La noche estrellada

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No sabía que hacer, sus disculpas eran algo realmente exótico, por primera vez podía observar como Murdoc dejaba de lado su estupido orgullo y ego, el cual lo convertía en un hombre más tierno y sensible...así que...solo accedí.

_____: Mmm...no lo se...bueno...solo aceptaré porque dijiste las palabras mágicas.
Murdoc: ¿En serio? -Una sonrisa de oreja a oreja se formó en su rostro, no dudó en abrazarme por unos segundos y luego marcharse contento- Te espero a las 8:00, mi linda reina.

Finalmente se fue hacia su Winnebago, no quería notarme tan fría pero quería experimentar que tan lejos podría llegar Murdoc.
Me puse manos a la obra y fui caminando a mi habitación para arreglarme un poco, me puse una ropa algo elegante pero abrigada puesto que hacía demasiado frío.
El tiempo pasó desapercibido, en un abrir y cerrar de ojos mire el reloj cerca del tocador, para mi sorpresa ya eran las 8:00 en punto, entonces escucho que la puerta suena sutilmente, me acerco para abrir y ahí estaba nuevamente ese hombre afuera de mi habitación. Portaba una nueva vestimenta: camisa de mangas largas, un gabán extremadamente grande y botas negras. Se podría decir que es algo extraordinario ver como un sujeto como Murdoc se esmera para impresionar a una mujer.

Murdoc: ¡Wow! Que hermosa te ves hoy, mi flor de alhelí.
_____: Je...gracias Murdoc, tú también te ves muy bien.
Murdoc: ¡Mira!...Tienes algo en la mejilla. -Se acerca a mi mejilla izquierda mientras me roba un beso en ella-
_____: -Baje mi rostro en un sonrojo mientras muerdo mi labio inferior- (Que me lo coma a besos dice).
Murdoc: ¡Ven!...Te llevaré a un lugar especial.

El delicadamente agarra mi mano izquierda y me lleva hacia el garage en el cual se encuentra el Winnebago con pequeñas luces amarillas que iluminan la noche fría y oscura.
Me detuvo enfrente de la puerta del vehículo y la abrió para que fuese como copiloto, luego accedí a subir. Al subirme descubierto que una gran cortina cubría el interior del Winnebago por lo que me causo curiosidad e intenté moverla para observar su contenido, así que silenciosamente comencé a correr con mis dedos la tela segundos después una voz responde mi acto:

Murdoc: No abras esa cortina, no querrás arruinar tu sorpresa.

Detuve mi acción y tan solo me cruce de brazos para que tiempo después el carro comenzase a marchar. El viaje fue silencioso pero ver como las luces de la ciudad de Londres iluminaban por doquier hacían del momento algo muy cálido y lindo. Muchas de las zonas por las que pasábamos no conocía del todo. Al caer aún más la noche, llegamos a nuestro destino y al mirar por la ventana encuentro la nada. Era una zona que solo tenía césped y una carretera solitaria, cabe de aclarar que el silencio que deambulaba en el lugar lo hacía algo escalofriante.
Me giré para mirar a Murdoc el cual estaba observando el horizonte, como si no tuviese nada en su cabeza.

_____: ¿En donde estamos, Murdoc?
Murdoc: ...Presiona el botón negro que está a tu lado derecho.

Su voz sin expresión y su extraña actitud hacía del momento algo muy raro, no comprendía realmente nada pero tal vez de esto trataba la "sorpresa". De forma miedosa solo presione el dichoso botón y luego...se escucho que el vehículo se desprendía por si solo.

Murdoc: Muy bien...ahora déjame taparte tus bellos ojos. -Me miro en una sonrisa algo macabra-
_____: E-Esta bien.

Él se acercó a mi y colocó una venda roja en mis ojos, sentir su cuerpo cerca del mío hacia qué me desvaneciera ante sus pies y más aún cuando sentía su maldito perfume que retumbaba en mi olfato, era probable que terminara enloqueciendo.
Inconscientemente me sonroje ante su dichosa presencia y el azabache al notarlo acarició las mejillas con delicadeza, para después decir:

¿A los dos los amo? ( Murdoc, 2D y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora