Marchita y sin razón para luchar es como ella se siente.
Dejé de forcejear cuando me di cuenta de que nada serviría, solo lloraba en silencio mientras el masacraba mi cuerpo.
*Flashback*
- Tú me gustas Agnes -Dijo Christian-, eres muy hermosa.
- Nunca te lastimaré Agnes.
- Te amo Agnes, no lo olvides.
*Fin del flashback*
Su sonrisa.. sus palabras.. sus caricias.. y ahora.. todo era diferente, esa sonrisa que me estremecía y me hacia sonrojar había desaparecido para mostrar su verdadero rostro, una mirada fría y vacía.
Las palabras que me elevaban hacia el cielo ahora me hacian caer y me dejaban una gran herida...
Cuando el terminó se vistió y se acercó a mi rostro.
- Nos vemos luego...."amor" -Hizo comillas sonriendo, pero esa sonrisa no era cálida sino todo lo contrario, salió de la habitación-.
Al levantarme me queje al sentir un fuerte dolor en mi entrepierna, tomé mi bata y me la coloqué. Esto ya no podía seguir, simplemente mis fuerzas para seguir se habían acabado, caminé débilmente a la puerta y salí de la habitación.
Por suerte no había nadie, ya que era de madrugada, tomé el elevador y subí al último piso, de ahí subí al techo del edificio, caminé hasta la orilla, podía ver las luces de toda la ciudad, y otras apagadas, el aire corrió agitando mi cabello.
Comencé a caminar por toda la orilla hasta que encontre un lugar perfecto para dejarme caer.
Había pensado en abortar, pero no pude ya que casi tengo tres meses de embarazo.
- Lo siento bebé -Susurré y toqué mi vientre-, no quiero que pases por lo mismo que yo, tú si debes ser feliz y en este mundo no lo serás....
Entonces sentí un leve movimiento en mi interior, pequeños y débiles latidos en modo de respuesta.
- Perdoname bebé... -Dije llorando-.
Cerré los ojos, sin dejar de acariciar mi vientre y me dejé caer.
Siempre habra alguien a quién le importaras.
Abrí los ojos al sentir que alguien me había tomado entre sus brazos los abri y vi a un hombre alto, con comienzos de barba, hermosos ojos color hazel; él tenia una mirada hacia mi preocupada y me sentó en el suelo y me revisó.
- ¿Estás bien? -Dijo él con voz grave y ronca-.
Sentí que mi interior temblaba, no dejaba de observarlo.
- ¿Te hiciste daño? Respóndeme niña.
Acarició mi mejilla, pude notar como resaltaban sus biceps, era mas que obvio que hacia ejercicio, ¿Pero qué hacia un hombre asi a mitad de la madrugada en el techo del hospital?
Había arruinado todo, y para colmo de seguro mi madre se enteraría de esto, mierda, mire a otro lado apretando mis puños molesta.
- Hey...respondeme niña me preocupas -Me tomó del hombro con su mano izquierda y vi una argolla de matrimonio, vaya, era casado, me pregunto cómo sera su esposa, de seguro debe de ser muy hermosa como para tenerlo a el a su lado-.
- No soy una niña -Respondí molesta-.
- Para mí si, es más que obvio que soy mayor que tú.
- ¿Porqué lo hizo? ¿Porqué me detuvo?
- Porque no iba a dejar que una jovencita tan bonita como tú se suicidará, sean cuáles sean tus problemas siempre habrá una solución, el suicidio jamás lo será tienes una vida por delante, un futuro.
- ¿Yo bonita? -Rei sarcástica- ¡Por favor! Seré todo menos bonita.
- Ya veo, baja autoestima; ¿No?
- No es su asunto -Me levante-, debo volver a mi habitación ya que me arruinó todo.
- Te hice un favor.
- Vaya favor, ¿No? Al fin y al cabo moriré estando viva, sólo que más lento y doloroso.
- Te acompañaré a tu habitación.
- No gracias.
Entré y bajé las escaleras luego el elevador y fui a mi habitación, me acosté en la cama ¿Quién era ese tipo? ¿Y si era mi ángel guardián? Reí ante mi pensamiento, sus ojos eran hermosos e inolvidables.
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El Psicólogo y La Suicida. (EDITANDO)
Teen FictionLa Suicida. Quizás solo este cansada de vivir, una vez que mueres nadie puede hacerte daño, estas libre. Me gusta dormir porque es mi escape a la realidad y también es como morir por unas horas. No me siento bien, no estoy bien. Necesito ayuda. El P...