Todo empezó cuando vi por primera vez su sonrisa, era preciosa, pensaba que él ni siquiera sabía que era eso, pero para mi sorpresa me sonrió de manera amable.
Ahí empecé a sentir cosas que ni yo podía controlar, ¿Por qué? Por qué cuando un trozo de...
Horacio miraba extrañado la puerta que separaba el pasillo, que llevaba a otros departamentos, de la casa de su superior, ¿Pero como no estarlo? No sabia que fuera tan importante que le resolviera dichas dudas.
—Lo siento, de nuevo el trabajo me necesita... —murmuro apenado Horacio —.Si quieres acompáñame, subo le digo y nos vamos, ¿Te apetece?
—No, mejor ve y ayúdale, yo necesito realizar papeleos para mañana.
Cerro el puño y con los nudillos toco la puerta, no sabia por que tanta prisa, le vería a la mañana en el trabajo, como siempre. La puerta no tardo mucho en ser abierta dejando así ver al ruso. SU plateado pelo se encontraba despeinado, iba con una camiseta de tirantes negra y un pantalón de chándal que le hacia ver, a los ojos de Horacio, irresistible.
—Oh —murmuro seguido de carraspear dejando de mirarle —, buenas comisario, ¿Qué haces aquí realizando papeleo? —pregunto obvio.
—Me resulta cómodo estar tranquilo trabajando —dijo de manera algo inquieta, pero con su tono serio habitual, Horacio con los ojos entrecerrados asintió varias veces —. Bueno pase y explíqueme, por que no comprendo del todo bien.
Horacio le observo unos segundos mas seguido de pasar por donde Volkov le había dejado un pequeño hueco. Viktor cerro y camino hasta la cocina, en la isla de esta habían algunos papeles esparcidos. Horacio se sento en el taburete junto el de Viktor —. Dame, le hecho un vistazo y te digo.
Volkov le dio un par de folios llenos de informacion confidencial, observo como este los leia mientras el solo contemplaba al de la cresta —. ¿Le ocurrio algo? —pregunto el ruso al ver un poco de sangre seca en la camiseta de manga corta del chico.
—Se me abrieron un poco los puntos por culpa de una imbécil —dijo sin dejar de mirar lo que el mismo había escrito. Parecía concentrado.
—¿Cómo? ¿Qué ocu...?
—Alejamiento.
—¿Qué? —pregunto confundido Volkov ante la repentina palabra del chico.
Horacio aparto la mirada de los informes y miro al hombre —. El señor Joe hizo una orden de alejamiento a su psicólogo por que decía que le seducía —decía aburrido —, si, una gilipollez, pero es Los Santos, no me esperaba menos —Volkov le miraba confundido —, ¿Era eso lo que no entendias, no? —pregunto ahora confundido el de la cresta.
—Eh... sí —dijo como si fuera obvio mirando como Horacio dejaba los informes sobre la encimera —. Le agradezco.
—No es nada —afirmo el chico levantándose del taburete —, si solo era eso, me voy.
—Espere —dijo tomándole del brazo Horacio alzo la mirada observándole confundido —, déjeme agradecerle por venir hasta donde me encuentro para explicarme.
—No es necesario —le sonrió levemente —, es mi superior, es mi trabajo.ç
—Insisto.
Horacio le miro por unos segundos seguido de asentir —. De acuerdo, ¿Cómo me lo agradeces?
Volkov soltó a Horacio y le sonrió levemente, lo justo para sacarle un suspiro silencioso al mas bajo —, ¿Quiere un poco de Vodka? El mejor de la ciudad se encuentra en mis reservas.
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