irresponsable -salto ahora Conway.

-Y...

-¡Oh vamos que os jodan! -exclamo cabreado.

-Y adorable, te falta mano dura, pero no pasa nada -le revolvió el pelo, Horacio frunció el ceño ante la sonrisa y palabras cariñosas de Greco.

-Cuando tengas dos putos dedos de frente podrás ayudar a otros, primero ayúdate a ti mismo, anormal -y con eso el intendente salió de la armería.

-En parte tiene razón, pero no sé lo tome tan al pie de la letra, seguro que algún día puede supervisar algún alumno, pero créame Horacio que es horrible tener a gente tan... nueva en ello -animo Volkov posicionándose delante de éste, Horacio bajo la mirada desanimado.

-Quiero servir de algo en la comisaría, si no puedo hacer la simple tarea de ayudar a los alumnos, ¿Para que he vuelto? -murmuro desanimado, Greco y Volkov intercambiaron miradas, el ruso suspiro pisando una mano en su hombro.

-No piense eso hombre -alentó haciendo que subiera la mirada -. Venga agarre cargadores y vaya al parking, hoy vendrá conmigo ha enseñarle a los alumnos a disparar y defensa personal -Horacio levantó la mirada emocionado.

-¿¡Enserio!? -exclamo como niño pequeño, el ruso asintió -. ¡Joder que puta pasada! -grito ilusionado, Volkov sonrió de medio lado quitando la mano del hombro del chico, la sonrisa de Horacio se borró a los segundos -. Mierda, tengo papeleo y el viejo dudo que...

-Oh, déjamelo a mi, se lo encargaré algún alumno con la excusa de que es para mejorar y listo -dijo simple Greco.

-Que cabron, ¿Hacíais eso conmigo? -pregunto cogiendo los cargadores.

-Lo seguimos haciendo -dijo Volkov saliendo de la armería, Greco asintió sonriendo.

-¡Pero que cabron! -exclamo indignado.

Las bromas, los juegos, las sonrisas comenzaron a llegar poco a poco a mi vida y a la extraña relación amistosa que poseía con el ruso alcohólico, bueno el asegura que lo ha dejado pero a veces en casa lo veo más contento de lo usual, bueno continuo relatando que Volkov me está mirando mal.

Horacio encendió la radio haciendo que está comenzará a susurrar canciones haciendo el camino las ameno, Volkov conducía en silencio observando de vez en cuando el retrovisor asegurándose que el patrulla de los alumnos continuará siguiéndole y no se hubieran perdido -. Te agradezco que me hallas dejado venir. No sabes la ilusión que me hace.

El ruso suspiro -. No hace falta agradecer Horacio, ¿Usted quería enseñar, no? Pues aquí está, de camino, me alegra tener un compañero con el que lidiar con esto. Me alegra tenerle de vuelta Horacio, se le extrañaba.

Horacio mordió su labio inferior intentando ocultar o minimizar la enorme sonrisa que escapaba de sus labios. De nuevo estaba en los santos, de nuevo volvía a vivir, de nuevo tenía al comisario junto a él, de nuevo volvía a ser él -. ¡Yo también le extrañaba Volkov! -hablo rápido casi de manera incomprensible, el comisario sonrió una vez más, extrañaba estos momentos con el chico que tenía a su lado.

Recuerdo lo feliz que estaba, una vez llegamos con ilusión enseñe a un pobre alumno que iba a un más periodo de lo que iba yo la primera vez.

-No pasa nada, todos cometemos errores tranquilo y...

-¡En el CNP no quiero errores! ¿Escucharon? Un error más y les expulsó del cuerpo -grito sin paciencia Volkov llevaban horas y no habían alcanzado nada, su paciencia se estaba acabando con aquellos insolentes.

El alumno preso del nerviosismo intento recargar rápidamente más sus manos temblaban, estaba apunto de que su sueño se fuera por la borda, tenía que mejorar. El de la cresta al percatarse del temblor del chico le detuvo a seguir -. Tranquilo chico -le sonrió cálidamente, el de pelo rubio alzó su mirada -. Todos hemos empezado así, ¿Vale? No te sientas mal, el comisario solo está estresado, no te expulsará, ¡Ni mucho menos! Así que tranquilo y da lo mejor de ti.

La cualidad de Horacio era alentar, el había estado mucho más pedido que el chico, y Volkov más de una vez le había amenazado con expulsarle, más ahí estaba ayudandole con los nuevos.

-¡Horacio con palabras bonitas no llegara a ningún lugar, venga había aquí! -exclamo, Horacio hizo una pequeña mueca y le dio una palmada en el hombro del chico.

-Da lo mejor y no te preocupes, yo confío en que lo harás bien -y con eso camino de manera lenta donde estaba el ruso. Thom, el otro alumno que había venido a entrenar termino marchándose al necesitar más personas en un código tres y Michael se había tenido que quedar con el ruso y el de cresta, ser el único hacía que la poca paciencia de Volkov se cebará con él.

Horacio no culpaba a Volkov, este sabía que no tenía paciencia y que a veces se podía llegar a impacientar con poco, por ello no le decía nada, dejaba que trabajará a sus anchas y si tenía que decirlo lo decía en momentos que fueran oportunos, para bien o para mal conocía demasiado bien a aquel comisario.

Después de una hora más donde los necios de Michael habían decidido darle un poco de tranquilidad fueron de camino a comisaría, el otro alumno que se había tenido que ir se llevó el patrulla por ello Volkov tenía que llevarle a el también. Horacio observaba su teléfono mientras que el alumno algo cansado apoyaba su rostro en la ventana del vehículo con los ojos cerrados, había odio hablar sobre el comisario Volkov y sus enseñanzas, inclusión había sido advertido de que le había tocado al más cabron pero no creían que fuera tan literal, ahora veía que si, y Viktor conducía con tranquilidad -. Horacio -llamo a su acompañante, este bloqueo el teléfono y le observó, Volkov al sentir la mirada prosiguió -:¿Hará algo mañana por la mañana?

-¿Mañana? Mañana, mañana, mañana... -hizo como que pensaba intentando recordar algún plan inexistente -. No, no tengo nada, ¿Por qué? -intenro retener su emoción.

-Oh, me preguntaba si le apetecería venir a desayunar y al trabajo conmigo, si quiere y puede claro -dijo con tranquilidad sin apartar la mirada de la carretera.

-Perfecto, estoy durmiendo en casa del viejo, ¿Sabes dónde está, no? -pregunto, el ruso asintió -. Pues ahí estaré, antes de salir del curro te paso mi número y me dices a qué hora nos vemos mañana, ¿Vale?

-идеально (perfecto) -murmuro aparcando en el parking, Horacio bajo con infusión y camino hasta Greco, este fumaba con tranquilidad en las escaleras que daban al parking.

-¡Greco! -exclamo ilusionado como un niño al salir de la escuela ansiando contarle a su padre aquel día.

Recuerdo ese día como si fuera ayer.

✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨

Horacio chiquito, tenemos que cuidarlo.

Un beso.

-N.G.A

Ámame. VOLKACIO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora