36¦¦ 𝑰𝒏𝒔𝒆𝒈𝒖𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅 ⁽ᴾᵃʳᵗᵉ ᴵ⁾

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—¿En serio te tienes que ir? —pregunté mientras veía a la castaña con rostro suplicante

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—¿En serio te tienes que ir? —pregunté mientras veía a la castaña con rostro suplicante.

—Por enésima vez, sí tengo que ir Silvi—contestó Hanji con una sonrisa— calma, solo será por unos días.

—Y-y si llega un ataque inesperado o s-si nos descubren, ¿qué vamos a hacer sin ti? —insistí.

—Creo que tú y el enano son lo suficientemente capaces de controlar la situación, ambos son capitanes, ¿no?

—P-pero de la Guarnición y esta es la legión, es completamente diferente —la castaña rodó los ojos— Y si mejor voy yo, ¿qué dices? Te consigo toda la información y...

—¿Todo esto es por Anika?

Bajé un poco la mirada por la pena, coloqué un mechón detrás de mí oreja y sentía mis mejillas arder ante la insinuación de Zoe.

—¿De qué hablas? —reí nerviosa— no me afecta, nada de nada.

—Sí, claro —contestó con notable sarcasmo mientras guardaba las últimas cosas en los bolsos de su silla de montar, su caballo ya estaba listo para partir— Levi te quiere, debes confiar en eso, por algo son pareja, ¿no?

—Ya lo sé, pero es completamente diferente cuando una chica perfecta está detrás de él, y digo, no la culpo pero... —en aquel momento paré en seco al notar cierto detalle— espera, ¿cómo sabes que regresamos?

—Porque los conozco a los dos como la palma de mi mano —rió— además de que he notado a Levi menos estresado.

Me rasqué la nuca mientras soltaba un suspiro.

—De verdad confío en él Hanji, en serio lo hago —confesé— pero ella a comparación mía es mejor por mucho, no lo culparía si se fija en ella.

—Silvia...

—Tengo miedo de perderlo por mi culpa —le interrumpí— confío en él pero no en mi misma y sé que debería, pero justo ahora me resulta difícil.

Alcé mis manos temblorosas, Hanji me miró con tristeza al notar a lo que me refería, ella tomó mis manos para mirarme una vez más.

—Oye, todo va a estar bien, no me voy por mucho tiempo —me dijo con una sonrisa— ¿no crees que estarías más tranquila si le dijeras a Levi que tienes ansiedad?

Negué la cabeza incontables veces.

—¿Y darle más preocupaciones? Ni hablar —aclaré— ya te dije, esto lo tengo que solucionar yo.

—Como dije, si esa es tu decisión la respetaré —suspiró— Silvi, volveré en menos tiempo de lo que piensas, solo cuenta hasta diez cada vez que sientas que pierdas la paciencia. Eso le dije a Levi y contó hasta mil.

Me fue inevitable no reír por su último comentario, la miré una última vez.

—Solo un par de días, ¿cierto? —pregunté a lo que ella asintió.

Wᴇ·ʀᴇ HᴇʀᴏᴇsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora