48¦¦ 𝑳𝒂 𝒎𝒖𝒋𝒆𝒓 𝒎𝒂́𝒔 𝒇𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒉𝒖𝒎𝒂𝒏𝒊𝒅𝒂𝒅

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———————𝐄𝐥𝐥𝐚———————

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𝐄𝐥𝐥𝐚
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Estoy orgulloso de ti, hermanita.

Ahogué un grito despertando de golpe, me senté en la cama con el corazón latiendo frenético y con la respiración acelerada. Sentí algo recorrer mis mejillas así que llevé mis dedos hacia mi mejilla izquierda, me sobresalté al tocar el área.

¿Por qué estaba llorando?

Pero, aún más importante…

¿Por qué tenía los brazos vendados hasta las muñecas?

Justo cuando analicé mis extremidades escuché a alguien entrar a la habitación que aún era desconocida para mí.

—Silvia… —alcé la mirada con el ceño fruncido, al reconocer a Hanji se suavizaron las facciones de mi rostro— ¿Cómo te encuentras? ¿Te sientes bien?

Parpadee un par de veces, estaba en extremo confundida…

Miré a los lados, estaba en una habitación pequeña sentada en una cama que estaba pegada en la pared izquierda; en mi lado derecho se encontraba una pequeña mesa, y en la pared del mismo lado se encontraba una ventana que daba vista directa a una muralla. A lado de ésta se encontraba un espejo y otros muebles más de los cuales no les presté mucha atención.

—¿En dónde estamos? —pregunté en un susurro al no lograr reconocer el lugar.

—Shiganshina —contestó Zoe después de un suspiro— en una casa alejada del caos del Titán Colosal.

—Titán Colosal… —repetí en un susurro— ¿D-dónde están los chicos?

—Luchando contra el Colosal y Acorazado —la miré asombrada— Reiner sigue vivo…

—P-pero —dirigí mi mirada hacia mis brazos.

—Logré encontrar unas sábanas aquí, las usé para vendar tus brazos, no fueron quemaduras graves, pero aún no me logro explicar cómo tuviste fuerza para salir del río.

La miré confundida por su comentario. Al notar mi confusión continuó.

—Te encontré en la orilla del río, te arrastraste hasta quedar fuera del agua, tosiste un par de veces y caíste inconsciente… ¿no lo recuerdas?

Negué con la cabeza, miré una vez más hacia el buró y noté que mi anillo de compromiso se encontraba ahí, seguramente Hanji me lo tuvo que quitar para cubrir mis extremidades, con cuidado lo tomé. Sorprendentemente, la sortija parecía intacta.

—¿Estás bi-

—¿Y Levi? —pregunté mirándola— ¿sabes de él?

Hanji se mantuvo en silencio, mirándome con tristeza, se sentó en la cama mirando el suelo antes de devolver su vista a mí, me tomó la mano y desde entonces, sentí mi pulso acelerarse y mis manos temblar.

Wᴇ·ʀᴇ HᴇʀᴏᴇsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora