Capítulo 41.

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"Me muero por abrazarte, me muero por besarte, me muero por sentirte mía de nuevo".

Llegamos en la madrugada a un hotel de paso. Black pidió una habitación con cama matrimonial, por lo cual lo miré mal.

--- Pide dos camas, no dormirse contigo -me cruce de brazos y fui a sentarme en uno de los sofás de la pequeña estancia-.

--- ¿Problemas maritales? -le preguntó el hombre responsable de las habitaciones, Black sonrió de lado-.

--- Algo así -tomo la llave Dr la habitación y se acercó a mí-.

--- Ven -tomó mi mano y fuimos a la habitación-.

Al entrar vi una gran cama con pétalos de rosa cubriéndola, además de velas aromáticas con fragancia de vainilla adornaban nuestra habitación.

--- Ya veo para qué me has traído.

--- ¿Crees que sería capaz de eso?

--- No lo sé, dímelo tú, porque al parecer ya no puedo confiar en nadie.

--- Pediste mi ayuda.

- No tenía opción, de alguna manera supongo que sólo porque eres policía, de lo contrario jamás te hablaría de nuevo.

Black guardó silencio, estaba dólido por mis palabras, yo mejor que nadie podía saber cuando era así. Conocía perfectamente en carne propia el dolor que pueden causarte las palabras.

Me di un baño y vi a Black dormido, las velas estaban apagadas y los pétalos de rosas seguían en la cama, me sentí muy mal por haberle hablado así. Sí lo pensaba, él estaba cuidando de mí, como siempre lo hizo, a pesar de sus errores, era humano y nadie es perfecto.

Aunque también estaba James, debía encontrarlo y mis sentimientos estaban demasiado confusos. Aquí es cuando te pones a pensar en todo lo que ha pasado, lo bueno y lo malo, mis errores en ser demasiado confiada.

Me senté sobre la cama y me acosté de lado, viendo el rostro de Black. Mí más reciente amor, él ha dado todo por mí, en cambio James no actuaba de inmediato. Se dejo influenciar por Victoria en algunas ocasiones, no estuvo dispuesto a arriesgarlo todo por mí.

Ambos hombres eran demasiado distintos, ambos me brindaron protección, pero sólo uno de ellos la mantuvo presente, pesé a las verdades a medias.

Acaricie el rostro de Black, él me jalo hacia su cuerpo y me abrazó.

--- No me alejes de tú vida, no del todo -me miró a los ojos- se que me equivoqué al no ser honesto contigo desde el principio, pero permiteme mantenerme cerca de ti, por favor.

--- Aún es pronto, debo pensar bien las cosas. Estoy algo confundida.

--- Entonces permanece a mi lado esta noche, dejame al menos tenerte así, en mis brazos.

Me acurruque en su pecho y el acarició mi cabello sonriendo. Me preguntó si todo cambiaría entre nosotros al encontrar a James. Mi corazón seguía desbordando la misma intensidad al pensar en él, pero también hacia lo mismo con Black, por lo que era difícil distinguir cuál sería el indicado.

Desperté en la mañana y Black ya no estaba a mi lado, me levanté de golpe y salí de la habitación buscándolo. ¿Se había ido sin mí? Pregunté en recepción y nadie lo había visto salir. Volví a la habitación en medio de un crisis nerviosa, estaba al borde del llanto y ahí estaba él mirándome confundido mientras terminaba de vestirse.

--- ¿En dónde estabas?

--- En la ducha.

Miré a otro lado sonrojada por mi ingenuidad y por ver su torso desnudo, descubierto por su camisa desabotonada.

--- Deberías darte un baño -besó mi frente y se abotonó la camisa- traeré comida en lo que te aseas.

--- Ok.

Salió de la habitación y yo moría de la vergüenza, me estaba volviendo paranoica. No estaba acostumbrada a depender de las personas, pero ahora era dependiente de Black.

El Psicólogo y La Suicida. (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora