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»El aire se contuvo en mis pulmones, y por más que intentaba calmarme, simplemente no podía.
No cuando la humanidad depende de ti.
3...
Por más que le ordenaba a mis manos dejar de temblar, no hacían mas que su voluntad, y les daba la razón.
2...
Pero aquel rostro vino a mi mente, aquel que me daba razones para seguir en batalla.
Aquel del que me había vuelto esclava.
1...
Le ordené a mi corcel blanco que comenzara a correr a la máxima velocidad que pudiera, mientras soltaba un grito tan fuerte que hasta me dolía la garganta.
Pero mi grito fue opacado por el de Eren, quién estaba a mis espaldas, justo en donde provenía una luz cegadora.
Su grito fue cambiando de humana a titán.
Sentía los temblores que causaba al dar cada paso mientras corría detrás mío.«
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Sentía la ira adueñarse en cada vena que poseía, mis manos formaron puños clavando mis uñas en las palmas de éstas.
—¡Mikasa, espera! —dijo el rubio que estaba a lado mío mientras sostenía a una rabiosa asiática.
Y son en esos microsegundos en los que pienso...
Si yo me siento así, no me puedo imaginar cómo se siente ella.
Pero, no entendía.
¿Cuál sería la razón por la cual Armin no le permitía a Mikasa actuar?
Estaban golpeando a Eren, nuestro mejor amigo...
Nuestra familia.
Por mí, dejaba que mi compañera le partiera el trasero a ese enano.
Aunque a leguas se veía un poco más alto que yo.
Miré al castaño ser golpeado una vez más, su rostro ya tenía demasiada sangre.
Por último, el azabache pisó su cabeza, dejándolo en el suelo.
—Esta es solo mi opinión personal, pero el dolor es la mejor herramienta de disciplina. Las palabras no son necesarias. Sólo necesitas ser entrenado. De todos modos, has caído tan bajo que eres fácil de patear.
Y al fin entendí...
Quería dar a entender que el castaño no era una amenaza, que más bien,representa a la furia de la humanidad reencarnada...
y, aún más importante, que está de nuestro lado.
El azabache continuó golpeando al enjuiciado, y simplemente aparté la mirada mientras escuchaba los gemidos de dolor de Eren.
Porque, aún con la verdadera intención de los golpes en mi cabeza, era doloroso para mí ver a mi amigo sufrir...
Ver a mi familia sufrir.
Erwin Smith, el comandante de la Legión de Reconocimiento habló, y en pocas palabras, sugirió que Eren sea estudiado y estuviera en estado de observación, pues, podría ser una pieza fundamental para recuperar el muro María.
Y un gran avance para la humanidad.
—¿Puedes hacerlo, Levi? —preguntó el juez mirando a el Capitán del escuadrón de Maniobras Especiales.
—Definitivamente puedo matarlo. El problema es que será una apuesta de todo o nada. —contestó con serenidad, para después pasar sus ojos para examinar a cada uno de los que eran testigos.
Y nuestros ojos se conectaron por unos segundos, los suficientes para hacerme contener la respiración y perderme un poco en ellos.
En ese momento, no sabía que serían mi condena.
Y mucho menos, tenía en cuenta que el soldado más fuerte de la humanidad, sería mi debilidad.
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