Capítulo 52

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Sara se despertó y se sorprendió al encontrarse en un lugar que no conocía. Pestañeó un par de veces, hasta poder acostumbrarse a la luz. Y, cuando finalmente consiguió abrir los ojos del todo, pudo darse cuenta que estaba en un hospital.

Pero... ¿Qué hacía allí? ¿Cómo había llegado?

Recorrió su habitación con su vista y pudo ver las personas que probablemente eran responsables de su estadía en ese lugar. Ava, Zari y Jax. Los tres chicos estaban dormidos en el sillón que había.

Sara todavía estaba en shock por todo lo que había vivido y no sabía cómo reaccionar. Pero cuando sus amigos se despertaron, se dejó abrazar y correspondió sus abrazos. En alguna parte de su ser sentía que lo necesitaba.

Lo que no podía era hablar. Por más que lo había intentado un par de veces, no lo había logrado. Su voz simplemente no salía. Todavía estaba en shock y no podía formular sus pensamientos en palabras.

Era el segundo día que estaba internada y que venían los detectives encargados de su caso a verla. Ella todavía no les había dirigido la palabra.

— Sara, ¿Quién te hirió? ¿Quién te hizo cortes sobre tus viejas cicatrices? — Preguntó uno de los detectives.

La pregunta fue tan fuerte, tan directa... Sara sintió que las palabras la atravesaron con una gran intensidad. Ese era el límite. Ese tenía que ser el límite. Esto tenía que ser lo que las personas decían cuando hablaban de "toqué fondo", "se rebasó el vaso". Su madre la había herido de la peor forma que la podría haber herido, y por lo tanto no se merecía que ella la siguiera protegiendo.

A la mierda con las consecuencias. Y si esto generaba que la hagan irse de Starling, iba a tener que aceptarlo. Esta vez tenía que priorizar su bienestar.

— ¿Puedo hablar con la doctora Sharpe o la doctora Martin antes? — Pidió ella, su voz sonando ronca al no haber estado usándola por un par de días.

— Si, claro que sí. — Afirmó el otro detective, sorprendido al finalmente escucharla hablar.

Los detectives fueron a buscar a Pam o a Linda. Ellas eran sus doctoras, sus psicólogas del grupo de personas que habían experimentado algún tipo de tortura. En ellas confiaba. Y antes de hacer o decidir nada, necesitaba calmar su mente. Y esperaba poder lograrlo con el apoyo de alguna de ellas.

Al rato, Pam golpeó la puerta y pidió permiso para entrar.

— Los detectives me dijeron que querías hablar conmigo. — Dijo Pam, sentándose en la silla que había al lado de su cama. — ¿Cómo estás? — Le preguntó.

— No lo sé — Respondió ella rápidamente. — Creo que me siento abrumada, atosigada. — Agregó, después de pensarlo por un momento.

— Es entendible que te sientas así después de todo lo que viviste. — Asintió Pam.

— ¿Crees que está bien que hable con los detectives? ¿Qué les cuente toda la verdad? — Cuestionó ella, expresando sus preocupaciones en voz alta.

— Claro que está bien. — Aseguró Pam. — Sara, es hora de que priorices lo que te hace bien, que digas tu verdad, que dejes de protegerlos y te protejas a vos. — La intentó motivar, con determinación.

— ¿Van a ir presos si digo la verdad? — Pidió saber ella.

— Seguramente. — Dejó saber Pam lo que creía.

— ¿Iré al sistema de adopciones? ¿Me harán irme de Starling? — Continuó ella su cuestionamiento, necesitaba hacer esas preguntas para quitarse la ansiedad que sentías.

I hate to see your heart breakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora