.Capítulo 18.

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(Me encanta esta canción (las canciones que pongo, es por que los protagonistas son reflejadas en ellas), es canelita en rama, por cierto, no seas cabron riéndote de las faltas, me cambie a iPhone y el teclado es jodidamente pequeño.)

—¿Qué haces aquí Horacio? —susurro aún dándole la espalda a su hermano —. No esperaba verte en mucho tiempo —se giró el de ojos azules observándole.

Horacio miró hacia la punta de sus zapatos mordiéndose el labio —. Estoy cansado Gustabo, no sirvo para esto, no encajo.

—¿¡Pero como vas a encajar!? —exclamó posando las manos en sus hombros, Horacio alzó su rostro —. Horacio eres jodidamente raro, demasiado extravagante y muy cariñoso en una ciudad llena de odio —esas palabras hirieron al chico haciendo que bajara su mirada, mas el rubio con la yema de sus dedos alzó su rostro por la barbilla haciendo que le volviera a mirar —. Horacio no puedes, ni tienes que encajar, tienes que formar tu propia pieza, eres el héroe, mi héroe cabron.

—¡Le estamos perdiendo!

—Deberías volver —dijo apenado.

—No estoy listo, déjame quedarme —pidió —. Te extraño tanto Gustabo.

—¿Quieres destrozar a papu? ¿Quieres que el ruso se corrompa aún más? ¿Quieres que el mundo enloquezca sin ti?

—¡Resista joder! ¡No me abandone! ¡Horacio!

—El mundo sin luz es un puto caos, si les quitas la luz del camino, caerán repetidas veces, tendrán miedo, y tu sabes luchar muy bien contra dicho cabron, así que vuelve, espanta los miedos al viejo, al niño asustado y a Greco, haz que sea feliz, que ría de nuevo sin llorar por mi.

—¡Gus...!  —susurro más esté le empujó tirándole al vacío, todo era oscuro, solo escuchaba voces, de su hermano, voleibol, greco, papu, ¡incluso de él mismo! Tiempo después cayó en la cuenta de que eran sus recursos más premiados, ¿Era eso a lo que se referían con ver tu vida pasa  frente de tus ojos?

—Horacio espero que me oiga, pero le juro que no le volveré a dejar solo.

Entonces su cuerpo llegó al tope de la gran e interminable caída, todo era negro, una pequeña luz se comenzó a filtrar, era una puerta que iluminaba algo, en ella se veía a Volkov de brazos cruzados esperando al chico, giro su rostro a la zona oscura, era otro camino tenebroso, no había puerta, era un bosque o intento de este. Nadie le esperaba en ese lado. Nadie le quería aún allí, volvió a girar el rostro a la puerta vio como el ruso alargó un poco su mano y abrió aún más su palma —. ¡Conway nos espera, vamos!

Horacio miró por última vez el bosque seguido de echar a correr hacia el ruso, tomó su mano y se adentró en la puerta, La Luz cegadora hizo que cerrara sus  ojos de golpe.

Pronto Horacio se arrepintió de que ella decisión de ir por "la puerta acertada", su cuerpo dolía, con exactitud su vientre, su cabeza daba vueltas, su cuerpo sufría angustia y debilidad. Todo era una mierda. Anhelaba volver a ver a su hermano, aunque solo hubieran pasado unos minutos desde su diminuta charla, pero sonemos sinceros no había momento que Horacio no recordara al rubio.

Los ojos de Horacio se abrían con lentitud, La Luz blanca penetraba en sus pupilas, los pitidos de su corazón le aturdían. En ese instante escucho un ronquido y una respiración en su mano, miró hacia abajo encontrando una cabellera gris durmiendo sobre su mano, mientras le agarraba su muñeca. Horacio con lentitud y adolorido llevo mano hasta la cabellera gris y enterró sus dedos en dicho lugarcito, el ruso al sentir el tacto se levantó dejando la mano del chico tendida a la nada —. No me toque —miró hacia un lado fastidiado, buscando al culpable.

—Per...perdón —susurro con voz ronca el pobre chico. El ruso al escucharle se giró observándole, sonrió como un niño.

—¡Horacio está...!

—¡...  vivo joto supremo! —interrumpió un hombre caminando hasta la camilla, este mientras caminaba se había una coleta, dejando que pequeños mechones rebeldes se opusieran y decidieran caer sobre el rostro del mexicano.

—¿Emilio? —le observó confundido, este le sonrió un poco intentando sentarse, acción que no pudo ser cumplida por el intenso dolor de su vientre —. ¡Hostia'! —jadeó adolorido.

El ruso puso una mano por la parte baja de su espalda ayudándole —. No se que esperaba, le apuñalaron repetidas veces, ¿Qué cree? ¿Que se cura mirándolo? No tienes tus movilidades al completo, tenga más cuidado.

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Capítulo un poco basura, pero me la suda, así se queda, no pienso hacer más por hoy, he hecho capítulo aún diciendo que no lo haría, soy un antisistema.

Bueno me iré a dormir, tengo zueño.

Un beso.

—N.G.A

Ámame. VOLKACIO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora