O2

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Yamaguchi despertó por los cantos de los pájaros en la mañana, aún tenía mucho sueño. No había podido conseguir dormirse correctamente en la noche. Se levantó de su cama para dirigirse a la cocina, donde se encontraría con Kenma jugando videojuegos en el salón y a Akaashi tomando un café.

—Buenos días.

Los otros saludaron igualmente. Yamaguchi hizo su desayuno, algo sencillo, tenía hambre. En ese momento de silencio —aunque solo se escuchaban los sonidos que hacía la consola de videojuegos de Kenma—, el celular de Akaashi comenzó a vibrar. El ojiazul miró este tallando sus ojos. Era Bokuto.

—Bokuto-san. Buenos días —dijo al contestar.

Yamaguchi sonrió ante eso, quería decir que la relación entre ambos estaba aumentando... recordó aquel día haber visto a ese chico rubio, que lo que más le caracterizaba era su gran altura. No lo iba a negar, eso a Yamaguchi le gustaba. Le llamaba muchísimo la atención, se veía a simple vista que era una persona tranquila y que no se metía en problemas, una persona estudiosa y responsable. Obviamente tenía que conocerlo más para poder decir que estaba enamorado, pero con solo ver su apariencia ya le atraía. Quería conocerlo y hablar con él como Akaashi y Bokuto lo hacían.

—Está bien, Bokuto-san. Debes cuidarte, ¿si? Adiós —Akaashi dejó su móvil en la mesa, tomando su café.

—¿Cómo está él? —preguntó el pecoso.

—Está bien. Hemos hablado mucho por mensajes de texto... Me tomó por sorpresa que me llamara así como así.

—Se ve que es un buen chico.

—Lo es, sólo es que... Suele cambiar de emociones repentinamente, aunque no me molesta del todo.

Yamaguchi sonrió ladinamente.

Cuando terminó su desayuno, lavó los platos sucios junto los de Akaashi y Kenma. Esta vez le tocaba limpiar los platos ese día y hacer las compras para la semana. El dinero que ganaban les era suficiente para pagar los gastos de la casa y la comida.

Los padres de Yamaguchi siempre están viajando por trabajo desde que este comenzó a ir a la universidad, por lo que tuvo que conseguirse compañeros de piso para poder costear los gastos de la casa, que no era tan pequeña. Tampoco es como si tuvieran problemas de dinero, pero de vez en cuando podían darse el lujo de salir a comer afuera los tres juntos, además, se conocieron en el trabajo.

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Era el primer día de trabajo de Yamaguchi junto Akaashi y Kenma. Los tres compartirían la mayoría del tiempo trabajando en ese local, los habían aceptado porque eran estudiantes y no debían pagarles tanto dinero, lo suficiente para que vivieran bien. Fue en ese entonces en que Yamaguchi se armó de valor para preguntarles si tenían a alguien que necesitase una casa, que necesitaba compañeros de piso.

Akaashi pidió con rapidez el cupo, sin pensarlo demasiado. Quizás realmente lo necesitaba. Yamaguchi estaba muy feliz por eso, y Kenma accedió también. Ambos dijeron que eran por temas familiares, aunque Yamaguchi no quizo entrometerse mucho, sólo necesitaba compañeros de piso.

Luego del trabajo, los tres fueron a la casa del pecoso. Akaashi y Kenma inspeccionaron el lugar y eligieron habitaciones. Todo iba de maravilla, aunque la verdad es que le tomó por sorpresa la insistencia por vivir en ese lugar por parte de Akaashi.

—¿Cuándo voy a poder a comenzar a vivir aquí?

—Ah. Puede ser en unos tres días más... Tengo que decirle a mis padres oficialmente —rascó su nuca con timidez.

—Oh, bien. Es que... Realmente necesito un lugar donde estar, que no sea donde estoy ahora.

Yamaguchi entendió la situación y aceptó sin más.

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Esto fue a comienzos cuando empezó el año, por lo que llevaban alrededor de tres meses conviviendo. Los tres eran personas tranquilas, así que no tenían problemas de convivencia, en realidad, todos cumplían con sus deberes domésticos. Realmente había conseguido a compañeros magníficos, y unos buenos amigos también.

Strawberry Frappuccino ┊ TsukiYama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora