Capítulo 3.

6.8K 377 32
                                    

No pretendo que me entiendas, sólo no me juzgues.

- Se ve muy linda dormida -Sijo el hombre que le había salvado la vida de Agnes-.

- Sí, ¿Enserio trato de suicidarse? -Pregunto su colega-.

- Si -Respondio serio-.

- Te recuerda a Nina, ¿Verdad?

- Sabes que no me gusta hablar sobre eso.

- ¿Porqué no? Sabias que Nina tenía un problema y no le prestabas atención, y ahora te culpas de ello.

- ¡Basta! -Grito- Esto es diferente, y te aseguro que yo le ayudaré.

- Como digas -Salió de la habitación-.

Aquel hombre se acerco a Agnes y se sentó a su lado, comenzó a acariciar su rostro, acomodándole uno de los mechones del cabello.

- Jamás dejaré que a ti te pase lo mismo pequeña, te ayudaré a superar esto, te protegeré y no dejaré que nadie vuelva a lastimarte.

Se quedó dormido en el sofá, o eso parecía en su mente solo rondaban los recuerdos de aquel incidente en donde vio como su hermana se suicidaba, tirándose del techo de su casa.

Después de eso, decidió que él tenía que ayudar a las personas con problemas emocionales y psicológicos, por ello eligió esa carrera.

La vio dormida y sonrió, se veía tan indefensa y frágil, como una hermosa muñeca de porcelana. Algo en Agnes llamo su atención, se acerco y vio su vientre abultado, estaba embarazada, su sangre hirvió, de seguro el padre de su criatura era el causante de la desdicha de esa chica.

Coloco su mano sobre el vientre de Agnes acariciándolo levemente cuando sintió un pequeño vibreo, siguió acariciándolo y se dio cuenta de que eran latidos, sonrió y sus ojos se humedecieron.

Él siempre había querido ser padre pero su mujer era estéril y se había negado a adoptar.

- Hola bebe -susurro en voz baja- yo cuidare de tu mami y de ti, ¿Sabes? Tu mami es muy bonita, cuidare de los dos, lo prometo; seré como un padre para ti bebe -beso su vientre derramando lágrimas- todo estará bien bebe, todo lo estará, conmigo nada les faltara; te quiero bebe.

Nadie puede darse cuento que estoy roto por dentro.

Desperté sintiéndome extraña, mi habitación olía a perfume de hombre, un adictivo aroma, mire a un lado y vi al hombre que me había detenido para no suicidarme acostado en el sofá.

¿Qué hacía él aquí? ¿Acaso me había seguido? Coloque mi mano en mi vientre y sentí los latidos de mi bebe mucho mas fuertes.

Sonreí, sólo mi bebe podía hacerme feliz en estos momentos y al parecer lo sabia. Aquel hombre comenzó a despertar y sonrió al verme, se levanto del sofá y se acerco a mi.

- ¿Cómo te sientes? -me preguntó-.

- Bien -le respondi- ¿Qué hace usted aquí?

- Bueno, creí que debía cuidarte después de lo ocurrido anoche.

- Estoy bien y no necesito de un desconocido que me cuide.

- Hey, no seas tan mala conmigo, solo quiero ayudarte.

- No puedo confiar en un desconocido.

- Tienes razón, James Maslow -extendio su mano-.

- Agnes Johnson -estreche su mano-.

- Mucho gusto Agnes Johnson -sonrio- Agnes, que hermoso nombre.

Sentí una extraña sensación en el estomago cuando me sonrió, me había sonrojado, que estúpida; ¿Que te pasa Agnes?

- Bueno, ya vio que estoy bien, ya puede irse -dije-.

- No es tan fácil Agnes -se sentó en la orilla de la cama- quiero ayudarte, es claro que tienes problemas.

- No, no los tengo, y usted no es nadie para meterse en mi vida
-le dije molesta-.

- Agnes, escucha -tomo mi mano- es por tu bien, se que si no te ayudo ahora, quizás mañana ya sera demasiado tarde; intentaste suicidarte, no es cualquier cosa es algo muy serio.

- No para mi madre, la señora perfección quiere fingir ante todos que todo es perfecto, si supiera lo que en verdad pasa en su casa.

- Entiendo, problemas con tu madre, eso es muy común en los adolescentes.

- Deja de hacer eso.

- ¿Hacer que?

- Meterte en mi mente lo odio.

- Soy psicólogo ese es mi trabajo, y no precisamente meterme en la mente de las personas, si no entenderlas y ayudarlas.

- Fingiendo que te importan sus problemas.

- No es así Agnes, tu me importas.

El Psicólogo y La Suicida. (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora