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——————— 𝐄𝐥𝐥𝐚 ———————
Giré mi cuerpo para quedar de frente a Levi, quien tenía los ojos cerrados y se revolcaba en la cama, con su ceño fruncido y expresión completamente enfurecida, desesperada y... asustada.
Tomé sus extremidades para hacer que se acerque más a mí, llevando su cara a mi pecho para después acariciar sus cabellos azabaches, esperando que pudiera ayudarle de alguna forma a parar las pesadillas que lo atormentan.
Tratar de ayudarle como él siempre lo ha hecho.
Justo cuando creí que lo había logrado se sentó en la cama ahogando un grito, llevó sus manos a su cabello tratando de regular su respiración.
—¿Ocurrió algo? —pregunté preocupada mientras sobaba su espalda.
—Estoy bien.
—¿Cómo vas a estar bien? Acabas de...
—Dije que estoy bien —interrumpió con voz tosca, dura y fuerte sin llegar a gritar pero que puede lastimar si no lo conocías lo suficiente, porque sabía que él no quería hacerme daño.
Alejé mi tacto y guardé silencio esperando hasta que se sintiera listo para hablar, sin prisas ni presiones.
Suspiró para después tomar la misma mano con la que le acariciaba y besarla.
—¿Estás segura de ir a la misión mañana?
Aquella pregunta me tomó desprevenida ya que, hace unas horas se notaba totalmente seguro de pelear y me transmitió su fuerza para poder callar aquellos pensamientos que me hacían creer en solo cosas negativas.
Pero así es él.
Levi Ackerman es como el color de sus ojos.
Cuando tú veías al capitán Levi asegurabas que sus ojos eran grises, fríos y hechos de hierro, sin ningún tipo de sentimiento, emoción o, incluso, sin corazón. Pero, cuando dedicas el suficiente tiempo para mirarlo y apreciar sus orbes, te das que cuenta que son un azul metálico tan precioso, tan llenos de fuerza, seguridad, protección y con aquel brillo que transmitía la más grande humanidad.
Cada vez que me decía que yo era la persona más humana que él había visto estaba completamente equivocado, porque se ha visto lo suficientemente en el espejo para darse cuenta de que él era quien poseía la más grande y hermosa humanidad, pero no lo veía.
No aceptaba que el hombre más fuerte es el más humano que cualquier persona que haya existido.
No veía como yo lo veía y por más que se lo trato de explicar, simplemente las palabras no salen.
Siempre me ha resultado difícil de explicar con palabras lo que siento por él. Me pregunto si por eso se inventó el «Te amo», pero lo que yo sentía por Levi era aún más grande que eso.
