Capítulo 4.

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Y cuando crees que ya no le importas a nadie llega esa persona que te demuestra lo contrario.

Mis mejillas enrojecieron al instante, puse mi mano en mi estomago, ¿Qué me pasa? ¿Porqué me siento así? ¿Qué estoy sintiendo en el estómago?

- ¿Estás bien? -Preguntó-.

- Sí....lo estoy -Respondi-.

Él sonrió, mis mejillas ardían por montón; ¿Qué demonios me esta pasando? No me gusta lo que estoy sintiendo; ¿Qué es todo esto?

- ¿Porqué dice que le importo si ni me conoce? -Dije-.

- Porque no me gustaría que a ti te pasará lo mismo que le pasó a mi hermana -Suspira- entiende Agnes, sólo busco tú bien y el de tu bebe.

Acarició mi vientre, ¡Oh no! De nuevo esas sensaciones! ¡¿Qué me pasa?!

- Puedo sentir sus latidos -Sonrió y me miró-.

¿Porqué me miraba y me sonreía de esa manera? Me hacia sentir.... nerviosa, esto nunca me había pasado con Christian y vaya que lo amo; entonces... ¿Porqué siento esto?

Es demasiado confuso todo esto, solté un gran suspiro.

- Estas muy roja, quizas tengas temperatura -Se acercó más hasta estar a milímetros de mi rostro, coloco su mano en mi frente-.

- ¡Vaya! Estas hirviendo estas demasiado rojita -Colocó sus labios en mi frente- esto no me gusta, llamaré a la enfermera.

Sentía que me quemaba por dentro al tenerlo tan cerca, mis mejillas me ardían, al igual que mis orejas, mis movimientos y mi habla eran torpes, mis manos sudaban, estaba demasiado nerviosa entre otras cosas.

El señor James salió de mi habitación, me recosté en la cama y coloqué mi mano izquierda sobre mi pecho, mi corazón estaba acelerado, ¿Porqué tenía taquicardia en estos momentos? Quizás me este enfermando y tenga algo grave, ¿Y sí es una gripe? Debería cuidarme mas por mi bebé, escuché la puerta abrirse.

- Volví -sonrio-.

Deja de darle oportunidades a él y dartelas a ti.

Los días pasaron y me dieron de alta volví a casa, mi madre había hablado con el señor Maslow, para que fuera mi psicólogo.

Aún no habíamos fijado los días en que iría a su consultorio, pero ya tenía otros problemas, Christian era mi problema, desde que había llegado cada noche entraba a mi habitación y abusaba de mí.

Ya no sabía que hacer, quería morirme, si seguía via era por mi bebé solamente, cada día aparecía una cortada nueva en mis brazos y piernas, mi estómago estaba intacto, no quería dañar al bebé.

Me la pasaba encerrada en mi habitación, había dejado de ir a la universidad, ya que ya no aguantaba las burlas de todos por mi embarazo y de lo patética que soy; no tenía hambre pero aún asi comia por mi embarazo, el bebé no tenía la culpa y quería que el estuviera bien.

Mi madre me llamó y salí de mi habitación, vi a mi madre hablando con el señor Maslow.

- Hija, alguien vino a verte -Sonrió mi madre-.

- ¿Qué hace aquí? -Pregunte- Aún no son las citas.

- No Agnes, no vine por eso -Respondió-.

- Bueno, los dejo para que hablen -Se alejó dejándonos solos-.

- ¿A qué vino entonces? -Volví a preguntar-.

- A verte Agnes, -Sonrió- ¿A qué mas podría venir? Sólo vine por ti.

Toqué mi estómago, de nuevo esta sensación, ¿Porqué cuando él estaba cerca de mí o me sonreía me sentía así?

- Será mejor hablar en privado Agnes.

Entramos a mi habitación y cerré la puerta, estaba tensa, nunca había estado con un hombre a solas en mi habitación. Al menos no de buena manera debido a Christian. Respiré hondo y me senté, el tomó asiento.

- ¿Cómo te has sentido Agnes? -Pregunto-.

- Bien -Respondí nerviosa mientras estiraba las mangas de mis brazos-.

- ¿Así? Entonces explícame esto. -Me tomó de los brazos y levantó mis mangas- ¿Porqué Agnes? ¿Qué te hicieron para que te cortes de nuevo? No sólo te lastimas a ti, tambien a tú bebe y a mí... -Me miró a los ojos- no sabes lo que es para mi verte asi me parte el alma, yo quiero ayudarte, me importas...

El Psicólogo y La Suicida. (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora