Capítulo 45

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Ava estaba practicando un par de pasos de baile para el día siguiente. Iban a empezar los entrenamientos para la fase final de la competencia de baile y se sentía nerviosa. Tenía miedo de que las vacaciones hubieran hecho que el equipo se desconectara.

Mientras bailaba, su hermana Amy entró a su habitación y se sentó en su cama. Amy la observó en silencio hasta que Ava se sintió satisfecha e hizo una pausa.

— Eso estuvo genial. — Apreció Amy.

— Gracias. — Agradeció ella, sentándose en su cama junto a su hermana. — ¿Algún motivo para esta hermosa visita? — Preguntó.

— Necesito hablar de algo con vos. — Respondió Amy, mientras se mordía los dedos de los nervios que sentía.

— Podés hablar conmigo de lo que quieras. — Aseguró ella, en forma reconfortante.

— Es sobre sexualidad. — Dijo Amy, mirándola con inseguridad ya que no sabía cómo traer ese tema a la conversación.

— De acuerdo. — Aceptó Ava. — ¿Algo específico o querés tener una conversación general? — Le preguntó, para intentar calmar las ansiedades de la otra.

— Específico, sobre mí. — Contestó Amy. — Creo que soy rara. — Dijo, evitando mirar a la otra porque se sentía avergonzada.

— ¿Rara? — Preguntó ella, sintiendo algo de bronca ante esa palabra. No quería que su hermana, ni nadie, se sintiera identificada con eso. — ¿O vos crees que yo soy rara porque me gustan las chicas? — Le dio vuelta la situación.

— No, vos no sos rara. Está bien que te gusten las chicas. — Aseguró Amy,

— Eso es porque ninguna sexualidad es rara Amy, todos tenemos el derecho de vivirla de la manera que la sentimos. — Expresó ella su opinión.

— Pero, el problema es que yo no me siento atraída sexualmente por nadie. — Confesó Amy su dilema. — ¿Cómo puede ser eso normal, que no me atraiga nadie de esa manera? — Cuestionó con un poco de temor.

— Cualquier cosa que una sienta está bien, es válido. — Dijo Ava con seguridad.

Amy se refugió en sus brazos y Ava la recibió con cariño. La abrazó y le acarició el cabello hasta sentir que la otra se había calmado. Ava observó a su hermana y admiro lo valiente que había sido en contarle todo esto a ella. Se sentía orgullosa de su hermana y quería hacerle saber que cualquier tema relacionado a la sexualidad era su propia decisión, que nadie podía elegir qué sentir por ella.

— Las personas que no se sienten atraídas sexualmente por otras suelen llamarse a sí mismas asexuales. — Comentó Ava, mientras continuaba jugando con el cabello de su hermana.

— ¿De verdad? — Preguntó Amy y Ava asintió con la cabeza. — ¿Crees que eso es lo que soy? — Pidió saber.

— No lo sé, las etiquetas pueden definirnos pero también pueden encerrarnos. — Dijo ella pensativamente. — La sexualidad puede ser fluida también, hoy podés no sentir atracción por nadie y mañana tal vez sí. Cada uno la vive a su manera. — Explicó con calma.

— Creo que nunca me voy a sentir atraída por nadie de esa forma. — Admitió Amy lo que pensaba.

— Eso está bien. — Aceptó ella.

Se quedaron un rato más conversando. Amy le dijo que ella la había inspirado a hablar y cuestionarse esos temas, cuando había admitido que le gustaban las chicas frente a su familia. Ava se sintió feliz de haber podido ayudar a su hermana, de haberla inspirado a explorar su sexualidad.

I hate to see your heart breakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora