Capítulo 33.

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"En este punto de mi vida... Ya no he muerto ya..."

En esa misma noche James entró a mi habitación, cerró con seguro y se metió a mí cama. Cubrió mi boca antes de que yo pudiera gritar por ayuda, aunque de todos modos no hubiera servido de nada, él los manejaba a su antojo.

Comencé a llorar y me abofeteó, una y otra vez haciendo que mi rostro ardiera. Le suplicaba que se detuviera pero eso sólo lo excitaba más, me arrancó la ropa y me colocó boca abajo. Mi garganta se desgarraba con mis gritos, pero al parecer nadie escuchaba.

El dolor era demasiado, quería que parara, pero para mi suerte, jamás lo hizo. Noche tras noche me tomaba a la fuerza y me hacía suya, pero ahora lo excitaba el golpearme mientras abusaba de mí.

Cada noche se volvía peor, era un infierno, sólo quería dormir y jamás despertar. Él supuesto detective había desaparecido, ya no tenía a nadie, o nunca lo tuve. Había vuelto a cortarme y eso le fascinaba a James, apretaba mis heridas al violarme. Masacraba mi cuerpo cada que podía, tomaba fotos de mi cuerpo desnudo y lleno de moretones.

Era un enfermo mental, él único de éste lugar, su depravación no tenía límites, yo lo sufría. Yo pagaba por él. Ya no lo soportaba más, ya quería morir de inmediato.

Estaba en los jardines apoyada de un árbol, alejada de los otros, desahogándome, llorando, las piernas se me doblaban y me deje caer al suelo con la mirada caída.

Me colocaron una manta, levanté la vista y vi al detective, él sin decir nada me abrazó, lloré con más ganas. Secó mis lágrimas con su pañuelo.

- Desapareciste...-susurré-.

- Lo sé...-me tomó del mentón y vio mi rostro- ¿Quién te hizo esto? ¿Fue Maslow acaso?

Bajé la mirada y él volvió a presionarme contra su pecho.

- Voy a ayudarte, ¿Sí? Te sacaré de aquí.

- Mejor matame, de lo contrario jamás me dejará tranquila, siempre me encontrará.

Él negó mirándome y me cargó, caminó conmigo en brazos observando a todos lados. Todo estaba solo, comenzaba a oscurecer, él aprovechó el cambio de guardias y me sacó de ahí.

Corrió conmigo hasta su auto y me acostó en los asientos traseros.

- Él vendrá por mí...-susurré-.

- Sí lo hace se las vera conmigo -acarició mi mejilla mientras me miraba a los ojos-, no dejaré que vuelva a lastimarte, te lo prometo.

Subió y encendió el auto, condujo fuera de ese horrible lugar. Observaba por la ventana, y solo podía pensar en sus ojos mirándome, todo era tan confuso y solo quería alejarme de James.

- ¿Cómo te sientes? -me miró por el espejo-.

- Mejor...-lo mire- gracias...

- No hay de que, es mi trabajo -sonrió de lado-.

- Sí, lo es... ¿Y qué pasará ahora? No puedo ir a casa.

- ¿Sabes? Nunca tuvimos esa charla sobre como llegaste a ese lugar, es el momento.

Se estacionó frente a una tienda, bajo y compró dos botellas de agua, salió y me tendió una. La tomé y le di un trago.

- No se por donde empezar...

- Podrías decirme el porque no puedes regresar a tú casa.

- Mi madre me odia, siempre lo hizo, aunque lo hizo notar aún más luego de la muerte de mi padre, solo dos meses le bastaron para casarse de nuevo.

- ¿Porque te odia? -me acomodé en el asiento del copiloto-.

- Ella decía que yo solo era un error en su vida, que se la había arruinado, que jamás amo a mi padre. La habían obligado a casarse con él sus padres cuando supieron de su embarazo.

- Entonces, según ella, por eso te odia ,¿no?

- Sí.

- Si lo piensas, es estúpido, ella sola se causo ésto, en primera, un hijo jamás sera un error. Y en segunda independientemente los problemas del matrimonio de tus padres no tiene porque meterte en ellos.

Reí sin ganas, bebí del agua y lo miré.

- No me amaba, así de fácil, es avariciosa, el dinero es más importante para ella que cualquier otra cosa, mi padre se mataba por darle lo mejor y nunca le fue suficiente. Me vendió a Maslow.

- Con esa madre quién necesita enemigos.

- Su esposo tenia un hijo, mayor que yo por diez años, de quién me enamoré, me entregué a él sin dudarlo y quedé embarazada, cuando lo supo se puso furioso, le dijo a mi madre que yo me metí en su cama y ella prefirió creerle a él antes que a mí que soy su hija.

- ¿Qué paso con ese sujeto?

- Sigue en casa de su padre.

- ¿Él hizo algo más?

- Abusaba de mí y me golpeaba.

Baje la mirada y lo miré, él parecía en shock, sus músculos estaban tensionados y apretaba sus puños. Golpeó el volante.

- Eso es todo, ¿verdad? ¿O a caso hay más? -dijo serio-.

- Es sólo el principio de lo que he pasado.

Asintió y dirigió su mirada hacia el frente.

- Sólo dime una cosa -tono mi rostro con ambas manos-, Maslow.... ¿Ha abusado de ti también?

Mis ojos se humedecieron. Me quité la blusa quedando en sostén, dejando ver mis moretones, mis cicatrices, todo. Él no dijo nada y bajo del auto, comenzó a golpearlo con sus puños gritando furioso.

Él era diferente.

El Psicólogo y La Suicida. (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora