Ella solo quería ser amada, pero la gente la malinterpretaba cuando ella decía eso.
Ella no necesitaba un chico o una chica, no necesitaba ni quería un amor ajeno, ella quería el suyo, quería amarse, quería mirarse al espejo y sentirse que era lo ún...
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El viernes que jamás debería haber sucedido... o quizás, lo mejor que nos pasó.
Narra Amber: El piso de la biblioteca siempre me resultó acogedor. Su alfombra bordo se extiende en todos los pasillos y yo estoy en el de siempre, en el novela juvenil, leyendo una historia de amor que jamás tendré.
Todos los viernes sueño conque, tal vez, algún día, me voy a preparar para una fiesta. Probándome una de esas ajustadas faldas que tanto me gustan y alguna camiseta apegada a mi figura, pero luego se me pasa, pues por mucho que me gusta la prenda, yo sigo siendo horrible.
Prefiero quedarme en casa, viendo una película o leyendo, quizás me quedaré con mamá a ayudarla a organizar los papeles de sus casos o lo que ella quiera o necesite.
Abrí mi celular y le di una ojeada a mi Instagram, el cual uso la misma cantidad de veces que me siento segura de mi misma, ósea, tres veces al mes. Vi en la historia de Nara que se estaba preparando junto a Keila. Ellas me habían invitado a la fiesta, pero no quise ir, pues mi humor casi nunca va con las fiestas, de todas formas, me asegure de responder la historia de mi amiga y les dije que se veían hermosas.
Luego volví a mi lectura, mientras me imaginaba que yo era la protagonista y que era a mi a quien le estaban dando ese tierno beso que me esta haciendo emocionar en este momento. Quisiera gritar, pero estoy en una biblioteca, así que me limito a cerrar lo los ojos unos segundos mientras me imagino la hermosa escena en mi cabeza. ¿Será que algún día alguien me besara así? ¿Será que me emocionaré hasta las lágrimas por alguien? ¿Será que podré sentirme aunque sea un minuto cómo está protagonista? Con mi corazón acelerado, mis manos acariciando una piel ajena, mis ojos mirando fijamente a otros y nuestra tensión se podía sentir en el aire. Nunca me pasará.
Pronto, mis labios sintieron una presión contra ellos, pero yo no me estaba imaginando ese beso, era real, así que abrí mis ojos por un leve momento para ver a Óscar.
Óscar para mi es... Óscar. No lo veo como mi novio pues no lo ha pedido formalmente, tampoco lo veo como un amigo, solo tiene permitido besarme y ni siquiera puede hacerlo todos los días, pues no me gusta, no siento nada cuando el me besa, en solo un choque de labios en el que yo me quedo con los ojos abiertos, mientras él me acaricia la mejilla o me toca el culo, pero es que no se como decirle que quiero distancia y que no quiero verlo nunca más. Tal vez tendré que cambiar de biblioteca y de club pues él es mesero en mi club favorito.
—Hola, preciosa— susurró el, sentándose a mi lado.
—Hola— susurré, acariciando con mi dedo la pagina de mi libro.
—¿Cuantas veces leerás ese libro?— preguntó Óscar, sacando un libro aleatorio de la repisa detrás de nosotros.
—Cuantas veces sea necesario, es mi libro favorito al final del día— susurré, cerrando el libro, pues no me perderé y además, lo se de memoria, lo he leído unas diez veces, pero es que no me conformo del todo con el final, quiero una segunda parte, pero siento que jamás llegará.
