Habían ganado.
Sara no había sentido una felicidad tan grande como la de ese día, no desde que la vida le había quitado de su existencia a las personas que más quería. Ella pensaba que no iba a volver a experimentar momentos de felicidad, pero ese momento le demostró lo contrario.
Ella estaba feliz. Feliz de haber bailado, feliz de haber conectado con sus amigos, feliz de que juntos hayan logrado superarse y pasar de fase, feliz de la felicidad que todos irradiaban. Ese era el tema de la felicidad, era contagiosa. Y en ese abrazo grupal, sintió como sus pedazos rotos parecían volver a juntarse y hacerla sentir completa una vez más.
El viaje de regreso a Starling estuvo lleno de risas y canciones. De ruido lindo, ruido que sabe a victorias y no deja paso a las preocupaciones.
Tal vez por eso fue que no se esperó lo que iba a ocurrir cuando llegó a su casa. Porque estaba tan feliz que no había pensado en las consecuencias de haberse escapado. Porque había olvidado que no importaba cuántas veces todo parecía marchar mejor en su vida, siempre había algo que volvía a derrumbarla.
— ¿De dónde venís? — Preguntó Dinah enojada.
— Del trabajo. — Respondió sin dudarlo, para no dar sospechas a su mentira.
— ¡No me mientas, sé que no estuviste en el trabajo porque te fui a buscar un par de veces y no estabas! — Exclamó enojada.
— Hasta ahora nunca te importó dónde estaba, ¿por qué cambiar eso ahora? — Dijo frustrada, reprochándole a la otra la falta de atención y cariño.
— Porque si no vas a trabajar no hay dinero para nosotros. — Explicó en un tono superador, como si la otra tendría que haberlo sabido.
— Por supuesto, el dinero, siempre el tema es el dinero. — Dijo amargamente y se rió para no llorar. — No soy tu esclavo, soy tu hija. — Le recordó.
Dinah le pegó una cachetada. Sara la vio venir y sabía que iba a golpearla, pero no se movió. Quería plantarse, sin importar el dolor que podría causar el golpe. Estaba intentando probar un punto muy importante, no retractarse en sus convicciones. Además había heridas interiores, en el alma y el corazón, que dolían mucho más que las heridas físicas. Quería que su madre actuara como una madre, y no como su dueña.
— Peleo las peleas por ustedes, el trabajo es para mí. — Dijo ella desafiante.
—Ahí es donde te equivocas, mientras vivas en esta casa nada es totalmente para vos. — Retrucó su madre.
De pronto Malcolm apareció por detrás suyo, él agarró sus brazos para sostenerla y no dejarla escapar.
— Ni siquiera lo pienses, sino las consecuencias van a ser peores. — Advirtió Dinah, al ver que su hija estaba comenzando a forcejear contra Malcolm.
Sara hizo lo que su madre le indicó y dejó de pelear por su liberación. Dejó que Malcolm la guíe hasta el sótano. Pensaba que la iban a encerrar y dejar allí sola, como lo habían hecho en otras ocasiones. Pero, esta vez fue distinto, ellos se quedaron con ella. Esta vez había algo nuevo en el sótano.
Había dos varillas de metal clavadas al piso, estas sostenían una pesa larga también de metal. En las varillas había varias ranuras a diferentes alturas, para poder cambiar el lugar donde estaba posicionada la pesa.
— Esto es para que entrenes. — Indicó Malcolm. — Vas a colgarte de la pesa y con tus fuerzas te vas a dar envión para hacer que la pesa quede un nivel más arriba del que está. Cuando hayas logrado subirla al menos un nivel, daremos por cerrado la sesión de hoy. — Explicó con calma.
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I hate to see your heart break
FanfictionAU Legends of tomorrow - Historia sobre las leyendas en la secundaria, centradas en las vidas de Ava y Sara y la relación entre ellas.