Capítulo 50

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AN: Finalmente llegamos al principio. Esto fue lo que inspiró que escribiera esta historia, esta basada en una pesadilla que tuve. Se la conté a una amiga y me dijo: "¿Por qué no haces una fic sobre eso?" Después de darle bastante vueltas al asunto y no poder dejar de quitarme la idea de la cabeza, lo hice... Dudé mucho si incluirlo o no en la fic, pero finalmente me decidí hacerlo, porque todo lo que fui creando fue para llegar a este punto. (spoiler: para darles un poco de tranquilidad, esto es lo último de Dinah y Malcolm que veremos en la historia).

Advertencia: el siguiente capítulo contiene escenas violentas. Sino se sienten cómodas/cómodes/cómodos leyéndolas les recomiendo esperar al siguiente capítulo y evitar leer este. 

Recuerden que esto es ficción y cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia. Pero los casos de abuso/violencia en una familia deben ser denunciados. En donde vivo yo, Argentina, los número para hacerlo son los siguientes: 137 (violencia familiar) y 144 (violencia de género).

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Sara entró a su casa, y cuando lo hizo recordó que debería haberlo hecho por la ventana de su habitación y no la puerta de entrada.

Dinah y Malcolm estaban sentados en la mesa del comedor y ahora que la habían visto, ni le iba a quedar otra que enfrentarlos.

— ¿Dónde estabas? ¿Qué fue lo tan importante que hizo que faltaras a la lucha libre? — Preguntó Dinah, sin siquiera saludarla.

— Yo no quería faltar a la lucha libre. — Aseguró ella. — Pero hubo una gran tormenta y eso hizo que los medios de transporte se retrasaran. — Justificó.

— ¿Tormenta? — Preguntó Malcolm seriamente. — Si estuvo soleado todo el día. — Retrucó.

— ¿No estabas en Starling? — Continuó Dinah la interrogación.

— Yo no... — Comenzó ella a decir.

— No digas nada, ni siquiera quiero saberlo. — La interrumpió Dinah. — Hiciste una promesa y no la cumpliste, nos fallaste. — Dijo a modo de reproche.

— Les prometo que voy a estar en la próxima competencia y ganaré todas las peleas. — Dijo ella, intentando buscar algo para calmar a los otros.

— No es suficiente. — Negó Dinah.

— Tiene que haber consecuencias. — Agregó Malcolm.

Consecuencias. Sara tragó saliva e intentó calmarse. Cualquier consecuencia que los otros tuvieran pensado para ella, sabía que no iba a ser buena. Necesitaba encontrar una manera de zafar de la situación, pero no sabía cómo.

De pronto, su celular sonó en su bolsillo, haciendo que Dinah y Malcolm centren toda su atención en ella.

— ¿Qué fue eso? — Exigió saber Dinah.

— Un celular. — Respondió ella con sinceridad.

No tenía sentido mentir, el ruido ya había hecho que su celular se revelará por sí mismo. Sara sabía que eso le iba a traer más consecuencias. A su madre y a Malcolm no les iba a gustar enterarse que ella tenía un celular. Pero ya estaba todo en juego, si ahora mentía iba a ser para peor.

— Dámelo. — Ordenó Dinah autoritariamente.

Sara le hizo caso y le dio su celular. Su madre lo revisó por unos segundos, mientras maldecía por lo bajo. Evidentemente estaba enojada por aquel secreto.

— ¿Quién te dio permiso para tener un celular? — Le preguntó Malcolm, ubicándose al lado de su madre para también poder examinar el celular.

I hate to see your heart breakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora